El relicario.
Mi nombre no tiene importancia, ni el lugar de mi nacimiento, pero quiero en lo posible contar mi vida ya que esto que estoy grabando va a quedar en la bóveda de un banco hasta el día de mi muerte con una carta adjunta a quien corresponda.
Al cumplir mis doce años, mis padres me hicieron un regalo, un relicario que en este caso nada tiene que ver con la religión, simplemente era un colgante en el cual al abrirlo se veía las fotos de mis padres, una de cada lado.
Era un regalo hermoso, me encantó y no podía parar de mirarlo ya que en su tapa llevaba una piedra engarzada. Era una piedra negra colocada al centro de la tapa del escapulario que mi padre me dijo, era un Onix, una piedra semipreciosa que debía cuidar mucho y llevarlo siempre conmigo, además me dijo que jamás dudara del poder de esa hermosa piedra que tenía un brillo especial y la cual me protegería siempre que la usara.
Ese fue el mejor regalo que alguien pudiera hacerme y más aún debido a que mi propio padre lo había confeccionado, en sus ratos libres era un excelente artesano e inventor además de abogado destacado.
Pero, lo más importante de aquel día fue la conversación que mantuve con mis padres a puertas cerradas dentro de mi dormitorio, mi madre me dijo que tenían que revelarme algunos secretos de familia y que ya era hora de que los supiera.
Mi padre fue el primero en hablar diciéndome que ellos no habían nacido en el país que nos encontrábamos, que eran de otra nacionalidad igual que yo, pero que a pesar de eso también tenían la nacionalidad del país en que vivíamos.
Al principio no entendía nada de lo que me estaban diciendo, pero él me dijo que no me preocupara, que ya lo entendería y allí supe que mis padres eran espías.
A pesar de sentir una fuerte impresión por lo que acababa de oír me mantuve serena, esa es una cualidad que tengo desde siempre y que quizá a eso se deba que mis padres me revelaran ese gran secreto.
Me contaron que habían sido enviados por el gobierno de su país no por razones políticas sino por razones comerciales, se sospechaba que algunas fábricas y grandes negocios que habían empezado a funcionar en este país, eran con dinero que sacaban clandestinamente desde nuestro país de origen y debían hacer un seguimiento e informarlo luego.
Durante años mis padres tuvieron el trabajo de espías, pudiendo así volver a cerrar fábricas clandestinas y otros negocios hechos con dinero robado.
Al fin llegó en momento de entrar a la facultad ya que quiero ser escribana y allí conocí al hombre que creí que era el amor de mi vida entonces mi madre quiso tener una conversación conmigo.
Me dijo que ahora que tendría novio, su deber era contarme el propósito del relicario, el que sólo lo guardaba al ir a dormir, entonces fue ahí que me enteré que esa preciosa piedra tenía un secreto oculto, en realidad era un invento de mi padre que nadie debía conocer porque era una cámara que filmaba todo lo que sucedía a mi alrededor, no había que recargarla porque estaba hecha con un dispositivo único que la hacía recargarse sola y que lo había hecho, no con fines financieros sino para mi protección, pero que ahora estaba en mis manos decidir si la quería seguir usando o no.
Luego de esto, fue el fin de la conversación, mi madre siguió con sus quehaceres y yo volví a la facultad con mi relicario puesto. Al llegar, mi flamante novio, que antes no se había fijado en él, me preguntó qué era aquella piedra que brillaba tanto, que antes no había visto pero que le llamaba la atención y si podía verlo más detenidamente.
Por supuesto que me lo saqué y se lo mostré, pareció examinarlo, pero al no encontrar nada raro me lo devolvió.
Esa tarde al salir de la facultad me estaba esperando mi padre en su auto, diciéndome que quería que volviéramos antes a casa, que tenía malas noticias que darme, pero que no me preocupara, todo tendría solución.
Me sentía un poco inquieta, pero la voz de mi padre me tranquilizaba como siempre.
Al llegar estaba mi madre esperándonos, ya había abierto la computadora y lo que vi no me agradó en lo absoluto, bajo la fotografía de mi novio estaban sus datos, casado y con dos hijos y con varios años más que los que aparentaba, además era de la nacionalidad de nosotros, por supuesto que era un espía, pero no como mis padres, en nuestro país el gobierno había sido derrocado por asesinos que sólo querían conseguir dinero del pueblo. Eran épocas difíciles. Gracias al escapulario pudimos llegar a conocer al sujeto que se hacía pasar por estudiante. Para no llamar la atención seguí con él unos días ya que sólo nos veíamos en la facultad, pero mi padre comenzó a prepararse, veía que su espionaje financiero podría llegar a convertirse en otro tipo de espionaje al que no estaba dispuesto a acceder. Supo entonces que tendrían que irse a otro país y comenzó a preparar los documentos para que todo fuera legal, nuestros pasaportes estaban al día y al momento de partir hacia un país lejano nos llegó la noticia de que los rebeldes que habían tomado el poder ya habían sido derrocados y que la democracia volvía a reinar en él y cambiando los pasajes al fin regresamos a nuestro país.
Ahora somos una familia normal en nuestro propio país, pero como no quiero que se descubra el invento de mi padre ni que caiga en manos equivocadas, dejo todo grabado y también escrito con todos nuestros datos en una caja herméticamente cerrada y a quien corresponda abrirla después de mi muerte, siempre y cuando no tenga una hija o un hijo a quién heredárselo para que sirva de protección como me sirvió a mi, mientras tanto ya no uso tanto el hermoso obsequio de mi padre, por ahora me siento segura, pero no dudaría en volver a usarlo o a dárselo a mi hija o hijo si algún día los tengo, para su propia seguridad.
Omenia 28/1/2024
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