Estoy frente a mi computado, escribiendo, escribiendo ¿para quién?, me preguntó

Nadie puede leer estas frases, estas oraciones, estas historias, estas reflexiones... nadie puede leer mis pensamientos, plasmados en letras.
Y pese a ello, sigo escribiéndolas...
¿El motivo?
Me liberan y abren, me permiten desahogarme, limpiar mi alma de todo aquello que no quiero en mi vida...

Mis escritos de vez en cuando crean sonrisas cómplices... Otras veces simplemente para pasar el tiempo y dejar volar mi imaginación, esa que aún conservo desde que tengo recuerdos.
A menudo dibujan charcos de lágrimas, corazones de colores e incluso grietas que tardarán en cerrarse o quizá nunca lo harán.
Porque la imaginación es desbordante e infinita y las opciones de plasmar mi ser en letras nunca se acaba.