CRISTO ES INMORTAL

(Para que exista un espíritu debe de haber un cadáver)

Mucho se ha escrito acerca del Mesías y sobre el propósito de su estadía aquí en la tierra. Algunos se han aventurado en afirmar que tan solo fue un hombre, el cual se desposó con María Magdalena y para completar la historia afirman que tuvieron una hija. ¿Fue Cristo un simple mortal y fue real su muerte y resurrección? Esta es una pregunta que muchos se han hecho durante estos dos milenios y su respuesta varía entre el escepticismo y la fe religiosa. Al leer los evangelios los autores dejan una sensación de incredulidad, una duda aparente que nace de las conversaciones entre seguidores de sus enseñanzas. La idea de que un Dios era tan vulnerable, tan humano como cualquiera de su época causó una sensación de tristeza, porque los más débiles tienen la esperanza de que aquel que los va a proteger sea un ser poderoso y vengativo.

Para responder la pregunta anterior dentro de la fe se debe de tener confianza en las palabras escritas por los autores del nuevo testamento. Voy a analizar la inmortalidad de nuestro señor Jesucristo para dar certeza a su resurrección y a su posterior divinidad. Cristo nace por la inseminación artificial que se le hizo a María su madre. Dicho gameto es traído en el polvo cósmico o espíritu santo desde la grandeza del universo, de tal manera que el padre del Mesías es la fuerza cósmica que une a las galaxias. A este universo es lo que llaman en la antigüedad “Cielo” los primeros hebreos.

En Génesis capítulo 1, vers. 1, leemos: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra”, claramente nos acerca a la verdad, porque los cielos es el espacio del universo y la tierra es todo planeta rocoso en este inmenso espacio.
El vers. 2, del mismo capítulo nos narra: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”.

En este inicio del universo todo era un desorden, los planetas se estaban formando y no eran como los actuales. Una mirada al universo nos confirma que es un gran vacío que sostiene un sin número de constelaciones formando galaxias. Y terminamos leyendo que el espíritu de Dios o polvo cósmico se movía sobre la superficie de toda agua galáctica que hay en el abismo. Pensemos que los cometas cargan agua congelada y algunas lunas de nuestro sistema planetario tienen líquidos en su superficie. La Biblia no dice, que estas aguas son las que tenemos en nuestro planeta tierra. Si durante millones de años el polvo cósmico se llenó de microorganismos que viajaron por los confines del universo y que dichas estructuras absorben poder para perdurar en el tiempo sin morir, nos vamos acercando a la inmortalidad de Cristo. Si tenemos regeneración de uñas y cabellos no podemos poner en duda la regeneración de un cuerpo por completo. Este es el principio de la victoria de Cristo sobre la muerte. Pensemos que María la madre del Mesías tiene cromosomas que permiten este fenómeno en piel, uñas, cabellos e inclusive en su cuerpo mueren y nacen diariamente células, como cualquier otro ser humano. La célula haploide que viene en el polvo cósmico es el complemento de ADN, que permite la regeneración de órganos, por completo y por ende, la perpetuidad de la carne.
La regeneración del cuerpo de Cristo ha sido confundida con la idea de que es espíritu y de que éste regresará al final de los tiempos sobre una nube. El estado fisiológico del cuerpo humano es lo que permite las funciones primordiales como pensar, escuchar, hablar, oler y percibir estados atmosféricos como frío o calor. Jamás un espíritu podrá cumplir con estas funciones ya que carece de cerebro y de cuerpo material para cumplirlas. Un espíritu tan solo es un gas energizado que se desprende del cuerpo en estado de putrefacción.
Pensemos por un momento en la ascensión de Cristo a los cielos dejando atrás una gran incertidumbre. Ya han pasado dos milenios desde su resurrección y la verdad ha sido modificada. Cristo no es espíritu porque es carne restaurada a través del fenómeno de la regeneración y dicho proceso se efectúa gracias a células especializadas.

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