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Nos faltó tiempo
para visitar el mágico jardín.
Revolotear con las mariposas
desde sitios lejanos hasta aquí.
Embriagarnos de vivos colores
desde el verde de los brotes
hasta el rojo carmesí.
Nos faltó tiempo para seguir
la ondulada proyección,
las sombras de las tejas
que encerraban el jardín.
Barrera difusa e intangible
de la existencia necesaria,
de nuestro pequeño mundo
de vida extraordinaria.
Nos faltó preguntarle
a los ordinarios cardenales
¿Cómo se puede florecer
durante todo el año?
¿Cómo llenar
de fragancia despreciada
la brisa agitada?
¿Cómo se compite
contra la abrumadora extrañeza
de las pretenciosas rosas,
con la suavidad y la nobleza
de sus aterciopelados pétalos
de singular belleza?
Nos faltó preguntarle
al clavel del aire.
¿Cómo se puede vivir
de la humedad?
De la brisa sofocada.
Del agua traspirada
con vulgar extrañeza.
Arrancada de la tierra
con inusitada sorpresa.
¿Cómo se puede florecer
sin tocar la tierra?
Suspendido en el aire
con arrogante belleza.
¿Qué tan dulce sabe el rocío
después de una larga noche
de caluroso hastío?
Nos faltó preguntarle
a la indeseada maleza.
¿Qué se siente no pertenecer
a la verde realeza?
¿Cómo se sobrelleva?
¡Oh maleza!
El estigma de la maldad
en tu propio nombre.
¿Cómo se sobrevive
a la mano segadora
del hombre?
Dedos inquietos que arrancan.
No quieren la honestidad.
No quieren ni el parecer distinto
de la castrada bondad.
¡Oh por Dios!
Que no vaya a pisotear,
el rústico pie calzado,
el césped delicado,
que podría dejar de lucir
así de ordenado.
Mentes confundidas
que necesitan del orden.
De la nobleza del césped,
y del torpe parecer del hombre.
Mentes confundidas
que condenan sin sentido
las raíces nativas,
que las arrancan de la tierra
truncándoles la vida.
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Texto agregado el 07-05-2024, y leído por 62
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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07-05-2024 |
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—Llego a pensar que en el tiempo actual muy poco nos interesa la vida sobre la tierra, por eso abandonamos a su suerte la belleza del jardín. Tal vez somos como el arrogante clavel del aire que tan solo vive del aire y viaja libre. —Y quiero agregar que la maleza, aunque no creo que sea tan mala, también tiene su razón de ser y existir. —Me quedo con la última estrofa, sobre las mentes confundidas que ignoran la importancia de las raíces. —Saludos. vicenterreramarquez |
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