Una vida sin solidariedad é
es una vida sin felicidad
Bruno Hazê


Voy a solidarizarme conmigo mismo
porque entiendo que no estaba preparado;
no nací para estos tiempos turbulentos,
no es nada fácil renacer a ésta mi edad,
reinventarme ahora bajo nuevo formato.

Voy a solidarizarme con mi propio pathos,
sé que a veces se presenta como el lastimoso,
perdido entre la incredulidad y la experiencia,
entre la sorpresa y el inevitable sobresalto,
cuando hasta mi propia imagen me confunde.

Voy a solidarizarme entonces con mi yo ausente
porque tal vez no presté la suficiente atención,
cegado estaba ante esa sospechosa normalidad
tan anómala, tan confortable, forjada y esquiva
que me ha salvaguardado siempre de la verdad.

Voy a solidarizarme con alguna otra verdad,
voy a hacer de ella mi gran hermana aliada,
impoluta certeza para dejar atrás aquella otra;
porque mi propia verdad nunca fue solidaria,
ajena al certero maquiavelismo calculado
que no nos deja ver más allá de uno mismo.


Voy a solidarizarme de esta vez con un yo ajeno;
porque no fue por mala fe ese mi fatal desliz,
vivir en la comodidad de una postura incólume,
que nos ciega aun estando con los ojos abiertos
en una incerteza acomodada de la autoridad.

Me voy a solidarizar ahora conmigo mismo,
porque ni siquiera sé vender mi propia pena,
negado por esa cobarde y propia negación,
soy ese autodidacta que nunca aprendió nada
porque nunca quise aprender de mí mismo.

JIJCL, 12 de mayo de 2024.