Introspección al error.
Nadie creería que alguien tan joven cometa errores, por los que se reprenda tanto, pero como todo, sucede, y a mí me pasa. Si yo hubiese sabido que madurar fuera tan duro, de seguro me hubiese quedado niño.
Han comenzado a rondar en la cabeza preguntas que antes no tenían sentido, se piensa en lo que va hacer uno de su vida, en lo que sería pasar el resto de camino solo, sencillamente que será…
De esos errores por los que ahora peno, hay varios para mencionar. El primero fue creado en la temprana adolescencia, y fue crear de mi un disfraz que ahora es muy difícil de quitar. Darse ínfulas para estrellarse con el mundo no es divertido.
También esta aquel por el que ando solo. Mas bien es combinado, el creer que uno puede ser duro de corazón y el de la perfección. Que cosa tan tremenda cuando nos damos cuenta que uno de verdad siente y que lo peor es que no se puede hacer nada en contra de la voluntad infinita del mundo.
Quisiera ser algo irresponsable, a ver si mi vida no deja de ser un cúmulo de problemas necesitados de solución urgente, y me diera un buen rato de terrenal y hedonista vida.
Aunque no dudo de tantas capacidades que se cansan de repetir, sin un trabajo integral creo que estoy viviendo mi más temida pesadilla, convertirme en un autómata útil, un ser técnicamente productivo y humanamente pobre.
Para apostar, me declaro un completo cobarde, prefiero la seguridad de los pasos cortos que de grandes riesgos. Es que el error de necesitar confirmaciones claras para todo retrasa cualquier labor, incluso las más pusilánimes.
Sólo espero tener la suficiente fuerza para cambiar tales fallas, y no tener que escribirlas para darme cuenta de ellas.
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