Tres tristes tigres.
Érica Luján Senador Espósito:
Blas Hernando Ferrarosa Salerno:
Toribio Rafael Lutero Albornoz:
Escena uno.
(En la mansión de Érica; que se trata de un boating, o barrio náutico privado)
Érica: Y entonces fué que cuando tenía solamente tres meses de edad, mi madre me arrojó a un container que había al frente de una obra en contrucción.
Toribio: Impactante; que una madre pueda llegar hacer tremenda barbaridad.
Blas: Si me permitís, quisiera hacerte un corte de última moda.
Toribio: Pienso que ahora que podés, lo mejor es que vayas a una buena peluquería.
Érica: No es la primera vez que me lo corta. En ese sentido me siento su clienta número uno. Además con éste corte es que te enamoraste de mí.
Toribio: Cualquier cosa decí que te rapó un espíritista embustero, que al no tener trabajo se hizo pasar por peluquero.
Blas: Yo a los espíritus los proyecto sobre mi cuerpo, primero captando en mi mente la imagen deseada, mas luego imaginando a fondo la figura; con furiosa precisión. Para finalmente, cual si fuera agua de manantial, sentir como ese espíritu se esparce sobre toda mi humanidad.
Toribio: ¿Sabías, que si querés, podes cambiar de apellido?
Érica: Lo sé pero aún no me decido.
Blas: Calculo que debo colocar pulgar y medio dentro de los añillos de la tijera...
Toribio: Ericá, escuchá lo que dice éste... Es evidente que no has venido a este mundo para desempeñarte como coifeur.
Blas: Fué una broma para demostrarle a Érica lo bobo que sos a toda hora del día.
Toribio: Mientras tanto te va cortando, aprovechemos para conversar como en las peluquerías... Mucho amor, mucho amor, pero te lo tenías calladito; que no sabía donde te habías metido y me estaba volviendo loco.
Érica: Estuve exiliada en los shoppings.
Blas: Esta vez, te voy hacer un corte de estilo, punk londinense, donde mas luego en las raíces hemos de colocar tintura de color violeta y dorado...
Toribio: Hay un lugar en la provincia de Santa Fé, donde hace tres años y pico que no llueve, y el paisaje consta de solamente delgados esqueletos cual estos sucios ruleros de plástico.
Érica: Es que son de la época de cuando era sirvienta en tu casa.
Toribio: Dale, contá. ¿Finalmente eres hija de un tal magnate ruso y heredaste un tocazo de dinero? ¿Pero como pudo ser tan pronto? ¿Es verdad que tan solamente con el adelanto de lo que heredaste, y que ya te han depositado en una cuenta bancaria, podés llegar a pagar la deuda externa que dejó Macri, además de la que muy pronto ha de contraer Milei; que según las estimaciones del gobernador Kicillof, será como para estar endeudados por mas de quinientos años?
Érica: Por parte de padre, vengo a ser hija de Mijael Durov; que está considerado uno de los hombres más ricos del planeta.
Toribio: Lo sé; y en cuanto a tu madre mejor ni hablar; porque quien comete semejante atropello a la dignidad humana, no merece ni siquiera ser mencionado.
Érica: Finalmente vengo a ser pariente directa de personalidades de la realeza de Rusia, y también descendiente de los vecinos ucranianos; miren que mezcla, ¿no es cierto?; y aunque no lo parezca, por motivo de la guerra es que me siento muy decepcionada.
Blas: Ya vas a ver como pronto dejarán de pelear; donde más luego, unidos, atacarán europa como en época de los bárbaros.
Érica: Dudo mucho que vuelvan a ser amigos; las heridas de la guerra son muy difíciles de cicatrizar. Además que Estados unidos junto con la OTAN están haciendo gran aporte de aramamentos para defender a Ucrania y eso va a enfurecer peor a los rusos.
Blas: Es una pena muy grande que hayas publicado un aviso como para buscar marido y reemplazarnos como si tal cosa.
Toribio: Por mi parte no me enojo, se que muy pronto iremos a madurar, y entonces allí, tal vez, se nos abran las puertas de la libertad y nos pinte una solución adecuada...
Blas: No es por nada, pero luego de los tarifazos, donde todo aumentó un tocazo, cuánto podría llegar a valer este corte.
Toribio: No te distraigas porque la cabeza le va a quedar llena de tajos.
Blas: Lo que no alcanzo a comprender, es porque siendo que la moneda argentina no vale nada, hay gente que tiene dinero depositado en los Bancos con intereses de privilegio; altísimos intereses que superan la propia inflación desenfrenada.
Toribio: Creo yo, en adelante la oposición peronista debería comportarse como los laboralista de Inglaterra.
Érica: Soy una idealista que pregona la libertad individual, como única manera de poder alcanzar ser una civilización avanzada. Y quisiera que no obstante se me respete.
Blas: A mi me parece un tanto zarpado, que este gobierno, por medio de una ley ómnibus, pretenda pasar por arriba las decisiones del Congreso; porque lo que ya es ley no se puede cambiar de un día para otro.
Érica: Me parece que éste presidente, con apoyo del imperialismo, andan queriendo que el liberalismo sea la ideología de punta de todo Occidente.
Blas: Pero que se dejen de joder, si el liberalismo es una ideología del año jopo; que ni en el propio Reino Unido existe como tal.
Toribio: Hace un par de meses que están gobernando y parece que hubiera pasado un siglo.
Blas: Hablan pestes del socialismo cuando en europa se curte la socialdemócracia. El socialismo no es que empobrezca al sistema, sino que al dividirse la ganancia, el rico es menos rico y la clase baja se acerca a la clase media.
Érica: En el abanico de posibilidades de la existencia, siempre habrá vagos y emprendedores, tullidos y grandes bailarines; con lo cual es preferible dejar el destino en manos de los mas capacitados.
Blas: Los liberales parten de la premisa de que los recursos no alcanza para todos, cuando hay millones de hectáreas improductivas, de además una abultada suma de desocupados que en verdad desean trabajar. Pues entonces que agranden el país, hagan una reforma agraria, y que con lo que piden prestado creen empresas y fábricas. Porque filosóficamente hablando, lo mejor es aceptar que nadie es mas que nadie y que todo vaya a parar a la misma holla.
Toribio: Pronto va a quedar en evidencia que en el gobierno anterior, no todo fue robar, porque ahora se puede ver bien clarito como invertían en subsidiar las empresas del Estado para que las tarifas sean accesibles.
Érica: Los humanos somos todos distintos y ahí están las huellas digitales para demostrarlo; pues entonces vayamos para adelante con que se incentive para bien la capacidad del individuo; sobre todo del mas apto para desembolverse. Y justamente, el liberalismo, es el que mas defiende la propiedad privada; que aquí, con esa maldita ley de alquileres, lo único que han logrado es hacer enfurecer a la oligarquía...
