La noche se ha dormido y yo sigo despierta
atenta a los murmullos que provoca la brisa
mientras el tiempo corre por la calle desierta
en busca del lugar donde habita la risa.
Se callaron los grillos, el silencio se atreve
a salir sin temor de un sonido inminente
y agita su bandera blanca como la nieve
sobre la oscuridad que cae indiferente.
Este insomnio no sabe que el día se prepara
con un amanecer ardiente y glamoroso
dispuesto a reiniciar el ciclo repetido.
El cielo ya presiente la luz y se declara
enemigo de sombras que ocultan el hermoso
encanto de vivir bajo el sol prometido.
Texto agregado el 30-04-2024, y leído por 77
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