Baile de sociedad.

Es bien sabido que, en algunas ciudades, aunque sean pequeñas, hace muchos años, existían los bailes llamados de sociedad entre la gente rica del lugar.
A esos bailes sólo se acudía con invitación y de eso se encargaban el presidente del club y su secretaria.
Esos bailes se realizaban por fechas patrias, feriados o cualquier otro motivo y casi siempre acudían las mismas personas, todas conocidas entre sí, tales como los médicos, abogados, bancarios etc…
Se aproximaba una fecha importante y por supuesto el baile era casi una obligación.
Las mujeres usaban sus mejores joyas y vestidos y los hombres no se quedaban atrás, con sus relojes con cadenas de oro, anillos y por supuesto los mejores smokings.
El día estaba por llegar, el baile sería el sábado por la noche y las invitaciones ya estaban entregadas por el cartero del lugar.
Mientras llegaban los invitados, la gente que no lo había sido, miraba desde la calle, el espectáculo era impresionante y nadie quería perdérselo, aquella fue una noche inigualable, la cena por supuesto impecable, servida por las chicas más bonitas contratadas a una agencia y lo mismo la orquesta. Todo era como estaba previsto. Al final del baile, casi de madrugada cada uno se marchó a su casa, pero… algo estaba ocurriendo, en la comisaría no paraban de sonar los teléfonos, las patrullas volaban por las calles, pero eran pocas para lo que estaba ocurriendo, nadie entendía nada, la gente había entrado en pánico y gritaba y lloraba en la calle.
El comisario, hombre de unos cuantos años se dio cuenta prontamente de lo que sucedía, mientras las personas invitadas al baile se divertían, otras también lo hacían… pero, saqueando sus casas.
Muchos fueron los sospechosos y aunque fueron detenidos las pertenencias robadas jamás aparecieron.
Con el paso tiempo, el club social fue desapareciendo, los bailes y las cenas ya no eran llamativos y la ciudad de a poco se fue poblando con personas que venían de otros lugares.
El club social es ahora una casa para ancianos donde de vez en cuando se habla de aquel robo fantástico ocurrido allí mismo donde vivían y más de una sonrisa asomaba en los labios de los ancianos, aquellos que de una manera o de otra, lo vivieron.
Lo increíble de todo esto fue que, aunque lo robado jamás apareció ya que los ladrones sólo se habían llevado las joyas y el dinero que encontraron un benefactor anónimo creó una cuenta en el banco donde se depositó mucho dinero con la condición de que se abriera lo que hoy es el hogar de ancianos. El Robin Hood del pueblo desapareció, nunca se supo su nombre.
Los rumores están y seguirán estando en boca de todos, aunque quizá…
Pensaba el comisario cerrando la carpeta y dando por finalizada la búsqueda de él o los ladrones.

Omenia
10/3/2024