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La amiga de una amiga.
Cierto día me encuentro en el supermercado con una antigua amiga del colegio a la cual hacía mucho tiempo no veía.
De inmediato nos pusimos a charlar y me preguntó qué haría el sábado a lo que le contesté que como siempre, los sábados era día de limpieza por eso me quedaba en casa.
Me dijo que ese sábado la limpieza tendría que esperar, que tendría que ir a una fiesta que daba festejando la compra de su nueva casa.
No tuve más remedio que aceptar, aunque no soy de ir a fiestas y menos aún si no conozco a nadie, pero como Evangelina es tan insistente, le dije que iría.
El sábado estaba en un dilema, no tenía ropa adecuada para una reunión y menos en casa de Evangelina que por la dirección supuse que sería en una zona muy elegante. Yo suelo ser muy sencilla y mi ropa es muy simple.
Ese mismo sábado fui a un shopping y busqué algo que me agradara y que me quedara bien, debía ir presentable, mi amiga siempre estaba a la última moda en todo.
Luego de preguntar a la empleada de la tienda qué me aconsejaba, me mostró varios vestidos y después de probarme algunos, siempre siguiendo el consejo de la muchacha que me atendía, me decidí por un vestido, unos zapatos de tacones altos y un elegante tapado. No soy rica, pero como no gasto mucho en mí, a veces puedo darme algún lujo extra.
Por la tarde, la peluquera cortó mi cabello que lo tenía muy largo y sin forma ni color y cuando salí de allí, ni yo misma me reconocía, al llegar a mi casa y siendo cerca de la hora que debía estar en la fiesta, me vestí y pedí un taxi.
Al llegar todo era tal cual lo había imaginado, la casa de mi amiga Evangelina era de otro mundo, escaleras de mármol y habitaciones tan grandes como toda mi casa y ni que hablar de los muebles, ella es una mujer de mundo, es pintora y sus cuadros son vendidos a precios muy, pero muy elevados.
Mi amiga me presentó a muchas personas no sin antes decirme que casi no me había reconocido, que estaba muy elegante con el hermoso vestido que llevaba, pero que me diera vuelta ya que la etiqueta estaba pegada al mismo y sonriendo la sacó.
Mi vergüenza no tenía límite, a lo que ella me dijo que no me preocupara, que nadie se había dado cuenta y que iba a sentarme junto a una antigua amiga de ella pues sabía que nos íbamos a llevar muy bien.
Y así fue como conocí a Teodora, la amiga de mi amiga.
Se presentó ella misma y fue muy agradable conversar con ella, me contó que estaba escribiendo un libro que, por supuesto no era el primero, pero pensaba que quizá este sería mejor que el último ya que se sentía alegre y optimista.
Le pregunté de qué se trataba su nuevo libro y me dijo que era sobre la amistad.
Tan cómoda me sentí al conversar con Teodora que la hora pasó muy rápido y sin darnos cuenta.
Pasada la medianoche le dije que tenía que irme, que no estaba acostumbrada a acostarme tan tarde.
Teodora me preguntó si mi marido me estaba esperando a lo que le contesté que era soltera y que vivía sola.
Me miró como si no me creyera, pero en eso apareció Evangelina y la conversación cambió, le dije que estaba muy contenta de haber ido a su fiesta, pero que me iba a retirar.
Evangelina me preguntó si había venido en auto a lo que le contesté que no tenía auto, que tendría que pedir un taxi.
Teodora dijo que, de ninguna manera, ya que ella también se iba, me llevaría hasta mi casa.
No quería molestar ya que mi casa quedaba bastante alejada de la de Evangelina, pero insistió y partimos en su flamante Audi hacia mi casa.
Mientras manejaba íbamos charlando, me dijo que ella también vivía sola, pero que tenía muchos amigos y amigas, alrededor de un millón, como Roberto Carlos, el cantante brasileño y se puso a reír a carcajadas.
Me causó gracia y le pregunté cómo hacía para verlos a todos.
Me miró y su risa fue mayor aún al decirme que eran amigos virtuales, pero mayor aún fue su risa al comprobar que yo no tenía ni idea de qué era aquello de amigos virtuales.
Entonces me preguntó si yo no tenía amistades a lo que le respondí que si, pero eran muy pocas, no podría comunicarme con tantas como ella.
De pronto me dijo que le pasara mi correo para que me sumara a sus amigos, pero cuando le pasé la dirección de mi casa su asombro fue mayor y me preguntó el número de mi teléfono y al decírselo me dijo que ese era un número de teléfono fijo, que necesitaba el número de mi celular.
Le dije que yo no tenía un celular, que jamás me compré uno porque lo más probable era que lo dejara olvidado y además que no me acostumbraría a usarlo, no me llevo muy bien con la tecnología.
