Aunque mucha gente considera que las huelgas de los sesenta eran “reivindicativas” puesto que se pedía una elevación de los salarios y del poder adquisitivo de los trabajadores, algunos organizadores aplicaban razones políticas, disfrazadas de peticiones económicas y laborales.
Se trataba de huelgas y protestas que ocultaban, como trasfondo, la lucha Sindical y del Partido comunista, por las conquistas de las libertades sindicales y políticas y su oposición radical al Régimen franquista.
La mayoría de los líderes sindicales participantes en estos conflictos, estaban ligados al Partido Comunista.
Esta cadena de huelgas y conflictos tuvo una fuerte influencia en los trabajadores de las Cuencas y hay quienes razonaban que los “mineros asturianos habían conseguido mejorar los salarios y el nivel de vida, porque habían luchado mucho en el pasado, ya que la patronal nunca les dio nada”.
Las huelgas ponen al descubierto los intereses del capital y la fuerza del movimiento obrero asturiano, como manifestaciones de “la lucha de clases”, que constituyen una comunidad separada, homogénea y cohesionada. La naturaleza del empleo -un trabajo duro y desagradable- favorece una actitud independiente, combativa y proclive al conflicto.
En el pozo Venturo trabajó 10 años y en La Hueria (Güeria) de Carrocera, vivieron 5 años en casa de su suegra (una casa pequeña que tuvieron que reformar la cocina, para hacer una habitación para ella antes de casarse) y en mayo abril del 64, se trasladaron a vivir al Entrego y subía caminando los dos kilómetros y poco, que había hasta el Pozo Venturo, donde trabajaba.
Reclamaron al Ingeniero (a él, ya lo conocía), un autobús para subir del Entrego al pozo Venturo y /les dice: No. Y coge una regla que pone sobre el mapa y le da 1 km),
Pues deme Vd. un gato y voy enderezando las curvas de la carretera. (Iban con él varios conocidos, todos gente de pueblo y pura solidaridad y compañerismo).
En el pozo Venturo eran sobre 475 trabajadores y estaba enclavado en la Hueria (Güeria) la Carrocera, que tenía mil y pico habitantes.
Los que trabajaban en Sotón y María Luisa, pedían traslado para allí, porque eran como una gran familia.
El ingeniero acusaba de que eran una banda de no sé qué y él, con su habitual originalidad.
/responde: Una banda de muertos de fame, porque ya ves que, el compañero del Sindicato vertical dijo que él, no se vendía por un plato de lentejas y dimitió.
Bueno Roberto, tu llevas aquí más años que yo.
Si. Llevaba allí desde hacía 6 o 7 años y tenía el pozo casi controlado, otros y él, que no estaba solo.
Se hace cargo Hunosa del pozo. (y aquel ingeniero seguía allí y de los dos capataces que había, llegaron a siete).
¿Dónde había dos capataces? ¡Pusieron siete! Todo el que estudió y tenga una carrera, tiene derecho a trabajar en lo que estudió.
Desde entonces, empezaron a meterse con él, uno de los capataces nuevos el primero (estando en una rampa en condiciones desfavorables para el trabajador, donde había mucho polvo), porque reclamaban inyectar para tener seguridad, como sea.
Promesas y promesas, que no se cumplen, pero el día anterior avisaron: Mañana, si el taller no está inyectado, no trabajamos.
Llegaron a las 7 de la mañana, entraron y huelga de brazos caídos, un día (24horas) y cada uno en su sitio.
El vigilante. (amigo, un buen minero y buena persona). /le pide: Berto, habla para todos y vais a trabajar.
No. /responden todos.
¿No dijimos ayer, que tenía que estar inyectado? Pues hoy cada uno en su turno, se va a su casa. (quedaron todos y preguntan). Usted no cumplió lo que prometió y estamos parados, claro.
Hagan el favor y manden a la gente a trabajar.
