Aquella noche incorporé a mi panoplia de sueños su recuerdo. También una frase: los animales se yerguen y tú también te yergues. Al principio me parecía- la frase-una chorrada, pero me alegró reencontrarme con ella en los sueños. No sé si son portada de los afectos o todo lo contrario. La gente no se deja soñar. Tras los odios más feroces puede haber afecto verdadero, y tras los amores más aparentes, una absoluta indiferencia. Pero, como todo sucede a nivel subliminal no hay, frecuentemente, forma de comprobarlo. El caso fue que la soñé y me erguí con su recuerdo. Ganas tenía de saber si había habido algo entre nosotros. Los animales también se yerguen. Bonito verbo irregular, por cierto.
Luego cogimos un autobús. Estaba diluviando y nos dirigíamos a una ciudad no muy lejana, a participar en una competición deportiva. La muchacha- una especie de grupie pero en lo deportivo- desapareció de escena. Luego soñé con que entraba en la casa de un amigo mío, con toda su familia presente. Te necesitamos- me dijo. Al parecer estaban formando un grupo musical y requerían mis servicios. Le eché un vistazo a las letras. Y la primera decía:
" Los animales se yerguen, y tú también te yergues". Ya digo, me pareció una auténtica chorrada. Pero, al menos, me ha sabido sacar de este impasse narrativo- con el que amenazo volver, por cierto.