El ritual de iniciación al grupo de artillería se sucedía normalmente, tras reglas internamente aceptadas.
Los tres flamantes subtenientes se habían sometido humildemente a tal recibimiento previo y habían adquirido la mejor carne de la comarca.
Cuando estuvo listo el tentador manjar los tres iniciados fueron sometidos a consabidas “pruebas de hombría” como la de beber vino helado con sal y, luego de comer fideos hirvientes, ser arrojados a una pileta con agua helada.
La carne fue reservada para los nueve oficiales organizadores.
Esa madrugada, imprevistamente, los tres subtenientes fueron llevados al hospital, y los nueve oficiales a la morgue.



Presentado para el concurso de cuentos de cien palabras organizado por walas