Mándalos tú y cuando cumplas la promesa, trabajamos y no nos hagas responsables de esto, porque el responsable eres tú.
El capataz se aleja a buscar una pareja de entibadores para utilizarlos como testigos, que preguntan: ¿Qué pasa Berto?
Que este señor quiere cargarme el muerto y la culpa la tiene él y estamos todos parados, porque no cumplió la palabra que nos dio ayer.
¡Es que amenazaste con un hacha, al marchar!
¡Que dije qué! /y el picador, que estaba debajo: ¿Qué es lo que dice ese bastardo? (Había bajado hasta el medio de la rampa y cuando vio que estaban todos parados, dio la vuelta para no comprometerse).
No lo amenacé con ningún hachu y el de la rampa, que baje por donde le dé la gana.
Para encontrarse suben al medio de la rampa, que tiene 1,10 metros de altura y si no hay arreglo, a negociar con el ingeniero (al que ya había informado el capataz).
Fueron a ver al ingeniero a la oficina, donde también estaba Mariano (un facultativo de una Empresa privada, un poco tal, que vino a Hunosa y tuvo la suerte de caer en Venturo y había trabajado algo con él).
¿Vd. es Roberto? Si. Y a mi ¡déjeme en paz!, soy uno más de los 17 picadores que hay aquí, uno más y no me comprometa delante de todos.
/Intenta mediar Mariano, al que corta el ingeniero.
¡Vd. cállese! yo quiero hablar con Roberto.
Conmigo ya lo tiene todo hablado y respeto la palabra.
Mariano, aquí hay 17 Robertos.
Hizo la promesa de pagar el día y que, para el día siguiente, estaría inyectado el taller.
Trabajaron y cada uno, en vez de dar lo acostumbrado, que aquel taller podía dar 90 o 100 toneladas en una tarea, no llegarían ni a 20 toneladas, porque empezaron a las 12 de la mañana.
Salen tranquilamente a la hora y al día siguiente, cuando va a coger la lámpara para entrar a trabajar en su relevo, tiene una nota en la lámpara, con el aviso de que vaya a ver al Ingeniero (que solía llegar a la oficina entre las 8 y las 9 de la mañana y cuando va a verlo).
/le dice. Roberto. (Se tuteaban) Tienes aquí un parte por escrito, tu… Pues dime lo que dice.
Esto y esto y esto. Eso es mentira, esto es verdad. Esto es mentira, esto es verdad, eso es mentira. El 80 % es mentira.
Toma las medidas que quieras, hazme expediente, lo que quieras, pero a mí no me compromete ni el Mariano ni tú y sabes, que tenemos buenas relaciones y si pasa contigo, te digo lo mismo.
Rompió el parte. (y solucionado el problema).
Empezaron a perseguirlo y a meterse con él tres capataces: Uno porque no tenía nada que ver con el arranque (y no debía meterse con él porque había preparación, transportes, conservación) y cada uno tiene su tarea.
Otro, el coordinador del ingeniero (otro bastardo).
Y el otro, que los apoyaba, un vecino (también capataz) al que llamaban Juanón, porque tenía la cabeza grande. De siete eran tres los que se metían con él y trabajar así, era imposible.
Otro día, que había un trabajo especial en la rampa, porque al disparar la carga de dinamita, se había armado una gorda y el vigilante (que habían estado picando juntos hasta que se hizo posteador), llegó a primera hora de la mañana al pozo. /y dice: Roberto, ¿quieres venir conmigo?
¿Qué me tienes preparado? Dime que me tienes preparado.
Es que dispararon allí y “el Casin” al llegar, se puso malo y marchó para casa, con tal de no levantar aquello y hablé con el capataz y dijo que si, que si tu querías vinieras conmigo.
Fue con él, el vigilante puso la ropa de faena e hicieron allí un trabajo de perros, hasta dejar todo aquello en condiciones.
¿Quieres quedarte aquí?
Que más me da picar aquí, que picar donde estoy, si llegáis a un acuerdo tu y el capataz, voy contigo.