Blas: Repiten hasta el cansancio, que la crisis económica la ha de pagar la casta, cuando en realidad la está pagando el pueblo.
Toribio: ¿Vieron? El presidente odia al Papa porque lo acusa de populista, e igualmente su Santidad lo recibió en el Vaticano.
Érica: Para poder llegar a un estado ideal del alma, donde el individuo pueda expresarse a fondo en sus mejores virtudes, por todos los medios se debe abrazar la causa del liberalismo.
Blas: ¡Y dale con el liberalismo! ¿No te avergüenza que viniendo de tan abajo ahora defiendas a los imperialistas?
Toribio: Debe ser la primera vez que coincidimos en algo. ¿Es verdad que sos descendiente de Anastacia Nikoláyevna, una pariente del Zar Nicolas II, es así, estamos hablando en serio?
Érica: No es porque ahora me vaya bien, que defiendo las ideas liberales; desde siempre me vi seducida por esa filosofía, que me parece fundada sobre los pilares de como funcionan las cosas desde el punto de vista de la naturaleza humana. Y entre otras cosas, nunca me voy olvidar, que gracia a vivir en tu casa, y ser tan querida y respetada, es que era feliz trabajando como sirvienta.
Toribio: Está bien, gracias, pasa que nos resultaba un verdadero placer vivir contigo; y sobre todo a mí, que me terminé enamorando. Ah, pero lo que no acepto es que me pongas a éste plomo en el medio; y que encima busques marido por medio de una agencia matrimonial.
Blas: Cosa extraña que en los tiempos que corren, semejante grandulote no pueda aceptar que una mujer esté enamorada de dos hombres.
Érica: Me pasaba que en los últimos días como sirvienta me sentía como la mucama de Messi que al mismo precio debe lustrar cada vez mas balones de oro.
Toribio: Te lo pido, consultá con la almohada y eligí a conciencia al que mas se lo merece; y sea como sea tu decisión la sabré aceptar sin chistar palabra.
Érica: De momento necesito que me termines de instalar en la pieza, el aparato de proyectar holografías animadas... A ver si me sale bien el término: hologramas tridimensionales de realidad aumentada... Que pienso poner un holograma tuyo como para que me custodie la noche, cual un ser de luz, idéntico a la realidad de todos los días.
Toribio: Crear hologramas es una cuestión muy sencilla, y hasta podrías agregar una mascota; por ejemplo un Gran Danés...
Érica: ¿Para que me haga companía mientras duermo...
Toribio: Te lo instalo pero no me quieras pagar porque no te pienso cobrar.
Blas: ¿Cómo, y yo no? Mi holograma no ha de estar allí. ¿No es acaso que nos amas a los dos por igual, y que somos los dos o ninguno?
Érica: Okey, entonces, el tuyo también.
Toribio: ¿Ahora que sabés que sos de origen ruso y ucraniano, que opinión te merece que ambos países estén en guerra?
Érica: Que sé yo, en definitiva soy tan argentina y negada con los idiomas que apenas si logro decir yes...
Blas: En todo los países existen mitad de un bando y mitad del otro, con lo cual, con solo ser reemplazado el presidente las cosas pueden girar en ciento ochentas grados.
Toribio: Hay tantas guerras en el planeta que suena a frivolidad estar hablando de las cuestiones mundanas de todos lo días; y encima se van sumando distintas confrontaciones entre las demás Naciones.
Blas: La cosa está que arde, y la cifras de muertos son espeluznantes.
Érica: Yo estoy seriamente preocupada por la guerra entre Israel contra Palestina, donde hay tanta población sujeta a permanentes bombardeos, que la Franja de Gaza ha quedado convertida en puro escombros. Pero, paradójicamente, me parece que Israel hace bien en bombardearse todo como forma de castigo ejemplar; porque es imposible tener que tolerar que los terroristas vengan a masacrar gente indefensa. En fin, considero que el imperialismo es algo real que exite, más nunca dejará de serlo; y que por ello es que hay que saberlo respetar; precisamente porque es poderoso.
Toribio: Nadie le tiene miedo a nadie, y en el fondo de sus almas la gente siente deseos de ir a la guerra.
Blas: Para mí, ésto que está pasando hoy día, es una especie de antesala a la Tercera guerra mundial, cual un sangriento entrenamiento como para probar los armamentos. Y que después vendrá algo mucho peor de lo que imaginamos.
Toribio: El mundo se está colmando de masacres, cuando, creo yo, la piedad debería ser moneda corriente.
Blas: Además el imperialismo en la Argentina aplica mano pesada en querer hacer sus severos ajustes, porque sienten envidia de vernos vivir mejor que el resto del mundo.
Érica: Mira si cuando los milicos que tomaron las Malvinas por asalto en vez de hacerlo de forma pacífica lo hubieran hecho al estilo grupo Hamas degollando mil doscientos Kelpers, ¿que crees tú que hubiera ocurrido?
Toribio: De seguro nos hubieran hechos chas chas en la cola.
Érica: A vos, Blas querido, que aparte de espíritista andás queriendo estudiar homeopatía, a ver si me podés ayudar con ésto.
Blas: Decí no más, con confianza.
Érica: Me pasa que cuando estoy comiendo determinadas legumbres, se me cierra el pecho que no me baja la comida, pareciéndome que me irá a dar un infarto. ¿Será ello por culpa de la forma redonda que tienen los granos parecidos a las bolitas de la homeopatía?
Blas: Que yo sepa a los síntomas de una enfermedad la homeopatía los trata aplicando sustancias naturales que provoquen efectos iguales al principal de la enfermedad, porque cuando aparece el número dos se provoca un evidente desajuste de lo que se viene dando.
Érica: Entonces mejor me callo, porque por el hecho de amar a dos hombres, a lo mejor me vaya a quedar sin pan y sin la torta.
Escena dos.
(por la noche, en la habitación de Érica)
Érica: Hologramas queridos, acérquense un poco mas, por favor. Es que me siento como oso polar navegando sobre una roca de hielo.
Blas: Noche estrellada en Buenos aires, ideal para hacer un asadito.
Érica: Con tanto amor manifiesto, arderá el aparato que proyecta los hologramas sobre el aire.
Blas: Arderá todo junto con la inteligencia artificial que nos da vida aparte de mover las cámaras hacia donde quiera.
Érica: No sean tan atrevidos y traten de hablar solamente del amor y de los recuerdos.
Blas: Contigo en el medio podríamos hacer un lindo sándwich, ¿no te parece?