De pronto Teodora detuvo el auto, me miró y sin salir de su asombro me preguntó si yo era de este planeta ya que creía estar conversando con un extraterrestre.
Mi asombro fue igual al de ella y al notarlo se disculpó preguntándome si tenía computadora a lo que le respondí que no.
Eso fue el colmo para ella, se encontraba frente a una troglodita que no era de este siglo ni siquiera del anterior y por primera vez en la vida, me sentí tan avergonzada que le dije que quería bajarme y tomar un taxi.
Teodora cambió su rostro y me pidió disculpas, se había comportado de una manera muy grosera y me pidió que no me ofendiera, que me llevaría a mi casa sin volver a preguntar cosas que no le incumbían a ella y que cada persona era libre de vivir como quisiera. Durante un rato fuimos calladas hasta que me llegó el turno de preguntarle algo.
–––Dime Teodora, ¿Cómo es que puedes tener tantos amigos?
–––Ya que me preguntas eso voy a contestarte. Los conozco a través de Internet, pero jamás los he visto.
–––Perdona mi ignorancia, si no los conoces ¿Cómo es que son tus amigos?
–––Creo que nosotras vamos a ser muy buenas amigas. Tienes toda la razón, ya ves cómo soy, imagino que todos son amigos que, porque nos escribimos y contamos cosas, ellos también me consideran una amiga, pero tienes razón, de ese millón de amigos quizá podría sacar media docena que en realidad lo sean, me has dejado pensando…
–––Perdona Teodora, no quise entristecerte con mi ignorancia.
–––No, no, creo que esta charla contigo me ha abierto los ojos, quizá de ahora en adelante tenga que cambiar para darle mayor importancia a las personas de mi entorno que no son pocas y que a veces por estar sola escribiendo a personas que ni conozco y que quizá nunca conoceré me olvido de ellas y quizá también sean las que cuando me sienta muy sola me acompañen me den ese abrazo y ese beso que muchas veces necesito.
Al llegar frente a mi casa le agradecí el haberme llevado y le pedí disculpas por haberle hecho pasar un mal rato con mi ignorancia a lo que me contestó que lo mío no era ignorancia y que jamás había conversado ni conocido a una persona tan sabia y que en cualquier momento me llamaría a mi teléfono de línea para que nos encontráramos ya que creía ver en mi a una verdadera amiga.
Ya sola en mi casa me sentí distinta, había aprendido muchas cosas nuevas que por mi ignorancia creía innecesarias, pero que no era así.
El lunes al salir de mi casa fui directamente al shopping a comprarme un celular, yo también tendría que cambiar, me di cuenta de que las personas debemos seguir el ritmo de vida de acuerdo a la época que nos tocó vivir, además quería sorprender a mi nueva amiga y quizá este fuera el comienzo de una verdadera amistad.
Omenia
11/5/2024


Texto agregado el 17-05-2024, y leído por 89 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
19-05-2024 Excelente cuento querida Ome, sirve como un buen medio para explorar la amistad. Cada quien tiene su manera de pensar y yo lo hago y en verdad mucho he recibido de amigos que conozco en la red, pero mis amigos que aún viven desde que los conocí en la escuela son insustituibles. sendero
18-05-2024 3. Finalmente, tu texto muestra dos formas de ver el mundo diametralmente opuesta. De manera sublime logras hacer que ambos personajes aprendan y avancen hacia un término más dentro de la norma, claro que la norma es hoy la virtualidad mayoritariamente. Mis aplausos para ti. Gracias. gsap
18-05-2024 2. Me resulta improbable mantener una relación interpersonal profunda con alguien, una verdad. Dicen por ahí que para ser amigo de alguien hay que comer juntos un kilo de sal ¿cómo se hace eso de manera virtual? ¿cómo se mira a alguien a los ojos escribiendo por whatsapp o enviando audios?. La comunicación no verbal corresponde a más del 90% de lo que efectivamente comunicamos y la verbal, a menos del 10% gsap
18-05-2024 1. Me ha encantado tu relato Ome, al igual que tantos otros pero de una manera muy distinta. Soy una mujer que no tiene redes sociales y esta es la única página de la web a la que pertenezco porque una de las cosas que detesto es la forma en la que se manosea la amistad, para mí, es algo sagrado y no hay nada que no hiciera por un amigo/a, pero en el mundo virtual la amistad es presentarse y ya se es amiga/o de un otro. gsap
18-05-2024 Creo que Roberto Carlos canta que desea un millón de amigos y un coro de pajaritos, o algo así. Ya Juan Villoro había comentado que de ser real el asunto, asumiría las características de una pesadilla: se requerirían once días seguidos sólo para nombrar a cada uno... Me pregunto por los pajaritos, ¿gorriones? Gatocteles
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