Ahora soy un pequeño dios.
Tengo en mis manos el poder de la creación y en mi boca, a veces, el de la destrucción.
Quien lo hubiera imaginado!
De cocinero a fabricante de tempestades.
Comienzo germinando truenos desde su semilla, envaso el puelche dentro de una botella y ya verás que puedes inventarle una nueva dirección al viento.
Acampo en tu cuello y me protejo del frío.
Mis manos hilan nubes grises y ruge el relámpago, caminaré detrás de las arañas eléctricas de tus quejidos y si acaso no alcanzo el impermeable, las gotas que azotan serán látigos y podrás bañarte en mi
Texto agregado el 02-03-2024, y leído por 116
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