Consigna planteada por Dhingy
EJERCICIO: escriba un microrrelato en el que Desdémona mate a Otelo
Los celos de Otelo
—Otelo es muy celoso, hijita, y los celos no son buenos consejeros...
La voz de la mamá sonaba suplicante.
—¿Y si hiciéramos un largo viaje para librarte de Otelo y de las habladurías de Iago?
Desdémona apenas apartaba la vista de la puerta, y con un gesto de cansancio y resignación juntó coraje para responderle a su madre.
—Yo no he hecho nada, mamá. Iago miente. ¡Miente y tú lo sabes...! ¡Sabes cuánto amo a Otelo...!
—Pero ya ves: Él no cree en tí, y cuando un hombre es capaz de llevarse por chismes de dudosa procedencia y no reconocer la lealtad de su mujer, no merece ser amado ni vivir...
Se oyen golpes en la puerta e insultos hacia Desdémona.
Aterrorizadas, las dos mujeres pueden ver desde una ventana apenas entreabierta cómo un considerable número de agentes del orden y de vecinos está agolpado a su puerta decidido a entrar por las buenas o por las malas.
Antes de abrir, Desdémona se prepara para lo peor. Coloca entre sus ropas el perfume que tantas veces exaltó el amor de Otelo y otros enseres necesarios durante su probable reclusión.
Desdémona ha sido condenada a muerte, aunque ella ya está muerta en vida por la traición de su marido. Seguramente —dice para sus adentros— él fue quien la denunció ante las autoridades.
En secreto, le pide a un guardia, a quien sonsaca, que le diga a Otelo que le haga una visita a la prisión, disfrazado de un agente del orden.
Otelo ha vuelto a creer en su mujer ya que la esposa de Iago le ha explicado lo que trama su marido.
—No te dejes llevar por chismes, Otelo. Tu mujer siempre te ha sido fiel.
Otelo, más aliviado, pero todavía no convencido del todo hace lo que el guardia cómplice le indica y va a visitarla a la prisión.
Ante el hecho de verla tan bella y exhalando aquel perfume que lo enmbriagó tantas veces, Otelo cae en brazos de su mujer, quien, sin dudarlo, aprovecha el momento para clavarle en el corazón una daga que había guardado entre sus ropas.
Y mientras la sangre de Otelo impregna sus vestidos intervienen los guardias del orden.
Al otro día Desdémona es ejecutada, atento al siguente inciso que contempla el Tribunal de Faltas:
"Se condena a la pena de muerte a toda mujer que sea acusada de traicionar a su esposo."
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