La guitarra de mi madre hablaba de dios,
nos contaba de miedos acumulados con la vida,
a veces vibraba con ondas sonoras
que golpeteaban su cuerpo por la noche.
Es como si quisiera rebelarse y saltar en el patio
rodar divertida de mano en mano
con todo lo que callaba
como cuerda escondida de su voz.
¡Cómo amo a mi madre, señora guitarra!
Dígale por favor que desde que se fue nadie canta,
pero tampoco llora,
tampoco llora.
RH
Texto agregado el 13-03-2024, y leído por 135
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