Lugar equivocado.

A veces nos encontramos en el lugar equivocado, es decir, no tendríamos que estar donde estamos, mejor hubiera sido tomar otro camino, no sé si me expreso bien, en fin, que aquél día me sucedió algo así.
Estaba paseando por la rambla muy temprano en la mañana cuando sentí que alguien me llamaba o por lo menos eso me pareció, miré hacia todos lados y no pude distinguir a nadie y eso me asustó un poco, pensé que estaba oyendo voces donde no las había y apresuré mis pasos para salir pronto de aquél lugar.
Pero, volví a escuchar la misma voz que decía, señor, señor y esta vez más claro que antes.
Miré hacia debajo de la rambla y de pronto la vi, una mujer me llamaba.
Me extrañó que me llamara y le pregunté quién era. La mujer me dijo que la habían atacado y que necesitaba ayuda.
La mujer parecía herida y me apresuré a bajar a ayudarla, pero apenas me acerqué lo supe, había caído en la trampa más idiota de todas, dos hombres salieron de atrás de una carpa de esas que hay en algunas playas y sin darme tiempo a nada me despojaron de todo lo que llevaba, bolso, billetera, documentos y zapatos.
Me golpearon con la parte trasera de un revólver y me dejaron tendido en la arena.
Cuando desperté me encontraba dentro de una ambulancia siendo atendido y envuelto con una frazada ya que estaba casi desnudo.
Luego de ser atendido y curado, la policía me llevó a mi casa donde mi perro dio fe de que aquella era verdaderamente mi casa lamiéndome la cara y moviendo sin cesar la cola, ya que ni las llaves me dejaron y ni decir de mis documentos y el poco dinero que llevaba.
Pasado el susto me dediqué a investigar quienes eran aquellas personas que me habían atacado.
Luego de recuperado del terrible golpe que me dieron, pasados unos días volví al mismo lugar y a la misma hora, pero esta vez estaba prevenido, sabía que la policía no había encontrado nada y estaba seguro que al ver que no los encontraron se sentirían seguros y volverían a atacar a alguien.
Una tarde antes de volver a ir a la rambla, conversando en el club con unos amigos, todos retirados como yo, decidimos idear un plan para atraparlos.
Ahí fue cuando volví, esa vez me disfracé, me vestí como una persona que se dirigía supuestamente a trabajar y hasta un portafolio llevaba.
Y sucedió lo que esperaba, volví a sentir la misma voz sólo que esta vez cuatro de mis amigos que venían en auto muy despacio, detrás de mí, saltaron a la playa y sin que los atracadores pudieran hacer nada, los atraparon y a pesar de que estaban armados, nada pudieron hacer contra nosotros, quizá estábamos más entrenados que ellos.
Dimos aviso a la policía y en menos de diez minutos estaban con nosotros, habíamos hecho un arresto ciudadano, pero a pesar de felicitarnos nos recomendaron que no lo volviéramos a hacer, nos dijeron que era muy peligroso y que, debido a nuestra edad, era preferible que les avisáramos antes de hacer algo tan arriesgado.
Les dijimos que no se preocuparan, no lo volveríamos a hacer mientras sonreíamos al mirarnos.
La policía se llevó a los delincuentes que resultaron ser unos muchachos y una chica que habían encontrado la forma de obtener dinero fácil.
Esa tarde volvimos a reunirnos mis amigos y yo en el club donde entrenábamos nuestro deporte preferido.
El letrero del club dice lo siguiente.
Artes Marciales. Karate.

Omenia.
19/5/2024