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Inicio / Cuenteros Locales / joeblisouto / Después de la muerte...

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pueda que les suceda a unos cuantos, pero a mí, esto de la muerte, es una singular pasión... cuando mi perro le encontraron cáncer al estómago, mis padres decidieron usar todo lo humanamente posible para salvarlo... médicos especializados, terapias, consultas y tantas cosas más... pero no deseaban que muriera... hasta que una noche el pobre animal comenzó a ladrar y gemir, como si estuviera peleando con otro perro... pero no había nadie en casa más que mis padres y yo... hablamos con el veterinario y nos dijo que el animal luchaba contra el dolor que era inenarrable y que había que sacrificarle... toda mi familia empezó a llorar ante dicho dictamen hasta que decidieron tomar esta dura decisión... me pidieron que lo llevara a sacrificarle en la veterinaria donde siempre le llevaba a que lo bañen y lo curen... lo llevé y vi que toda la familia estaba por la ventana gimiendo y llorando de dolor ante dicha sentencia... me causó sorpresa ver a mi madre llorar, jamás la había visto llorar ni por sus hermanos ni sus padres... era fuerte de emociones y de alma equilibrada... pero allí estaba... llorando por aquel perro que la había mandado al hospital dos veces por haberla mordido en la mano y el antebrazo...
camino a su última visita al centro veterinario me puse a mirar al perro... allí estaba... caminando lerdo y sin mirar nada... cayó al piso y tuve que cargarlo hasta llegar al coso... me recibió la doctora y apenas lo vio supo lo que tenía que hacer... y mientras preparaba la mortal jeringa vi que de sus ojos brotaban lágrimas... me da pena el perrito, luego de más de diez años lo tengo que sacrificar... le pregunté si tendría dolor, me dijo que no... será con una sobredosis de anestésicos... me avisa, le dije, quiero ver el instante en que se va... vi que le inyectaban aquello y me puse frente a frente a sus ojos del perro... de pronto vi que sus brillantes ojos se empezaron a agrandar sus pupilas, como si saliera un rayo de luz como una onda expansiva y luego sus ojos quedaron su brillo... ya está, me dijo la doctora...
lo enterramos en el campo santo de la familia con su nombre y una foto de sus mejores tiempos... luego, le dejaron y al tiempo lo olvidaron lentamente... pero yo no...
me entró la curiosidad por conocer el otro lado de la vida... es decir, qué adonde uno va cuando muere... empecé a leer el libro de los muertos, los libros sagrados y demás opiniones de personas atadas a dicha pasión... pero nada pude entender ni menos aceptar... la conclusión fue que tendría que morir para saber... pero aún era muy joven y no deseaba acabar mi vida para saberlo... así que me puse a visitar a animales a punto de morir, pero a todos les pasaba lo mismo... una luz u onda de luz escapaba de sus ojos y se diluía en la nada... tuve que ir más profundo y ver a humanos agonizar... claro que esto no era tan sencillo... tuve que meterme en un estudio para ser doctor y cura al mismo tiempo... terminé los estudios y saqué mi diploma... y luego a ver humanos agonizando...
los humanos no tenían en su mayoría los ojos abiertos, la mayoría los tenían cerrados y solo podía notar como exhalaban su último aliento y quedaran como un globo desinflado, dejando sus cuerpos fríos y duros y del color de la cera... muchos hablaban expresando su amor por la vida... como uno que me llamó la atención... "viva España"... y otros "no, no, no quiero morir"... y bueno, era bastante patético si no estabas preparado... así que me puse a ver los que morían exhalando su último aliento...
creo haber visto a lo largo de los años a una cantidad grande, pero todos se iban igual... hasta que uno de ellos exhalo su aliento de manera singular... de su boca salió un escupitajo... miré más de cerca aquello y noté que de aquello brotaba una especie de vaporcillo, una especie de nubecilla de color blanco pálido... me le acerqué y antes de que se esfumara le pregunté: ¿eres?... y la nubecilla que despedía pura belleza sin igual me dijo: ¿sí, soy... puedes contarme hacía adónde vas?... es imposible... ni la mejor imaginación puede ni si quiera los sueños... pero, en las escritoras dice que Lázaro de Betania resucitó entre los muertos por obra del Señor Jesús... la nubecilla empezó a brillar un poco más, como malhumorado y me dijo... bueno, eso de las escrituras de los hombres son eso, escrituras hechas por hombres y sabes que los escritores suelen solar su imaginación ante los hechos que según nuestra historia en la eternidad no existe ni un solo resucitado... pero, agregué, el Cristo, también los hizo... bueno, eso también está escrito y según nuestra historia, Jesús jamás volvió al mundo... dejó aquel mensaje como una manera de que lo vean en ellos mismos... pero, su fe ciega los hizo narrar lo inenarrable... y creo dada las escrituras con diferentes interpretaciones de los que escribieron Mateo, Lucas, Marcos y Juan dejan una bella idea para edificar una religión que si bien ayuda a unos cuantos, a la mayoría los tildan de pecadores por su debilidad ante sus bajas u altas pasiones... siempre nace un maestro a este mundo, pero lo que cosecha siempre es para unos cuantos que ya es suficiente... y es por ellos que este mundo sigue hermoso y cambiante... entonces, dije, no puedo saberlo en vida la razón de estar vivo?... soy un condenado más?... estas vivo por una razón, replicó la nubecilla, para que encuentres la tercera puerta... qué puerta?... hay tres puertas, la primera es aquella en donde naciste, la segunda es cuando vas a morir y la tercera es la que tienes el tiempo de encontrarla dentro de ti... y qué hay en aquella puerta?, pregunté, allí estoy y allí encontrarás tu verdadera identidad...
la nubecilla empezó a esfumarse por el aire y quedé solo, con el fallecido... al rato llegaron como siempre los familiares y empezaron los llantos y demás dolores humanos... me despedí y fui directo a mi casa... apenas llegué me di un buen duchazo con agua tibia... me sequé y me fui a afeitar, y cuando me vi frente al espejo, vi a un nonagenario... dios mío, me dije, tanto tiempo ha pasado?.... bueno, si... asi que me puse mi pijama y me acosté... apenas cerré los ojos, la oscuridad de mi interior empezó a brillar y del fondo de mi ser pregunté: ¿eres tú?... sí, soy yo... te estuve esperando, respondió la nubecilla que lentamente empezaba a navegar como un niño en un jardín... y era tan hermosa que entendí que toda la belleza que existe nacía en la nubecilla... sí, empezaba a encontrarme bajo el velo de un silencio como si estuviera en una catedral en pleno desierto de pensamientos...

Texto agregado el 26-05-2024, y leído por 59 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
27-05-2024 Es la pregunta que nos hacemos todos. Que abra? Tete
 
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