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Inicio / Cuenteros Locales / agubruno / Un cuento mal escrito para nuestro editor favorito

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Mi pasión desde pequeño siempre fue ver telenovelas, grandes dramas que veía junto a mi madre. Tantas veces tuve que ir a llorar al baño a mitad de algún capítulo porque no quería quedar como un marica frente a ella. Ya de por sí, mi padre solía hacer comentarios de lo raro que era que yo mirase ese tipo de novelas. Pero no todas eran tan buenas, a veces me resultaban aburridas, les faltaba el toque dramático, no me hacían llorar y eso me molestaba mucho. Así que empecé a imaginarme siendo guionista, pero me di cuenta de que no tenía buenas ideas, no había ni una pizca de creatividad dentro mío. Pero seguí con mi imaginación, soñaba con ser director, y corregir los guiones, cambiarlos y mejorarlos.

Entonces empecé a escribir mis propias telenovelas y las mandaba por correo a los distintos canales de televisión, nunca recibí ninguna respuesta. Además de que pasado cierto tiempo al releerlas me daba cuenta de que no me había inventado nada nuevo, solo había copiado y mezclado dos o tres novelas que había visto.

Como mis fantasías tenían tanta relación con la escritura empecé a leer mucho. Leí a todos los grandes hasta el cansancio, literalmente. O sea, los grandes terminaban por cansarme y la mayoría ni siquiera lograba emocionarme. Así que mis primeros escritos eran ensayos críticos hacia escritores de renombre y los publicaba en mi blog, donde no entraba nadie y en una red social específica para escritores donde tuve muchos comentarios negativos, me decían que era arrogante. Entonces me enamoré perdidamente, y empecé con la poesía, escribir poemas era realmente maravilloso, la mayoría de las veces lo hacía mientras lloraba, pero lamentablemente no sentía la misma emoción cuando al día siguiente los leía, no les veía nada sorprendente, y lo peor de todo, al publicarlos en internet, era encontrarme con comentarios estúpidos que claramente no entendían nada de lo que estaban leyendo.

Desde entonces lo único rescatable de mi propia escritura han sido algunos cuentos, que tienen en común la difícil tarea de conseguir un quiebre en el lector. Pequeños cuentos donde al final, por ejemplo, un padre se entera del fallecimiento en un accidente de su hijo. En otro cuento una mujer se entera del fallecimiento en un accidente de su marido. Y en otro una mujer deja a su marido al enterarse que sufre una enfermedad que la dejará lisiada. Sentí que no estaba siendo muy original, y aún sigo en la búsqueda de mi propio estilo. Así y todo descubrí gratamente que publicando uno de estos bellos cuentos de mi autoría cada seis meses o un año podía resultar en dos o hasta tres comentarios positivos y muchas estrellitas. Pero también terminé fastidiándome, sobre todo por leer continuamente el material de otras personas y descubrir que tenían más comentarios y más estrellitas.

Tanto había estudiado las reglas gramaticales y mi inútil cerebro no fue capaz de inventarse nada decente. Ser correcto en la escritura y no tener errores, no implica que pueda escribir algo digno de ser publicado. Así que me dediqué con mucho esmero a la corrección, después de años conseguí llegar una gran editorial gracias al contacto de mi tío, un empresario con gran poder y muchos vínculos en todas las áreas imaginables donde se mueve el dinero. Y la verdad es que me fue muy bien. Duré varios años y pude hacer buena plata, además de aprender cosas nuevas, de uno o dos de las decenas y decenas de escritores que he corregido. Es que la mayoría no tenía mucho para enseñarme a mí. Y finalmente me despidieron por culpa de un escritor, de mucho renombre, pero muy sobrevalorado. Su fama se la debe a su capacidad de engañar y manipular, y mi jefe, que yo creía que era un buen tipo, fue manipulado por ese ser despreciable.

Fui corriendo a la casa de mi tío para que hiciera algo, pero no pudo hacer nada, me dijo que no lo moleste, que ya había hecho demasiado por mí. Tuve que repartir currículum y terminé contratado en una pequeña editorial, qué gracias a mí será grande, muy grande en el futuro. Pero hay algunos problemas, uno sobre todo, que me tiene bastante mal. Es que el dueño de la editorial también escribe, pero escribe muy mal. Muy mal es decir poco, es realmente horrible su escritura. Sin embargo, escribe, y escribe, y escribe. Y todo me lo da a corregir a mí, y publica un libro suyo cada dos meses que no compra nadie, aunque sus empleados le hacemos creer que sí, para que no se desanime y termine cerrando la editorial.

Hacía bastante tiempo que ni siquiera entraba en la red social de escritores que nombré anteriormente y tuve una idea, publicar uno de los pésimos textos de mi jefe para ver las reacciones. Y resultó que fue bien puntuado y le dieron muchas estrellitas. Eso me hizo entender mi superioridad y empecé a desquitarme siendo un brillante troll de internet, tan brillante que a la vez que me saco la ira de las entrañas aprovecho para educar al vulgo.

Texto agregado el 13-04-2024, y leído por 177 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
13-04-2024 Me pareció leer la biografía de Edmundo Rojas Riquelme, pero más edulcorada, donde se aprecia su gran sensibilidad al llorar con las teleseries, su gran pasión. además, muestra discreción y pudor, al retirarse durante los capítulos más tocantes, e ir a llorar al baño. Está buena la biografía de err, si bien te sugiero lo digas con menos palabras, para no colindar con un ladrillo. 5* remos
13-04-2024 Eres escritor de wattpad... ¡jajajaja! ¡Qué se puede esperar de ti! eRRe
13-04-2024 Interesante. Logras crear contraste entre lo que el protagonista dice de sí mismo y lo que puede deducirse de los resultados. Los hay por doquier. Dhingy
 
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