En pequeña sala, esta de pie un artista que bosqueja un paisaje, de paleta alta, los personajes lejos de la nitidez apenas se adivinan, pero se parecen mucho a nosotros. El paisaje va expresando ubicación, actitud, intención a los seres, que hoy son apenas manchas de color. Pese a eso, no el artista, no siente que se pueda visualizar lo que el quiere expresar en su obra.

Tiembla su mano, tiemblan las manchas, corre a mirar todo de cerca, a percibir texturas, cada mancha junta como por separado, ¿un accidente en el paisaje?

Se recoge sobre sí, explota lo que quizá sea su cabeza, sus manos aprietan su cabeza. Entonces, la mancha que es el artista se entrega a la determinación de la mano de este en el paisaje. Respira profundo y al menos solo por hoy, resigna el temor.