Érica: Cuando conozca a otro hombre recién ahí me podré librar de ustedes.
Toribio: Aleja el pudor de tus sentimientos, que solamente somos imágenes proyectadas sobre el espacio libre de la habitación.
Blas: Pues entonces atrévete a algo mas que a comportarte como una paciente del psicoanálisis.
Erica: Temo que de hacer tonterías luego no tenga ánimo para empezar el día.
Blas: Si lo quisieras podríamos amarte hasta que la imagen se consuma por falta de atención personalizada.
Érica: A la conciencia siempre la llevo a flor de piel.
Blas: ¿Para qué ser recatados si total nadie nos mira?
Toribio: Tal vez algo mas santo, sería revivir mi último cumpleaños, en que ustedes estuvieron en mi casa aguardando con una fiesta sorpresa.
Érica: Ahí es donde quería llegar, a algo que me agrade hacer y que no me ensucie la conciencia.
Blas: Ese día me revelaste un lugar secreto donde él guarda el dinero de sus ahorros; y yo revizé y en vez de encontrar plata, para nuestra sorpresa había dos anillos de casamiento.
Toribio: Sabía que en algún momentos nos ibamos a encontrar y esperaba ansioso el poder darte la sorpresa de las alianzas.
Érica: Y tonta de mí que te pregunté si eran para que vos y yo nos casemos.
Blas: Parecíamos tres detectives sin trabajo en busca de descubrir nuestras propias miserias.
Érica: Tiempos duros pero tan lindos que se me hace imposible olvidar.
Toribio: Al momento de verte por primera vez, sentí tanto amor que ya no pude volver a ser el mismo.
Blas: Finalmente ella se casará conmigo y el hijo se parecerá a mí.
Toribio: Dale, si, a que serás mi esposa, y que éste regrese a la villa de donde proviene.
Érica: Ahora que se hicieron amigos, cásence entre ustedes y me dejan en paz.
Toribio: Está amaneciendo, el cielo parece incendiado en llamas con nubes blancas como de un rebaño de ovejas.
Érica: Como pasa el tiempo que sin darnos cuenta se ha consumido la noche.
Blas: El 2023 ha sido el año mas caluroso de la historia de todos los tiempos; pero parece que este año que recién comienza, por lo menos aquí, será un tanto mas fresco; porque claro en China y Nueva York hacen treinta grados bajo cero y de rebote nos llega algún alivio de allí.
Toribio: Cuando te conocí me parecía absurdo que siendo sirvienta hablaras bien de los ricos; pero ahora entiendo que lo llevas en la genética.
Érica: No demos por sentada ninguna cosa, pues la vida es embrollo, donde saliendo de un laberinto vuelves a entrar en otro laberinto.
Toribio: Vaya si eres bonita que te iluminas como un sol cuando sonríes. De la tanta admiración se me salen las pupilas de las órbitas; que parece que los ojos tuvieran resortes.
Érica: Y a mi me pasa lo mismo; porque sos re lindo; y si me dejás me muero.
Blas: Por mi parte haré que abandones esta carrera absurda de encontrar un pretendiente, ¿para que estamos nosotros?
Toribio: Me siento atraído por tu linda personalidad casi cual si fuera un poderoso imán.
Blas: A mí, como que este amor me siga carcomiendo los nervios, ya mismo lo desafío a pelear a este carilindo.
Toribio: Ya intentaste matarme un montón de veces y siempre fallaste como un aficionado...
Érica: Tengo sueño, voy a tratar de dormir un poco...
Blas: Para nada se ha dado cuenta que somos nosotros...
Toribio: Tal vez si pero se hizo la burra.
Escena tres.
(En la mansión de Érica)
Blas: Estando en un barrio náutico donde el rio está a escasos metros de la vivienda, me parece una picardía no tirar una linea y pescar desde aquí.
Toribio: Como a los higos y el vino torrontres, tarde o temprano la vida nos convida con lo mejor que tiene.
Érica: Mil besos al viento para que se instalen en tu rostro, parecido a luces led de un árbol de navidad instalado en la plaza San Pedro...
Blas: Veo moverse tus labios y se me hace agua a la boca, que te quisiera comer a besos.
Toribio: Para mí, el amor es lo mejor que existe, donde la felicidad se siente a sus anchas cuando dos personas se aman.
Blas: En estos momentos tengo en mi mente solamente tu cara, Érica, que de seguir así, en un instante aparecerá tu cuerpo proyectado sobre mi osamenta.
Érica: Ay, si, ahí lo veo.
Blas: ¡Di que estás enamorada de mí, como yo de ti, con total apasionamiento!
Toribio: No insistas porque no está enamorada de vos; que de vos solamente siente lástima de verte así.
Érica: De momento, hasta que aparezca un nuevo pretendiente, solo quisiera que no escapen de la malla, red de arrastre.
Blas: Estás como para darte con látigo de trenzas.
Toribio: No deseo otra cosa que amarte por el resto de la vida...
Blas: De seguir así, irémos a hervir como para que el que quede vivo después nos coma.
Érica: ¿Será amor lo que sentimos, o pura atracción física... Buena pregunta, ¿no les parece?
Blas: Librémonos de los prejuicios y hagamos una orgía.
Toribio: Lamento decepcionarte, pero yo lo que siento es que quiero vivir con ella de una manera super convencional.
Érica: ¿Y si a la semana de estar casados, como cuando se acciona un interruptor ese amor se apaga; que haré yo después de haber despreciado al otro?
Blas: Lo mejor será que juguemos a la ruleta rusa para saber quien se queda o quien se va.
Toribio: Aunque tarde un siglo en decidirse, mejor prefiero esperar sentado en silla de tres patas.
Érica: Evaluemos la situación. Es bueno que podamos hablar del tema. No sé que decir.
Toribio: Hagamos que la inteligencia artificial nos asista con opiniones.
Érica: A ver, díganme, ¿si les pido que salgan de mi vida ustedes lo harían?
Toribio: De mi parte, por supuesto que si.
Blas: Nosotros por tu culpa nos hemos enfrentado a todo tipo de pruebas...
Érica: Pero ya les dije que no me animo a estar con dos hombres al mismo tiempo.
Blas: ¿Cuantos pretendientes se han anotado en la agencia matrimonial? Mira si viven lejos, se querrán quedar a dormir aquí.
Toribio: No soy una tortuga que lleva en el lomo instalado un aire acondicionado como para aguantar tanto deseo.
Blas: Aunque mas no sea, para que una posible amistad pueda permanecer en nosotros, tengamos un espacio en común, que bien puede ser esta casa. Lunes miercoles y viernes, yo; martes, jueves y sabados, él; y el domingo descanso...
