Crónica de tiempo y vida
Día de otoño
Ayer primer viernes de mayo con sol sin calentar alumbraba mi ventana, se me ocurrió buscar en YouTube Music canciones de mis tiempos jóvenes y así pasé la tarde, hasta que el sol comenzó a esconderse tras los árboles del poniente.
Vi y escuché interpretaciones de músicos y cantantes, hombres y mujeres, que hoy si están sé muy bien que deben peinar canas ralas al igual que yo. mientras que posiblemente otros se hayan escondido tras los árboles del poniente, cubiertos por tierra de cementerios de estos tiempos actuales, esos que se camuflan con la sombra de frondosos árboles y de verdes prados que rodean cruces o algún otro testimonio de distintos cultos, semejando hermosos parques.
Los acordes de guitarras me hicieron pensar o más bien reprocharme por nunca haber aprendido a tocarla, aunque a decir verdad muchas veces la toqué, o más bien acaricié, tratando de sacarle compases y melodías, pero el intento fue vano, nunca aprendí a pulsar las cuerdas con mis torpes falanges que sólo aprendieron a manejar una pluma o un lápiz para dibujar números, letras y palabras.
Las voces de aquellos y aquellas cantantes me recordaron que desde chico también quise escribir canciones y cantarlas. A escribir aprendí antes de asistir a la escuela primaria, más adelante ya dominando un poco el idioma aprendí a escribir poemas que quizás podrían haber sido canciones. Pero cantar… cantar nunca pude, aunque creo que tono de voz poseía, pero según fui aprendiendo con el tiempo y la opinión de mis cercanos, mi problema era el oído. Algo que nunca pude entender, si yo no quería cantar con las orejas. Claro que, tono sin entonación no sirve para cantar.
Bueno, pero no lo lamento ¿O sí?
Ya no importa, dado que el tiempo y diversas situaciones me ofrecieron otros derroteros a seguir y en ellos me sirvieron mucho más los números que las letras, y la voz sólo me ayudó para disertar, exponer, discutir y también con esfuerzo sacar palabras desde la timidez para declararme románticamente a una mujer, pero nunca para cantar.
Bueno, la música y el canto hoy en este día de otoño me derivaron a recuerdos de intenciones que nunca se cumplieron; por lo tanto, no me queda otra alternativa que olvidarme de lo que alguna vez pretendí y opté por continuar deleitándome con los acordes, las melodías y sobre todo las inolvidables voces que reviven momentos dulces de aquellos tiempos y no miento al decir que también algunos amargos.
P.S. Quiero agregar que hoy la pantalla y los parlantes también me regalaron bellos versos musicalizados, de nuestra colega y amiga Clorinda.
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