Éramos tú y yo. Luego fuimos tres y desastre también. No soportaba tu presencia, no porque te odiara, sino por algo aún peor: mi necesidad física de ti era tan fuerte que aun habiéndote ido con otra, mis brazos dolían por abrazarte y mis labios se volvían cosecha en sequía con la necesidad de besarte. Mi único remedio era darte la espalda e irme. Con los dias tu ropa se fue haciendo menos y mi corazón le siguió el compas pero no mis lagrimas que ocultaba hasta que te ibas.No podía entender a donde habría ido a para ese gran amor y esa complicidad donde todo era posible menos vivir el uno sin el otro. A donde quedaron relegadas esas mañana donde nuestro único y último deber era contarnos los lunares y muertos de risa, contarnos también, los orgasmos. Donde huyeron nuestros planes a futuro y el barco que sostenía nuestros corazones unidos sobre el lago de la vida. Pero, así fue y así quedó. Pasaron los años y cada uno reconstruyósu vida pero al día de hoy miro a lo lejos hacia atrás, te miro a esos ojos tiernos de esos tiempos y esa vida juntos perdida y me pregunto que habría sido de nosotros si nunca nos hubieran interrumpido.