Mientras pasa el tiempo en cada ser humano, se nos va nuestra parte de niñez y de amor por los demás, es algo incontrolable, algo raro, empiezas a mutar en un ser frio, duro, alguien sin dolor por lo ajeno, y, entonces, notas ese cambio, si es que lo sientes.
Ha llegado ese momento, tendrás dos ríos, uno llevara a la muerte a ese niño y dejara atrás toda clase de bondad y sentimientos buenos hacia los demás, mientras que la otra corriente será dificultosa, porque deberás recordar cada día el niño que eres, el niño que fuiste y claro el niño que siempre serás.