Érica: O mejor vayamos a dar la vuelta al mundo yendo por los hoteles en habitaciones diferentes.
Toribio: ¿Finalmente eres libertaria o liberal? Porque al haber sido tan pobre lo mas lógico sería que seas de izquierda.
Érica: Amo la expresión máxima del individuo. Porque alimentando cada día la libertad individual es así como salen los Messi, los Maradona, los Favaloros. Y para que todo ello funcione hay que privatizar, ajustarse al mercado pues el comercio es el abc de las civilizaciones desde la prehistoria. Hacer fuertes ajustes si es necesario; y dejar de emitir moneda para que la plata tenga valor. Cuando el Estado se mete desaparencen las mejores ofertas, que son preferibles a los precios regulados.
Blas: Vos para los comunistas vendrías a ser una mujer que no entiende que el mundo evoluciona para el lado de la igualdad. El comunismo lleva en si mismo la promesa de crear un mundo mejor, en cambio los liberales dejan todo librado a la voluntad de los privados que son super sínicos y amarretes.
Toribio: Dios no es ningún Privado y todo gira a su alrededor.
Érica: Pasa que los comunistas amenazan con utilizar la fuerza bruta para hacer sus malditas revoluciones, y eso pone en guardia a cualquiera. Nadie en su sano juicio va a desear que le confisquen sus bienes quitándole las pertenencias.
Blas: Ojo porque toda esa basura de liberalismo, de rebote se va a ir metiendo a diliear con tu parte física, donde de a poco tus gestos se irán tornando amanerados cual si fueras una tremenda trola. Además de quedarte sin amigos, cosechando solamente enemigos, para finalmente terminar siendo una linyera viviendo en el terraplén.
Érica: Cuando me masturbo pensando en ustedes ahí si soy una verdadera lesbiana.
Blas: Si sos tortilla no le hagas perder tiempo a los varones, y en vez de buscar un marido por agencia, mejor busca una mujer que te solucione los problemas.
Toribio: Ahí está la jugada, buscá una muchacha bien linda y cuando aparezca se la endosamos a éste.
Escena cuatro.
(Toribio y Blas, ahora un holograma solamente, son un gigante de dos cabezas)
Blas: Señorita, no me mire con esa cara de sorpresa, bien claro, el aviso dice que sino es molestia el candidato se apersone en su domicilio...
Toribio: Y entonces me dije: Si el amor llama a mi puerta por nada del mundo lo dejaré escapar.
Blas: Con el si asegurado de mi parte, podés ir preparando la boda. Oh, como el camaleón me veo ruborizado poniéndose mis cuatro mejillas del color carmesí...
Toribio: Te cuento que entre vos y yo, existen grandes coincidencias, pues soy oriundo de Siberia y mi idioma es el nenezo; proveniente de la lengua samoyeda.
Blas: Y por allí tengo algo de indio Tehuelche del sur de la Argentina.
Toribio: Hablar por una boca o por la otra es cuestión de la impredecible espontaneidad.
Érica: En verdad, me coive. Parece usted una montaña-volcán devoradora de alpinistas.
Toribio: No te asustes, mi vida, no se trata de un gigante de dos cabeza; es un holograma de tipo fantástico.
Blas: Quisimos jugarte una broma y trajimos la cámara hasta aquí...
Érica: Mal hecho; porqué éstas cosas es mejor no tocarlas; mirá si después no funciona, no voy a poder dormir. Y porqué, además, ahora estoy sospechando que anoche se han puesto en lugar de los hologramas de mi habitación, ¿estoy en lo cierto o me equivoco...
Blas: Fue una jugada perfecta, nos lookeamos como ellos y te allanamos la noche.
Toribio: Y para nada nos pidas que estemos arrepentidos...
Érica: Pues ya lo verán, me vengaré; y será: Ojo por ojos, diente por dentadura completa.
Toribio: Al verte enojada te siento mas atractiva que nunca.
Blas: Estando con vos, veo todo de manera optimista.
Érica: Los felicito, son ustedes muy consecuentes como debe ser todo caballero que desea conquistar una señorita; pero convengamos que esto del gigante de dos cabezas a sobrepasado el límite de toda fantasía posible.
Toribio: Apartado del consumismo de tener que comprar y comprar chucherías, quisiera vivir con vos en un metro cuadrado.
Érica: Va a ser difícil porque ahora con la plata que manejo, debo pensar en tener que adquirir mercadería casi tanto como el hecho de inhalar y exhalar, inhalar y exhalar.
Blas: No es la moral lo que hace a la felicidad sino las grandes vivencias que uno pueda llegar a tener en la vida...
Érica: No se crean que no imagino que ser amada por dos hombre al mismo tiempo debe ser algo super sensacional; pero en contraposición soy conciente de la humillación que eso significa.
Toribio: Entonces mejor vayamos a jugar al pool...
Blas: Vayamos pero juguemos por dinero.
Toribio: Te voy a dejar pelado porque soy un fenómeno que puede hacer que la bola blanca vaya por el aire y pegue donde a mí se me antoja.
Blas: Si, pero tené cuidado de no romper el paño.
Toribio: En alguno de tus viajes espírituales, seguramente esa frase se la robaste al diablo, que la debe utilizar como para sugestionar al rival en que no pueda aplicar sus buenos efectos. Pero a mí no me vengas con esas pavadas, porque le pego seco o chanfleado según se me de la gana.
Blas: Entonces mejor quedémonos aquí mirando pasar el día.
Érica: Ayer, googleando por la Internet, dí con una mujer indú, llamada Amita Kumari, y me dió intrucciones precisas como para comer legumbres sin que me provoquen daño alguno. Entonces siempre tendré la heladera completa, de legumbres ya precocidas...
Toribio: ¿Si las legumbres te hacen tanto mal por que insistís en comerlas? Mejor comé una cosa que te haga bien.
Blas: A ver, contanos como se hace para que las legumbres no te hagan estallar por dentro. ¿No serán bacterias? Roñosa.
Érica: No se tomen la molestia; no hace falta anotar porque es algo muy sencillo. Me dijo que al momento de comer, lo haga como lo hacen en la India, con los dedos de la mano, mezclando los granos con un poco de arroz, y apretando el bocado con las yemas antes de introducirlo en la boca.
Toribio: Por la cara que ponés presiento que aparte de este tip tan pintoresco, tenés otra cosa, escondida en la manga, que no te animas a decir...
Érica: Quiero que sepan que me he decidido con cual de los dos me quiero casar.
Toribio: En hora buena.
Blas: Por cómo me mirás, seguramente a él.
Toribio: ¿Vistes?, no hace falta ser muy extravagante para tener éxito en la vida.
