Reflexiones, pensamientos y divagaciones al pasar




Brevedades — N° 11 —



Brevedades inconexas o letras que quedan rezagadas al margen de las páginas escritas en momentos de conversaciones con la vida, muchas veces inconclusas porque el tiempo no fue suficiente o la imaginación no dio para más, sobre todo en estos tiempos en que hay que pensar en cuidarse de los flagelos que a todos nos tienen preocupados en el convulsionado devenir del mundo actual.


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Mensajera

Sutil, llegas a altas horas de la noche y besas mi almohada.
Silenciosa recorres el laberinto con entrada y sin salida, que en las noches se dibuja en mi mente, transformando el sueño en preguntas sin respuestas e incógnitas por descifrar.
Sigilosa y apurada muy temprano, con el alba, te alejas de mi cama y de mi mente, dejándome el aliento que necesito para el día, y entre muchos párrafos de versos algo de las incógnitas que rondan en mi inconciencia.
Gracias mensajera de alborada, que además en las horas que duermo te das el tiempo para corregir los errores ortográficos que quedan cuando estando en vigilia escribo como un loco.
También por eso, por ser buena correctora te pido que esta noche vengas más temprano y si es preciso en la madrugada no te alejes, porque quiero que desnudos y sin prejuicios me ayudes a ubicar y corregir, además de los que están en mis escritos, todos los errores que en mi vida he cometido, y que desgraciadamente sigo cometiendo.

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Cuando el escritor escribe con plena libertad y en conciencia, sus letras pueden alcanzar distancias escondidas que están más allá del conocimiento, en cambio, si lo hace desde la inconciencia, esas distancias se multiplican en forma exponencial y largamente pueden superar la imaginación.

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La uva puede ser pasa y también vino

La uva puede ser pasa o vino amigo.
A su vez también el tiempo pasa, no sé si es como la uva que se arruga y se transforma en pasa, pero pasa.
Y pensando en aquella uva que no llegó a pasa, hoy le doy gracias por estar conmigo transformada en vino, ese vino que es el amigo fiel que con su aroma, sabor y calor es el complemento que me acompaña e inspira letras y palabras, en prosa o verso, por los derroteros de mi travesía mundana.
¡Ahhh… me olvidaba¡ Quería comentarles que esto que aquí muestro lo escribí hace muuuucho tiempo, mientras descorchaba una botella de Cabernet Sauvignon, pero como el tiempo confabula con la memoria lo tenía olvidado y justamente hoy, de repente observando las botellas en la mini cava recordé donde tenía guardado el archivo… ¡Esta mente olvidadiza!
Es muy posible que la docena de pasas que estoy consumiendo, todos los días en ayunas, me esté removiendo la memoria. Creo recordar que algún amigo desmemoriado, me recomendó que comiera pasas.

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El ayer es lo que en el recuerdo va quedando como hojas de borrador
Lo que soñamos como mañana podría ser lo que los borradores del ayer pueden lograr mantener en el tiempo
Hoy es cuando vivimos
Sí, hoy vivimos. El ayer posiblemente lo vivimos y el mañana siempre dentro del hoy será una utopía.

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Entre rezos, plegarias y romances nocturnos

Creyente de alguna religión no lo soy, por ende, nadie podrá decir que soy esto o aquello, aunque un par de veces lo consideré, una cuando una tía muy pechoña quería que me hiciera cura y la otra cuando siendo joven imberbe en mi primer trabajo en una fábrica, una compañera muy linda ella entre otras que querían acercarme a la política, me tenía casi convencido de enrolarme en la JOC (Juventud Obrero Católica). Pero… Pero ni tonto ni perezoso preferí acercarme a otra compañera que gustaba del romance, el rock lento, las caminatas a la luz de la luna y también era muy linda.
De lo que sí creo es que muchos de mis congéneres creen en Dios y en Cristo y por ello los respeto e incluso les puedo ayudar a reafirmar su fe cuando flaquean. También creo que ese Cristo que veneran, ellos mismos lo crucifican cada día para nuevamente resucitarlo y crucificarlo al día siguiente. Ese Cristo nace y renace todos los días como así también todos los días muere juzgado y ejecutado por los mismos que interesadamente lo adoran.
Yo, de todas maneras y sin arrepentimiento alguno, sigo prefiriendo el romance, el rock lento y las caminatas a la luz de la luna.

Y es cierto lo que dice Ome, claro que me gusta el tango y la milonga, dado que a la edad de cuatro años, con esos ritmos, ya estaba aprendiendo a leer y escribir.

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Si al mirar veo, eso me hace pensar, por lo tanto quiere decir que observo, y si el observar me permite reflexionar, eso quiere decir que en la esencia de lo que capta mi mirada puedo encontrar la solución a mis problemas e incluso puedo hallar algún indicio o atisbo de la verdad universal.