Donde estás mujer de mil preguntas, que fue de tu voz, de tu risa y de aquellos momentos de alegría. Donde estás que no estás en mi ventana, ni escucho tu silencio en mis oídos, te perdiste acaso a contramano. Nada dejaste de esa perla que cultivaste con esmero delicado.
Un día ha de venir la lluvia sin su llanto, el viento sin sonido, la tempestad sin ruidos y tu mujer… aún no dirás nada.
No podrás, no querrás, quizás hablar de ello, el silencio arrulla tu almohada, la luz se encarna en tu mirada, y aún no salen palabras enamoradas, es triste sentir que nada eres, solo al mirar atrás así a lo lejos, se oye tu risa, tu alegría, tus silencios y pensamiento, que vagan. Dilo ya que has de regresar intacta a esa etapa, y serás la reina más deseada.
A-M-R |