Érica: Te eligo a vos, porque entre otras virtudes para nada sos un tipo machistas. Vení, dame un abrazo.
Toribio: A mi lado vas a poder hacer lo que quieras.
Blas: Te creía mas piola, has elegido a un amargo como un pomelo, que nunca se juega por nada.
Érica: No soy una militante de la política, así que dudo que pueda pasar algo malo.
Toribio: Vos hablás como si tuvieras la razón comprada, y las grandes verdades están apartadas del desvío de usar la cabeza como para convocar espíritus. Ya te lo dije antes, y te lo vuelvo a repetir. Cual la medición del tiempo, proyectar un espíritu sobre tu cuerpo, es algo totalmente subjetivo. Por que si nadie te lo dice te lo voy a decir yo. Un espíritu es solamente la imagen que alguién toma de otro; nada mas que éso (lo demás son puros demonios y ángeles que pulunan por la vida); los espíritus son como espejismos en la ruta, o como traer a colación un recuerdo; pero eso si, hacer esa cosas raras hace mucho daño a treceros. Tomar la imagen de otro, y crear un espíritu, haciéndolo propio, es casi como meterle una bomba a la sociedad, porque la naturaleza social se ve trastocada en provocarse accidentes; que por lo visto y expuesto, todas las mentes están entrelazadas.
Érica: En vez de enojarnos por pavadas, festejemos brindando por un futuro donde pase lo que pase siempre estemos unidos.
Toribio: Enseguida regreso con unas copas y algo de bebida.
Blas: Que bicho te ha picado, porque lo elegiste a él, si vos ayer me dijiste que soy tu preferido.
Érica: Él me ama demasiado; en cambio para vos, sólo soy un pasatiempo.
Blas: Te lo ruego, me tenés que hacer una transferencia bancaria porque no tengo un mango.
Érica: Tal vez sea imposible; como una tonta estuve utilizando la tarjeta para cortar queso fresco...
Blas: Dale, poné todo lo que mas puedas, con la inflacíon que hay la plata vale cada vez menos.
Érica: Ya está, no estoy segura pero creo que salió todo bien...
Blas: Quiero que sepas, que a mi manera, te quiero más que a nada en el mundo.
Toribio: Chan, chan, chan chan... Altos cuernos me estoy comiendo. Cuanto perreo.
Érica: Fueron tan solo un par de besos de despedida.
Toribio: Creo yo, algo mas que éso; y en posición horizontal.
Blas: Lo peor en la vida es sentirse "un ser superior ", porque de allí a ser un genocida hay solamente un paso.
Érica: Como para que puedas salir del estado de ira, te voy a contar una historia que de seguro te va a dejar impactado; boquiabierto.
Toribio: Aunque por momento se me tapan, soy todo oídos.
Érica: Como ya sabes, a los tres meses de nacer, fui arrojada en un tacho de basura; más precisamente en un container. Pero lo que ignorás es que recién después, a los pocos años, luego de muchas idas y vueltas es que fui a vivir al orfanato. Y que te cuento, que mi madre, cual si nada hubiera ocurrido de malo, se hizo presente en el orfanato, con pretenciones de que vaya a vivir con ella. Bajo el amparo de la ley, se hizo presente diciendo que alguien "muy conocido de ella", me había robado y más luego, brutalmente tirado dentro de donde ya sabemos. Después, no bien la situación estuvo de su lado, con los ADN confirmando la paternidad de Mijael Durov, allí lo comenzó a extorsionar, amenazándolo con que si no le daba plata lo iría a culpar del horripilante abandono. Lo extorsionó hasta el infinito, prácticamente volviéndolo loco de manicomio, sin piedad, hasta el cansancio, ininterrumpidamente; sacándole plata de ha puchos pero con lo cual vive como una bacana. Mi madre, igual que él, tiene cincuenta años. Mi madre es bailarina de tango, donde por este motivo se conocieron en una milonga. Luego, en una madrugada de puro amor, quedó embarazada comenzando allí la historia funesta de mangazo tras mangazo sin por nada aflojar.
Toribio: Entonces ahora me cae la ficha de donde sacaste tanto dinero de golpe...
Erica: El dinero que tengo, no es precisamente de una herencia, sino de un último chantaje donde se hubo usado mi CBU. Y esta mansión es alquilada.
Toribio: Pienso que lo mejor será devolver lo que quede del malhabido dinero.
Érica: Pero hay algo muy importante. Mi padre, Mijael Durov, aún vive, pero de tanto disgusto le agarró un infarto.
Blas: Dale, y ya que estás, también contale que vos y yo somos hermanos.
Toribio: Disculpen, pero me dieron ganas de vomitar... Ustedes (si ya no lo hicieron) están al borde del insesto.
Blas: Somos hermanos pero no somos hermanos. Porque mi madre me robó de una clínica para luego venderme; donde a los pocos días le gusté tanto que prefirió quedarse conmigo.
Érica: No lo confundas. Lo que dice él es verdad, pero pertenece a otra historia; dejame que te siga contando. Entonces, cuando me rescataron del container, hubieron dos hombre, de profesión bomberos, que me salvaron la vida...; y es casi como si los estuviera viendo; que por un buen tiempo me protegieron, compartían la tenencia, y se peleaban por mí...
Toribio: Entiendo, y por la acción de un trauma grande como esta casa, de ahí te viene el cariño que nos tenés a ambos.
Blas: Exactamente, compañero. Como vos decís, nos quiere a lo dos por causa de estar medio chiflada; y si por esas casualidades, supiéramos apagar incendios, nos querría el doble.
Érica: Y lo que siguió a la etapa del orfanato, fue ser sirvienta en tu domicilio. Mientras tanto a la casa de Blas iba los domingos y feriados.
Toribio: ¿Sabes?, me dieron ganas de conocer a tu madre y sacarle una foto como para ponerla en la mesita de luz.
Blas: De momento, Mijael Durov, le ha transferido un tocazo de dinero, pero cuando muera será incalculable la guita que pueda llegar a heredar...
Érica: Mi madre está esperando que mi padre estire la pata para luego extorsionarme a mí, en que si no obedezco querer matarlos a los dos.
Toribio: Pienso que lo primero que tenemos que hacer, es intentar salvarle la vida a tu padre.
Érica: Con toda el alma me encantaría, ¿pero cómo? Sería conciderado un milagro, está con un pié aquí y el otro en el mas allá.
Blas: Dejémoslo en paz, tarde o temprano todos iremos a perecer.
Toribio: Haremos lo siguiente. Con una foto de tu cara, la vamos a procesar en la app que agrega años a las personas... Y luego vamos a crear un holograma tridimensional de tu madre, pidiendo perdón de rodillas, y jurando que nunca mas lo irá a molestar...
