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Nuestra familia.

Cada familia tiene su propia cruz y eso lo he vivido en carne propia.
Vivíamos en casa de mis padres aún, mi hermana Cristina, mi hermano Raúl y yo junto a mi madre Sabrina y mi padre Ernesto.
Mi hermano, el mayor de los tres, un día me dijo, ya que siempre fuimos muy confidentes, que estaba enamorado y quería casarse.
Esto me asombró un poco, pero a la vez me ilusionó, deseaba la felicidad de mi hermano, esa que en nuestra casa estaba tan distante.
Nuestro padre era un hombre machista y cruel y nosotros sus hijos, sus esclavos.
Mi madre una mujer buena, pero que había sido criada para complacer a su marido sin importar nada más.
Cuando mi padre salía al campo con sus vacas, la casa cambiaba, mi madre cantaba mientras cocinaba y nosotras, mi hermana y yo hacíamos las tareas de la casa, mi hermano trabajaba en el campo con mi padre.
Se podía pensar que éramos una familia feliz, pero no era cierto, mi padre odiaba la felicidad y eso nos incluía.
Pero, como todo en la vida suele ser costumbre, seguíamos viviendo sin tratar de cambiar.
La voluntad de mi padre era sagrada en la casa, nadie tenía el derecho de llevarle la contra ni siquiera en pensamiento y mi madre era demasiado sumisa para enfrentarlo.
Por eso cuando Raúl dijo que tenía novia, nos asustamos por la reacción de Ernesto, pero no fue, en realidad así, aprobó el noviazgo y al poco tiempo, mi hermano estaba casado con Rita, una linda muchacha y de luna de miel, pagada por mi padre, en Europa.
El día que volvieron de su luna de miel, mi hermano le dijo a mi padre que sólo estarían en la casa hasta que encontraran otra donde comenzar su nueva vida.
Mi padre se llevó a Raúl a su escritorio y al poco rato salieron los dos charlando como si nada.
Rita no resultó ser igual a nosotros, ella tenía un carácter muy fuerte y el enfrentarse a mi padre llegó a ser el pan de cada día.
Mientras nosotras hacíamos el trabajo de la casa, ella se ocupaba de su belleza personal y jamás se dignó a ayudarnos.
Muchas veces se encerraban, mi padre y Rita en su oficina y gritaban y peleaban, pero siempre al ver salir a Rita, una sonrisa irónica brillaba en sus labios.
Era la ganadora del pleito, algo que jamás pude entender por lo menos por aquella época.
Si en un principio pensé que la vida era muy cruel conmigo y con mi hermana, por no decir de nuestra propia madre, era quedarme corta con aquellos pensamientos.
Una tarde Cristina se me acercó y me hizo un comentario que me dejó pensando, me dijo que notaba a nuestra madre, muy cambiada, estaba triste y ya no cantaba cuando mi padre no estaba.
Quise contestarle que eran imaginaciones suyas, pero lo pensé dos veces he imaginé aquello sólo para darme cuenta de que tenía razón, nuestra madre había adelgazado mucho y a pesar de que seguía trabajando como siempre en todo lo referente a la casa, comenzó a hacerlo más lentamente.
Cristina y yo le preguntamos si estaba enferma, pero nos contestó que no, que eran imaginaciones nuestras.
Mientras tanto mi hermano seguía muy enamorado de su mujer y la dejaba libre de hacer lo que quisiera, si no quería hacer nada, eso es lo que haría, debo decir que Raúl no es como mi padre, en el carácter es igual de sumiso que mi madre.
Pero, cierto día, se sintió cansado y viendo que mi padre había vuelto más temprano a la casa, decidió hacer lo mismo.
Al entrar, como siempre sintió el griterío que hacían, Erneso y su mujer, en el escritorio con la puerta cerrada, como solía estar.
Ese día jamás lo podré olvidar, golpeó la puerta, pero al no recibir respuesta trató de abrirla. Eso lo molestó, sabían que estaban discutiendo y esa vez no lo toleraría, se irían de la casa para terminar con aquellas peleas.
Con un golpe abrió la puerta y sin temor a equivocarme ese debió ser el momento más cruel y triste en la vida de Raúl.
Aún acostados en el sofá, estaban mi padre y mi cuñada.
Estaba muy claro lo que habían estado haciendo.
Mi hermano salió corriendo y fue directamente a su habitación para volver con un revolver en su mano.
Todos lo vimos, la sonrisa de mi padre y la de Rita lo decían todo, ahora sabíamos que todo había sido una fachada para ocultar los más bajos instintos de dos personas que no merecían llamarse suegro y nuera.
Al ver lo que Raúl pensaba hacer, por primera vez vi a mi madre reaccionar, se colocó frente a su marido y le dijo a mi hermano que tendría que matarla a ella primero, pero que eso no iba a ocurrir porque ese tendría que haber sido el propósito de ella y que jamás pudo hacerlo, pero que no podía permitir que arruinase su vida por alguien tan cruel y despiadado como su padre.
Mi hermano bajó el arma, pero tomó a su mujer del brazo y la sacó de la casa, acto seguido hizo lo mismo con mi padre, que viendo con ojos distintos lo que ocurría, optó por irse.
De aquello a la actualidad han pasado muchos años, nuestra vida cambió por completo, mi padre y mi cuñada siguieron caminos diferentes, al ver que su hijo podía ser tan valiente como el que más, se divorció y se marchó.
De Rita, después del divorcio por abandono de hogar, no volvimos a saber nada, pero hoy al ver nuestra casa alegre y a nuestros hijos felices a nuestro alrededor y a mi madre cantando nuevamente, pienso ¿Qué hubiera sido de nosotros si mi hermano hubiera perdido la cordura…?
Omenia
1/2/2024

Texto agregado el 02-02-2024, y leído por 122 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
05-02-2024 De corazón, espero que esta historia la hayas escrito porque fuiste espectadora. De lo contrario, un abrazo enorme. Odette
04-02-2024 —Por estos días estoy siguiendo una telenovela turca que se parece mucho a ciertas partes de tu cuento y creo que eso justifica el que tanto yo como otros lectores te hayamos comentado que tus cuentos bien podrían ser argumentos cinematográficos. —Saludos desde mi butaca. vicenterreramarquez
04-02-2024 Que bajesa. Espero sea solo ficción TETE
03-02-2024 La familia...la familia!!! Cuántas enseñanzas para quien sepa aprovecharlas. Un beso. MujerDiosa_siempre
03-02-2024 muy bonito silpivipiapa
03-02-2024 Interesante tu cuento y valiente la madre, no quiso esa desgracia para su hijo y a veces perder la cordura le esperaría la cárcel, eso pensó la mamá. Me encantó ome. yosoyasi
02-02-2024 Buen relato de bajas pasiones Vientosusurrante
 
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