la vi cubierta
blanca sábana perfilaba su cuerpo
profané su divinidad
algodones cubrían su boca y orejas
no deseaban escucharla ni que escuche más...
su piel verdeaba como una estatua de bronce ya añeja
mis ojos auscultaron un aliento
que pululaba cual mosquito
no pude seguir frente a ella
cuando sus ojos se abrieron
y sus manos se alzaron
señalaron mi alma
y empezó a lagrimear sangre dorada
mis ojos se unieron a su perfección
es la muerte su nombre
es la vida su apellido
es su cuerpo la seca hoja...
cerré los ojos
y escuché su voz dentro de mí
no me olvides, dijo
no me sufras ni me llores
pues aún me respira el bien dios
que nadie le conoce
más que los que aprendieron a amarle...
una nube blanca bajo hasta entrar en su velo
silencio en el cuarto
silencio en mi alma
cuando mi cuerpo empezó a florecer
como un arco iris
en busca de su edén...