Blas: Buena idea, pero no le veo el negocio.
Érica: Finalmente yo no quiero que muera.
Blas: Tal vez si ella heredara, podríamos ir a esos pagos, enrolarnos respectivamente en los ejércitos de Rusia y Ucrania, y por fin enfrentarnos en combate final parecido a un duelo a muerte.
Érica: Sin embargo yo quisiera que ustedes sigan a mi lado, que mi padre sane, y que todos podamos ser felices.
Blas: ¿Cómo puede ser?, al verla feliz a ella, yo también me pongo feliz.
Érica: Vos decís, crear un holograma de mi madre, y paralelamente grabar un mensaje con la cámara del teléfono, más luego enviarlo. ¿Un monólogo de arrepentimiento de la señora que mas debe odiar en la vida?
Toribio: Si tenés el número de teléfono hacemos todo ya mismo.
Blas: Pensalo bien, pensalo bien..., no vaya a ser que después de curado, de la bronca, venda todas sus pertenencias y te deje afuera de la herencia.
Toribio: No perdamos tiempo hablando cosas que no sabemos. Le vamos a pedir a la inteligencia artificial, que con tu voz envejecida, nos prepare un monólogo de arrepentimiento de tu madre. Solamente debemos cargar algunos datos y la inteligencia se encargará del resto.
Blas: Por momentos siento envidia de los hologramas, pues son, pontencialmente hablando, unos verdaderos espíritus flotando sobre el aire.
Érica: Mi madre se llama Vanesa Salerno; y como ya dije antes, con Mijael Durov, en el dos mil dos, se conocieron en una milonga de tango. Por ejemplo, si ella estuviera ahora, seguramente se haría pasar por mi abogada, y te preguntaría..., si eres visita o un candidato enviado por la agencia matrimonial. Calculo que diría de esta manera; con gestos de chantajista, haciéndose la canchera como para poder dominarte, cual una hechicera lo haría con un principe azul a punto de convertirse en sapo: ¿Como es que no te tengo anotado?, diría; seguramente exhibiendo mucha soberbia. Dejame adivinar, vos sos hijo del empleador donde Érica se desempeñaba como sirvienta con cama, ¿verdad? No obstante podrías esperar afuera antes de entrar sin permiso...
Toribio: Muy bien, gran actuación, con solamente ésto, tenemos material como para que la IA haga el resto de lo que haga falta.
Érica: Podría seguir actuando pero me produce náuseas. Además preferiría no mirar ese asquerozo holograma. En un rato regreso.
Toribio: Quedate porque a la cuenta de tres vamos a tener a tu madre aquí presente, y el mensaje ha de ser muy breve.
Erica: Tomá, si no me doy los gustos ahora, cuando. Hacé todo vos que yo me voy a condimentar legumbres para que estén marinadas.
Blas: Cuán oportuno, compañero, que trajimos la cámara hasta aquí. Y hasta pensé que para otros fines se podría utilizar un dron... Como para reforzar el holograma, que te parece si convoco el espíritu de mi madre, proyectándolo sobre la holografía haciendo como un verdadero refuerzo del personaje.
Toribio: Hace caso. Yo sé lo que te digo; dejate de joder con hacer esas cosas, de usar tu mente para fines tan esotéricos, que lo único que logran es trastocar el correcto suceder de los acontecimientos. Bien, ya está todo listo.
Érica: Hola, Mijael Durov, cómo anda mi querido amigo, ¿no me reconocés? (Pero si soy la que vos conciderás tu peor enemiga del mundo; pero no obstante estás muy equivocado, pues soy una mujer muy responsable y eso es todo). Soy Vanesa Salerno, bravucón, la madre de tu hija, Érica Luján Senador, ¿no te alegrás de verme de nuevo? Pero si, hombre, si yo te quiero mas de lo que vos pensas. Pero, caramba, no te asustes pues no te llamo para pedirte dinero. Ya estamos grandes, pibito, y aquellos fueron momentos cruciales que mejor dejar sepultados en el olvido. Por un momento pongamos las penas y las amarguras en el perchero y démosle paso a un agradable momento de regia camaradería. ¿Sabés? He reflexionado lo suficiente como para darme cuenta que he sido injusta contigo; porque claro, por un buen tiempo, vos ignorabas por completo que si la nena en verdad te pertenecía o que quizás fuera hija de algún otro tanguero. Pero después que estuvieron los ADN, ahí si te pudistes convencer de que la nena es tuya, solamente tuya. Única hija, por cierto. Y justo por intermedio de Érica, me vengo a enterar de que estás pasando por un pésimo momento de salud. Aunque te parezca mentira, chabón, cuando me enteré, sentí gran remordimiento de la conciencia, sospechando que tal vez, pudiera tener yo, algo que ver con tu malestar cardíaco. Pero no, mi amor, en arruinarte la vida no me prendo; y mucho menos en festejar tu convalecencia. Como para cuando sanes puedas guardar un grato recuerdo mío, quiero decirte que en su momento te quise demasiado; y que aún te sigo queriendo; claro que si. Concidero que con la muerte de los seres queridos no se jode, ahí si que planto bandera, eminencia, olvidándome por completo de las carencias y de la egolatría. Como habrás podido notar, tardé en darme cuenta, pero por fin ahora me avivo, de lo cero inmaculada que pude ser al joderte la vida; y sí así lo fué, cosa que dudo, se trató más que nada por ser una persona carenciada que necesitaba dinero para poder sostenerse. Por último, como para que el mensaje no se haga tan largo, te vuelvo a pedir perdón, y te dejo en paz y en armonía. Sinceramente te deseo una pronta recuperación, dando por descontado que irás lograr salir adelante. Chau, Carlitos Gardel; no te jodo más. Que te mejores. Un abrazo de gol.
Toribio: Andá y avisale a Érica, que de momento todo va saliendo a la perfección.
Érica: No hace falta. Aquí me tenés. Tan emocionada que no entro en mi misma. Pero aún así, quiero tomar un poco de aire fresco.
Toribio: Yo de mi parte, hice todo lo prometido.
Érica: ¿Que les parece, si salimos a dar una vuelta en el gomón que tengo estacionado en el muelle?
Blas: Me prendo.
Toribio: Que copado tener el río tan cerca.
Érica: Vos manejá los remos.
Blas: Vayamos hasta el Río de la Plata.
Érica: Me pongo de este lado para equilibrar el bote. No saben cómo me alegra el poder haber mandado ese mensaje tan piola...
Blas: Tengamos cuidado con el dengue...
Érica: Es una nube impresionante...
