TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / musas-muertas / Infidelidad

[C:618742]

Infidelidad


-Boludo, Entonces metete en Tinder y pegate un revolcón – me dijo Jorge…

Yo tengo cuarenta años y casi diez de casado, dos hijos, y una esposa casi perfecta. ¿Por qué casi?, porque luego de diez años veo que la llama de la pasión va desapareciendo en ella. Extraño esos momentos de intimidad, esas noches de fuego, besos interminables y cuerpos sudorosos unidos en uno solo.
Jorge es el único amigo soltero que me queda, los pocos otros con los que me he animado a hablar evitan el tema o simplemente me dicen que así son las cosas, Jorge en cambio, lo disfruta. Cada vez que nos juntamos me cuenta su nueva aventura.
Con mi esposa no me he animado a hablarlo, temo tocar alguna fibra que perjudique aún más la escasa intimidad que tenemos.

Como un criminal llevo más de dos días investigando ese lugar de citas sin animarme a entrar. ¿Y si alguien en internet después me chantajea? ¿y si mi esposa me descubre?, ¿y si encuentro a alguien y resulta que tenemos conocidos en común?, ¿y si cuando nos veamos alguien nos reconoce?... mil veces abandono y mil veces vuelvo ante la página de ingreso. Finalmente tomo coraje y hago “Click”.
La pantalla de registración pregunta:
¿Sexo? - Masculino.
¿Estado civil? Dudo un instante y la culpa me obliga a decir la verdad… - Casado.
¿Nombre?... hmmm Jorge… - Jorge Garcia.
¿Edad? Hmmm que tal cinco años menos?... listo, - treinta y cinco.
¿Foto?... ja! Google tiene miles de fotos… esta más o menos se parece a mí!
Altura, Signo astral, deportes, preferencias… uff cuantas preguntas.
¿Ciudad? La mía.
Termina el eterno cuestionario y empieza a buscarme pareja, el circulito de “buscando” da vueltas en la pantalla y finalmente me aparecen las cinco mejores opciones.
El corazón me late con fuerza. Tengo ganas de cerrar la compu pero las veo. Después de cinco minutos solo hay una que me interesa. Tiene 30 años y también es casada… digo para mis adentros, “mejor”, los dos estamos siendo infieles.
En la foto es muy atractiva y la verdad me parece bastante parecida en mis gustos e intereses, se llama Marisa.
Otro botón dice “iniciar chat”. Esta noche estoy demasiado alterado y decido posponerlo para mañana en la oficina.
Al día siguiente, en la oficina traigo un café y decido iniciar el chat.
“Hola Marisa soy Jorge, entiendo que mis datos están a tu vista en la página, me gustaría conocerte”. “click” … Analizo lo que acabo de escribir y me puteo… ¡que boluuudo!, ¡infantil!, ¡cursi!… quiero terminar todo, no sé cómo borrar lo escrito, pero entonces aparece en la pantalla.
“Hola Jorge, buenos días, a mí también me gustaría conocerte” …

Han pasado dos semanas y de común acuerdo hemos decidido, por nuestras respectivas seguridades conyugales, no intercambiar teléfonos ni mails, los chats ya se han convertido en largas conversaciones y siento que cada vez congeniamos más. Me siento atraído y correspondido, pero también un poco culpable cuando vuelvo a casa.

