La casa tenía un amplio ventanal por donde entraba el sol en las mañanas, abrigando la fría habitación, a su lado, sobre una mesa, una planta exótica lucia sus flores color purpura buscando la luz del día
La antigua cama de bronce de color dorado y en la mesa de noche un retrato color sepia, tan viejo, que apenas si se podía divisar que era una muchacha joven, la que había permanecido en él desde siempre
En el resto de la casa solo habitaba el silencio, un perfume a madreselvas llegaba dulcemente desde los jardines, no tenia voces ni alientos, solo sensaciones de los que alguna vez ocuparon el lugar.
El viento mecía lentamente una hamaca, el cielo estaba despejado, solo tenían vida las plantas que sobrevivieron en el tiempo mágicamente y un ventanal en el que a través de él, se veía el más allá de las cosas, comunicándose con todo ser viviente, que alguna vez hubiera existido ,en la casa perdida en el tiempo.
A nuestra memoria, que es como una casa que guarda historias. |