Blas: Pero de donde carajo salieron tantos mosquitos; si hasta recién estábamos lo más campante.
Toribio: Mas mosquitos imposible...
Blas: No se aguanta.
Érica: Cúbranme con algo...
Blas: Debe ser el gran poder del espíritu de mi madre, que me anda rondando por la cabeza...
Toribio: En tal caso serías vos el que trajo los mosquito y no tu madre; siempre metido para adentro intentando interactuar con la naturaleza, queriendo hacer no sé que cuernos con tu mente afiebrada de tanto darle a la matraca mental. Si hasta pareciera que en cualquier momento vas a quedar viscocho.
Érica: Al querer hablar, los mosquitos se meten en mi boca.
Toribio: A mí todas estas pinchaduras me están haciendo doler; mejor me dejo de dar concejos de padre, y me zambullo al agua.
Érica: ¡No me puedo mojar!
Blas: Perdoname, pero yo también me tiro.
Érica: No sean malos. Tengo un millón de mosquitos por todo el cuerpo; y si me pica uno negro y blanco me va a agarrar el dengue; traigan repelente.
Toribio: Vayamos bordeando la costa y llevemos el bote caminando.
Blas: Mirá si quedás embarazada y contraes el Zica; y despues el niño te sale con cabeza de mosquito.
Érica: Con la sangre de la menstruación te voy a pintar una nariz de payaso.
Blas: ¿Por las barbas de Neptuno, que asquerocidad has hecho?
Érica: Para que Toribio se quede tranquilo que no estoy embarazada.
Blas: Ahora mismo, por zarpada, te enzartaré este remo en las costillas.
Érica: ¿Me atacás como un vampiro?
Toribio: Maldito proyecto de femicida.
Blas: ¿De donde habrán salido tantos mosquitos?
Érica: La culpa puede estar en que no hice cortar el pasto y entonces crecen los espinillos.
Blas: Ahora, porque tenés dinero, te crees mas importante que el Papa.
Toribio: ¿Podemos entrar mojados?
Érica: Mas vale, ¿te vas a quedar afuera?
Blas: Que esperás, entrá mariquita, que se llena la casa de mosquitos.
Érica: Un momento, aquí tengo un mensaje de mi Mijael Durov; diciendo que por gracia del video de mi madre, recuperó la salud como por arte de magia...
Toribio: Aleluya. Lo logramos.
Érica: Pero esperen que hay mas...
Blas: Un poco me siento alguien influyente que ha insidido en su recuperación; ¡que fui yo quien lo ha curado por gracia de mis espíritus!
Toribio: Mejor deja tu mente tranquila y tratá de ser un hombre normal.
Erica: Le respondo con un emoticón, de un corazón bien grandote. Gracias, chicos, ahora me siento verdaderamente feliz.
Toribio: Entonces aprovecho para decirte, que necesito urgente saber, si me eligis para ser tu marido.
Blas: Hagamos una cosa, el que saca el palillo mas largo, gana.
Toribio: Dale, probemos a ver que sucede.
Blas: Va a ser mejor que lo corte Erica.
Toribio: Estoy de acuerdo; entonces el que saca el palito mas largo, se convierte de inmediato en tu único hombre...
Blas: Aquí saco el mío...
Érica: Éste que queda es para vos.
Toribio: Caramba, pero si son iguales. Ni un milímetro de diferencia.
Erica: No puede ser, yo corté uno mas largo que el otro... Me debe de haber parecido.
Toribio: Esperen. Con un dado, juguemos a quien saca el número mas alto...
Blas: Buena idea. Aquí hay uno. Entonces, confirmado, el que saca el número mas alto se casa con Érica.
Toribio: Cinco. Tirá vos.
Érica: Cinco; han empatado.
Toribio: Que tire de nuevo él, y después tiro yo.
Erica: Tres.
Toribio: Ahora me toca a mí. Tres.
Blas: Una vuelta mas. Tomá, empezá vos.
Toribio: Cuatro.
Blas: Cuatro.
Toribio: No puede ser. Uno.
Blas: Uno. Ves, lo que digo, lo mejor va a ser que formemos un trío matrimonial, y que cuando seas diputada, presentes un proyecto de ley, para que la gente se pueda casar, en el número y cantidad que se les de la gana.
Escena cinco.
(De nuevo en la habitación de Érica)
Érica: A ver, a ver, a ver. Hologramas, hologramas; quiero a mis hologramas ya mismo; préndase el aparato.
Toribio: Aquí estamos, bella dama; mucho gusto nos dá encontrarte tan feliz.
Blas: Por estar tan radiande, deduzco que has tenido un día muy especial.
Érica: Si. He podido salvar a mi padre, utilizando un holograma como ustedes, pero de mi madre, creado a base de mí persona. Ah, pero un momentito; no se ofendan pues necesito comprobar si en efecto son mis hologramas queridos. Y para ello, con mi brazo en forma de espada los atravezaré de medio a medio, no vaya a ser cosa que de nuevo sean Blas y Toribio. En efecto se trata de ustedes, mis hologramas guardianes del sueño.
Toribio: La noche tan estrellada pareciera poner en evidencia la verdadera inmensidad del universo, donde la propia inteligencia artificial se ve impedida de comprender dicha enorme dimensión lindate con el infinito.
Blas: Quiero que sepas que nos llegan tristes noticias de Medio Oriente, que dan cuenta de cómo se expande la guerra que allí sucede. Que ha llegado también a Siria, donde actualmente Israel bombardea territorios ocupados por los integrantes del Partido hezbolá...
Toribio: Y que además el ejercito de Israel, por el temor que provocó una fuerte abalancha de palestinos, disparó contra gente que acudía a recibir ayuda humanitaria; muriendo un número mayor a cien personas...
Érica: Antes que malas noticias que me hacen doler el alma, preferiría que me den sabios consejos de cómo comportarme cuando me encuentre con Mijael Durov, mi padre.
Blas: Lo primero, es no dejar de ser quien eres, y donde quiera que vayas siempre llevar tu hermosa sonrisa.
Toribio: Pero eso si, ve a una peluquería y haste un corte de categoría.
Blas: ¡Érica! ¡Érica! Aquí vinimos.
Toribio: Aquí vinimos a visitarte y nos encontramos por casualidad.
Érica: Apagado el proyector, me voy con los de carne y hueso.
Toribio: No podemos vivir sin vos; invitanos a quedarnos y serán tus deseos órdenes.
Blas: Hay tantos mosquitos por todos lados, que no se puede andar ni siquiera en la noche oscura. Les cuento que me puse a oler repelente como para ver si podía impregnar mi cuerpo con ese espíritu en particular, pero no dió resultado; me comieron vivo.