Hablo con Jorge y le pregunto de un buen lugar para cenar. El sorete de mi amigo se ríe lascivamente, me intenta sacar datos que no le doy y bajo promesa de juntarnos a hablar al día siguiente, me comenta de un lugar nuevo y lindo, poco concurrido cerca del aeropuerto. Llamo a mi mujer e invento una reunión de trabajo en una ciudad vecina y le menciono que no volveré hasta el día siguiente al mediodía. Mi esposa me responde con un lacónico “ok”. Finalmente tomo coraje e invito a Marisa por el chat. Al rato me responde que sí, que encantada, siento que tiene las mismas expectativas que yo.
Soy un novato total, tenemos nuestras fotos, no obstante, le digo que llevaré una corbata roja. Ella se ríe de la ocurrencia dice que se parece a una película de espías, no obstante menciona que llevará una bufanda verde.
El día se me hace eterno.
Llegada la hora tengo un momento de indecisión… estoy frente al restaurante y no se si entrar. Ya estoy atrasado diez minutos. Respiro hondo y entro con el corazón desbocado.
Hay solo una mesa ocupada y en ella, vestida y arreglada más linda que nunca, esta mi esposa.
La sangre se me sube a la cara de celos, evidentemente me está engañando, me olvido de todo y la encaro enojado:
- ¡Qué haces aquí! -
Me mira sorprendida, pero en seguida se repone y me pregunta - ¿Y vos?, ¿no tenías una reunión de trabajo fuera de la ciudad? -
Titubeo y entonces veo su bufanda verde, ella también tiene clavada su mirada en mi corbata.
Me mira a los ojos y me pregunta - ¿Ahora sos Jorge? -
Le contesto todavía con bronca y celos – Mira quien habla, ¿desde cuándo sos Marisa? – triste me contesta - desde el día anterior a que me hablaras, ¿y vos? – en voz baja le digo – desde la noche anterior.
Los dos bajamos la mirada con culpa.
Me siento en la silla frente a la mesa y despido al mozo que presuroso se acerca a pedirnos la orden.
Al rato la escucho decirme en voz baja – ¿que nos pasó?
No se como empezar, balbuceo un poco y finalmente le digo que la extraño, que extraño como éramos antes, que la pasión, que… ella me interrumpe – yo también te extraño -.
Levanto la vista y veo que está llorando. Le extiendo mis manos sobre la mesa y ella las toma con cariño.
Le digo que yo creí que ya no le resultaba atractivo, que quizás la rutina... y se levanta de la mesa y me da un beso… un beso cálido, cálido como los de antes.
El mozo se nos queda viendo absortos como sin más, nos vamos del restaurante… yo le pregunto a ella – ¿y los chicos? – En lo de mis padres – me responde. Ya abrazados, le vuelvo a preguntar – ¿en qué viniste? - en taxi - me contesta sonriendo mientras se sube al auto.
Viajamos a casa en silencio, yo manejando con una sola mano y la otra abrazándola como cuando estábamos de novios, ella con su cabeza apoyada sobre mi hombro.
Llegamos a casa, mis zapatos quedaron al pie de la escalera, mi traje y pantalón en el pasillo junto con su vestido, nuestra ropa interior quedo al pie de la cama.

Al día siguiente un café humea frente a mesa del bar donde esta Jorge esperándome.
Lo miro sonriente y me siento mientras me pregunta - ¿Y? -
Me hago el boludo, pongo dos sobres de edulcorante en el café sin mirarlo, a propósito, revuelvo lentamente la taza mientras mi amigo repite - ¿¿YYY??- doy un largo trago y mirándolo con una sonrisa de oreja a oreja le digo – Tenias razón Jorge, esto de Tinder es genial, anoche tuve el mejor sexo de mi vida.










Texto agregado el 24-05-2024, y leído por 77 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
26-05-2024 Es un cuento que se lee con mucha facilidad. El conflicto se resolvió y tan . tan. Abrazo. sendero
26-05-2024 Ya que me lo pedís, qué te parece si la tal Marisa fuera una amiga de la mujer que lo delata, claro el diálogo después tendría que ser distinto. No me resulta que la esposa sea participante del coqueteo y haya entrado en juego.Te digo francamente no le veo mucho futurp a este matrimonio, Una golondrina no hace verano. El cuento sigue bueno, fresco, pulido. yvette27
25-05-2024 Gus, qué genial es leerte, siempre con la sensación de escucharte contándolo. Gracias por compartirlo! Abrazo! crom
25-05-2024 Buenísimo. Te felicito! peco
25-05-2024 Lo leí sonriendo, ,por supuesto que se venía venir el encuentro pero encantador, gracias.¿lo leyó tu mujer mujer? yvette27
Ver todos los comentarios...
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]