Juntos siempre parte 5
Una semana antes de que regresara Alex de Canadá, los compañeros de la universidad quedaron de visitar distintos lugares. Alex y Claudia por fin pudieron estar juntos y fueron a una plaza comercial. Ahí pasaría algo que cambiaría las cosas entre los dos jóvenes.
Claudia había gastado más de la cuenta. Se había enamorado de un bolso no muy caro. Alex dijo que no gastaría nada en ella, todo era para llevar regalos a su familia. Los dos jóvenes salieron de la tienda, el policía revisó su bolsa de compra y se dirigieron a los helados. Claudia dijo que iría al sanitario, pero regresó a la tienda. Ahí la mujer tomó el bolso, lo metió bajo su blusa, salió de la tienda cuando varias personas entraban. El policía la observó desde el principio.
Claudia regresó con Alex y degustaron de un delicioso helado. Al salir del centro comercial dos policías se acercaron a la pareja. Los llevaron a la administración. Alex les explicó que son estudiantes de intercambio. Los policías llamaron a la universidad y el coordinador de los intercambios se presentó en las oficinas de la plaza comercial.
Alex estaba molesto por la actitud que tuvo su novia. Había robado un bolso de doce dólares. Los dos jóvenes regresaron al campus. El coordinador dijo que Claudia tendría graves problemas a su regreso.
Claudia regresó el bolso y dijo que no había sido su intención tomar el bolso. El coordinador hizo circo maroma y teatro para que a la joven no se la llevaran detenida.
Antes de que Alex entrara al edificio discutió con Claudia por lo sucedido.
-No te conocía esas mañas.
-Alex. Deja que te explique.
-Que me expliques ¿Qué? Claudia, yo estoy embarrado en esto. Eres una maldita ratera. Mira, yo puedo ser un mal padre, un mal hijo, pero jamás un ratero.
- ¡Solo fue un bolso!
-Claro, hoy fue un bolso ¿y mañana? ¿Qué vas a robar mañana?
-No me trates así.
-Cállate. Y déjame en paz.
El joven se metió a su edificio, sus compañeros le preguntaron sobre lo que pasó. Alex limpió su reputación. No quería salir embarrado.
Alex continuó con su curso, no hablaba del tema con sus compañeros. No le respondía los mensajes a Claudia. Más bien, le envió un par de mensajes algo eróticos a Cintia. Le decía que quería verla. Que quería sentirla.
Aquellos mensajes pusieron roja a la mujer de cuarenta y nueve años. Ella no respondió ninguno, pensaba que era malo lo que estaba haciendo.
Recordaba lo que hizo con Alex. Sentía culpa, mucha culpa, pero lo recordaba con pasión, con erotismo.
Después de pensarlo tanto, la mujer estaba en la sala. En la sala en la que había hablado con su hijo sobre el futuro, estaba sola y sus pensamientos. Tenía años que no sentía un orgasmo. Alex la había llevado al clímax con tan solo la lengua. Cintia se metió al baño, cerró con seguro sabiendo que estaba sola. Se despojó de sus prendas y se miró al espejo. En ese momento, Alex le envió un mensaje que decía “tócate”. A Cintia le saltó el corazón. Obedeció al joven. Se tocó los pechos. Tocó sus pezones que comenzaron a ponerse duros. Poco a poco llegó a su sexo para tocarse. Recordando lo que hizo con el joven, aumentó la velocidad para llegar al boom.
Continuará…
|