Juntos por siempre parte 2

Durante todo el vuelo el joven estuvo nervioso. Comió lo necesario hasta que llegaron a su destino, Canadá. A los alumnos los subieron a un camión escolar y los llevaron a la universidad. Los instalaron en un edificio de alojamiento propio de la institución. No eran los únicos de intercambio. También había alumnos de postgrado de otros países. El joven se instaló en su habitación junto con otros dos de sus compañeros de carrera.
El martes por la mañana todos los universitarios fueron trasladados al campus. Alex vio que toda la gente que los rodeaba eran canadienses pero que había un gran número de personas de distintos países. El objetivo del intercambio era estudiar inglés. Lograr perfeccionar el idioma. Alex se presentó delante de todos. No con un perfecto inglés, pero sí lograba demostrar su nivel en el idioma. El joven mencionó que tiene un hijo y que es soltero. Eso llamó la atención de sus compañeros ya que saben de su relación con Claudia.
La joven estaba en otro edificio instalada con los alumnos de su carrera y en otro grupo con otras actividades.
Mientras Alex intentaba acoplarse a sus actividades, su hermano, la seguía pasando bien con su esposo.
Por la tarde en la alberca, Oscar soltó la sopa.
-Hay algo que debo decirte.
- ¿Qué? – pregunta Israel.
-Sabes que entre nosotros no hay secretos.
-Eso lo sé, amor ¿Qué pasa?
-Es sobre tu mamá y su hermano.
- ¿A qué te refieres?
Oscar le contó todo sobre lo que había pasado en el hospital. Israel se sorprendió de la actitud que tuvo su mamá. No estaba de acuerdo con que Nuria haya pagado la cuenta de una de las personas que ha provocado su infelicidad.
-No estoy de acuerdo, pero no es mi dinero. Al final, creo que mi mamá lo hizo para sanar ciertas heridas. Mi mamá es una buena persona. El daño que le causaron la hizo más fuerte y noble ¿el hermano de mi mamá está casado con ese hombre?
-No. Pero Martín me dijo que Gonzalo trató muy mal a Cristofer. Oye, hablando de otra cosa ¿Qué pasó con Elena?
-Ay, ya. Créeme que no sé qué pasa con ella. Se porta extraño. No está presente en momentos importantes. Siento que algo me esconde.
-Yo no la vi en la boda.
-Alex me dijo que se fue de la fiesta. No entiendo por qué tanta pelea en su momento si ahora ni está presente en mi vida.
-Yo creo que debes buscarla. Primero escucharla, talvez tenga un problema y no quiera decirte – le recomendó Oscar.
El jueves, los dos jóvenes estaban tranquilos tomando el sol cuando Oscar propuso salir de la casa.
-Oye ¿y si salimos de la casa un rato?
-Rentamos esta casa porque tu querías privacidad, Oscar.
-Lo sé. Pero podemos ir a la playa un rato. Talvez hacerlo en la arena.
-Oscar ¿quieres exhibirte? Desde que llegamos no has usado ropa. Has estado desnudo.
- ¿Te molesta?
-Para nada – dijo Israel poniendo los ojos en blanco.
Los dos jóvenes salieron a dar una vuelta por la playa. Es un lugar bastante tranquilo. La barra de restaurantes en la playa lucía lleno.
-Creo que será imposible tu plan de tener sexo sobre la arena.
-Detrás de las rocas – propone Oscar.
- ¿Estás loco? Imagínate que nos graben. Seríamos la comidilla del hospital.
Los dos jóvenes se recostaron sobre la arena. Admiraban el cielo estrellado.
-Las estrellas se ven hermosas – dijo Oscar.
-Cuando le confesé a mi mamá que soy gay, ella me dijo que no cree en las estrellas, dice que no cumplen.
- ¿Por qué?
-No me respondió.
-Nuria la pasará bien – le comenta Oscar incorporándose.
- ¿A qué te refieres?
-Vi que tu papá le compró algo sexy a tu mamá. Es de color morado.
-Él fue quien me dio la botella de vino.
-Ojalá y mi mamá encontrara a alguien con quien la pasara bien. Mi mamá la ha pasado mal los últimos años.
-Créeme, tu mamá se sabe cuidar sola y encontrará a alguien – Israel no sabía lo que decía.
Los dos jóvenes pasaron a cenar a un restaurante. En el lugar solicitaron diferentes alimentos, Israel ordenó un pescado a la plancha con verduras y Oscar cenó unos camarones a la diabla. De beber solicitaron dos margaritas sin alcohol.
Los jóvenes médicos disfrutaron de sus alimentos, al terminar pasaron a una discoteca para bailar un rato. Entrada la madrugada regresaron a la casa. No regresaron precisamente a dormir. Continuó la pasión y de nuevo hicieron el amor en el cómodo sillón de la sala. Cuando terminaron durmieron en la cama.
A las cuatro de la mañana, Oscar se levantó para volver el estómago. También lo atacó la diarrea.
Oscar había tenido una mala experiencia con los camarones a la diabla.
- ¿Estás bien? – le preguntó Israel.
-No. Me duele horrible el estómago. Creo que esos camarones traían el diablo adentro.
-No puedo creerlo. Te hacen daño unos camarones a la orilla de la playa, pero los tacos de tripa afuera del hospital de cinco por diez pesos te caen de maravilla.
-Ay. No hables de comida ¡Qué horrible me siento!
Israel le puso la mano en la frente a Oscar. Buscó el maletín, sacó el termómetro y después de cinco minutos, Oscar tenía treinta y ocho de temperatura. Israel abrió la regadera con agua fría y lo puso debajo del chorro de agua. Le dio un medicamento para el vómito y para bajar la fiebre. A las ocho de la mañana salió a la farmacia para comprar un antibiótico y electrolitos. De regreso con el medicamento y con su desayuno vio que Oscar estaba recostado en el sillón.
-Voltéate. Te voy a inyectar – le indicó Israel.
-Desde hace años me vienes inyectando – bromeó Oscar.
-Ni enfermo dejas de hacerte el chistoso.
Israel preparó la jeringa con el medicamento. Oscar sintió un pequeño piquete en la nalga izquierda.
-Listo. Descansa. A las tres nos vamos.

Continuará…