Después de tres años
viniste a devolver a mi chica
yo me dije a mi mismo
hijuepuchica qué desgraciado.
Los invité a seguir a mi casa
a ella la mandé a preparar café
a él a trapear el piso
mientras tanto yo escuchaba
música de los hombres G.
Cuando el piso parecía un espejo
a él lo mandé a brillar mis zapatos
ella tuvo que ir a lavar las tazas y platos,
el café me lo tomé todito yo.
Antes que los mandara al diablo
mi mujer toco dos veces a la puerta
los dos quedaron de una pieza
al verla tan alta, hermosa y dichosa.
Los presenté como un matrimonio ejemplar
que ni el demonio ha podido separar
y para rematar los despedí con broche de oro
con la mejor de mis canciones.
Los dos obedecen mis órdenes de inmediato
les permito llevarse hasta mi gatico
con la platica que se ganan pueden comer
un platico de lentejas y pagar la renta.
Pedro Moreno Mora
Texto agregado el 12-05-2024, y leído por 78
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