Érica: ¿Pero cómo, también se pueden atrapar espíritus de distintas cosas? Yo pensaba que era solamente de personas...
Toribio: El gran problema de andar queriendo hacer reflejar espíritus en el cuerpo, es que las mentes de todos los habitantes del mundo, al estar conectadas entre sí, se ven confundidas en su accionar y tienden a actuar como imanes del mismo polo.
Blas: Insisto en afirmar que las imágenes que logro proyectar sobre mi cuerpo, en algo se parecen a los hologramas.
Érica: El colmo de los colmos sería, que se pongan celosos que por la noche esté con ustedes en versión holografía; que aunque similares, no son otra cosa que luz lacer proyectada sobre el éter de mi habitación. Vengan, vayamos para el living.
Toribio: Dejate de joder, Blas Hernando; conmigo no te metas; yo sé lo que te digo.
Érica: Como en un espejo, a mi también me pareció verte reflejado en él.
Toribio: Por tu bien, te recomiendo que dejes de hacer esas cosas, porque, a no dudarlo, a la larga, te han de hacer daño a la salud mental...
Érica: Uy, y ahora veo que estás probando con nuestra propia madre...
Blas: Show de pirotecnia de espíritus.
Toribio: Mejor no le demos bola y miremos para otro lado. Sabías que los Tártaros de la antiguedad, preferían que sus esposas tuvieran experiencia sexuales con muchos hombres; y cuanto mas, mejor; que hasta cuando venían personas de visita, pretendían que tengan relación con los forasteros; que cuanto mas atorrantas más pretendidas eran.
Érica: Pero que espanto; Blas se ha descompuesto ¡Está quedando como parapléjico...
Blas: La boca no me responde, y el costado derecho se me está poniendo recontra tieso...
Toribio: Viste, yo te avisé, y ahora, a ver, decime, con qué medicina se cura tamaño ataque cerebral...
Blas: Esperen que enseguida regreso. Voy a agarrar legumbres de la heladera a ver si se me cierra el pecho y muero...
Érica: ¡Para que se lo habré dicho! De verlo caminar así, se me mezcla la risa con el llanto; que me desconpongo de verlo perderse mas allá del horizonte del living, cual si fuera un hombre de goma sin un alambre en su interior. Y por el contrario ahora muero de pena, al verlo comer porotos con desesperación; con además, lentejas y garbanzos, que tenía preparados para el almuerzo de mañana.
Toribio: Pronto, que esperamos, llamemos a un médico...
Érica: Socorro, se está muriendo.
Blas: No me baja la comida; que digo comida, las legumbres de porquería...
Érica: Con este vaso de agua, probá de hacer ésto; hacé como que tomas a borbotones, pero por el contrario, que apenas entren unas gotitas, que vas como ingiriendo en forma de tragar líquido, en gran cantidad de pequeñitos sorbos...
Toribio: No obstante, se nos muere el Blas...
Érica: ¿Como podríamos ayudarlo...
Toribio: Vamos a darle golpes en la espalda.
Érica: Es que en realidad no se trata de estar atragantado con comida, sino más bien que se te cierra el pecho junto con el esófago.
Blas: Adios, mi amada Érica... Un placer haberlos conocido...
Érica: Está muriendo; se encuentra casi sin vida...
Toribio: Se le dan vuelta los ojos para atrás.
Érica: Inventemos un coartada y arrojemos el cadaver al río.
Toribio: ¿Para qué? Si nosotros no lo hemos matado. Además él quería morir, que por todos los medios buscó atragantarse con legumbres.
Érica: Pues vaya si lo ha conseguido.
Toribio: Mejor pongamos el cuerpo detrás del sillón, y vayamos para la pieza a mirar su holograma, que será un verdadero bálsamo para tu estado de angustia sin igual.
Érica: Buena idea, a tan grande tristeza a lo mejor el holograma me pueda devolver parte del bienestar que venía trayendo.
Blas: Ahora se podrán casar sin problemas.
Toribio: Quise prevenirle de lo dañino que puede resultar hacer reflejar espíritus en el cuerpo, pero no me dió ni cinco de bola y ahí tenemos los resultados.
Blas: Pero entonces por qué te preocupas si te he dejado el camino libre. De mi parte los declaro marido y mujer.
Érica: Siempre lo vamos a tener presente y en cada brinds vamos alzar la copa haciendo recordación de su nombre. Mi amor, luego de tanta ignorancia expuesta, habrás podido comprobar que soy una mujer de muchas limitaciones. Entonces te pregunto si de todos modos estás seguro de querer ser mi esposo.
Toribio: Te confieso que lo deseo pero no tanto como al principio.
Érica: Con todo y dudas, yo igual te amo.
Toribio: No me digas así pues me derrito completamente.
Érica: Antes que nos besemos con pasión, me gustaría pedirte un último favor de amigo. Vení, vayamos para el living.
Toribio: A ver, decime.
Érica: Quisiera enterrar a Blas en el jardín de esta casa. Hablé con el dueño, y le dije, a modo de permiso, que cuando herede voy a comprar la propiedad.
Toribio: No olvides que tu padre, por suerte, está sanando; y que pueda ocurrir que a lo mejor no cuentes con ese dinero.
Érica: Se lo voy a pedir como regalo de cumpleaños, y seguro que va a querer.
Toribio: ¿Hacer un pozo tan grande? Quiero recordarte que está totalmente prohibido entrerrar a los muerto sin antes hacer el correspondiente certificado de defunción...
Blas: De que muerto hablan si aquí me tienen; ¿pensaban que se iban a librar tan fácilmente de mí?
Érica: Estás vivo. Como puede ser si te vimos para el carajo. ¿Es que acaso eres un holograma? Nada que ver, sos vos en persona.
Blas: Me encantó eso que me quieras enterrar en tu jardín, que hasta me dieron ganas de morir en serio.
Toribio: Érica, ya casi no me quedan fuerzas para seguir compitiendo.
Blas: Ningún problema, pimpollo, ahí tenés la salida; nadie te va a retener y menos yo.
Érica: Me siento culpable de con tanto histeriqueo tenerlos enganchados como un remolque. Ustedes ahí como perros falderos a la espera de un hueso del amo.
Blas: ¿Si hubiera gente que pagó por una entrada, interesados por saber como sigue la historia, que les dirías?
Érica: Les diría, que no se pierdan el próximo capítulo, porque ahí se sabrá como sigue la historia; donde primero me casaré con él, para serle infiel contigo. Y mas luego de divorciada, ocurrirá al revés, que me casaré con vos, para meterte los cuernos con él. Y así vivir la vida siempre unidos, como tres tristes tigres que comen del mismo plato de trigo.
FIN.
|