Desde el puente de mando, desde el punto mas alto,
desde ese lugar en el que se juntan todos los deseos,
en la impertinencia de una carretera sin ningún otro fin,
en la mirada oblicua que no sabe bien cual es su lugar,
entre la penitencia y en todos esos pecados redimidos;
una razón a todas las razones quiere explicar el porqué.
Entre un si y un no que yo no sé si se explica muy bien,
en un convencimiento que tan solo quiere convercerme,
en esa necesidad que a todos nos ha de llegar un día;
convencer a un esqueleto con su fecha de vencimiento,
en una letargia que tan solo es un contrario desvario,
que el movimiento del cuerpo precisa la acción externa.
A la velocidad del tiempo, la inercia trae los recuerdos,
de una memoria selectiva que se despierta orgulloso,
ese sentir que estimula cada paso atrás de cada otro,
un camino que solo se hace al andar, sin vuelta atrás,
en ese camino que siempre se ha de volver a caminar,
cuando la meta es tan solo el principio del sendero.
JIJCL, 30 de marzo de 2024
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