Para picar carbón utilizaban martillos belgas, con que se podía trabajar a gusto (Cruz pequeña y la Cruz grande, no como cuando empezó en la mina que había unos martillos Fuoma y Atlas, chatarra que no valían ni para picar turrón y otras marcas que tampoco eran apropiadas para trabajar en la mina).
Lo destinaron a la galería que habían reparado y llega el vigilante y en uno de los postes de los laterales (gordísimos y de madera para contención, que por la presión del peso que sujetan, se pueden abrir, rajar, partir o resquebrajar), coloca una chapa para medir los avances y de allí en adelante, es lo que le abonarán por su trabajo.
El poste donde estaba colocada la chapa, se abrió en una abertura de 4 cm. que no tuvo en cuenta el vigilante que vino a medir y midió desde la chapa. (sin reparar en la abertura del poste). Otro día viene su vecino Juanón a medir.
¿Qué pasa vecino, hay mal viento y tal?
Pues hay que procurar mejorarlo si no hay buen viento que, el otro día, vino el capataz auxiliar y también midió.
A Nino, ¿qué pasa?
No sé, a mí me mandaron a medir aquí y no me digas nada.
Y otro día llega al pozo otro vigilante y volvió a medir /y le dice: Oye, ¿puedes decirme lo que pasa? que ya estuvo aquí antes de ayer Juanón, es ¿vecino tuyo?
Si, a mí que me importa, es un hijo de mala madre.
¿Qué pasa?
Están diciendo que robaste el potel (señal que hace el capataz y robar es medir mal, cambiando la chapa para atrás, y la chapa fue para adelante, en contra de él). Hasta allí ya está medido y lo medido lo cobras y no lo puedes cambiar.
El vigilante, que es quien lo hace, pone una chapita clavada y el capataz para medir hace una mortaja en el poste, que es la señal para la medición y a eso, se le llama potel).
/y comenta Que diga lo que quiera. No, es que te deben 4 centímetros.
¿Estás seguro? Seguro no, segurísimo (aunque hubieras intentado robarles, son 4 centímetros de avance en galería y otros 4 centímetros en desollamiento del carbón, es lo que picaste desde el arranque).
Gracias por decírmelo, que no es lo que valgan, es que te dejen como la chata Pumarin.
Salió, se duchó y fue a la oficina de Dirección, donde estaban todos reunidos (había que picar en la puerta, antes de entrar).
Da Vd. su permiso. /y entró.
Buenas tardes y le mira el jefe. (El jefe de los capataces, el ingeniero que coordina con todos los capataces y luego va él).
¿Qué pasa Buelga?
Vengo a presentarme, ya apareció el ladrón.
¿Ladrón de qué?
¿No andan diciendo por ahí que robé un potelo? Pues me debéis 4 centímetro de avance en galería y otros 4 de arranque. (el avance en galería tenía un precio, y el arranque otro), sumarían 10 o 12 pesetas, no más.
Haz un cheque a Roberto para que vaya a cobrarlo a caja.
Vas a ir a cobrármelo tú y quiero verlo reflejado en el libramiento para el mes que entra, ¿así eh? Así que vas a cobrarlo tu y para ti, te lo regalo.
¿Quién te crees que eres tú? /todos mirando.
Empezaron a perseguirlo y hacerle la vida imposible y una tarde lo llama el ingeniero (para que no estuviera por allí ninguno de esos gerifaltes, que por la tarde era cuando iban a negociar con él, que a los del Sindicato Vertical ni él los quería, aunque movilizaran la Empresa), Roberto voy a decirte una cosa, ¿tuviste algún problema conmigo?
No y ¿tu conmigo? Tampoco.
No quiero que te hagan daño, yo voy a marchar, porque en el Instituto Nacional de silicosis, no sé si lo sabrás (no lo sabía), hay un departamento técnico de Investigación minera y tengo solicitado el puesto para ir allí y fijo que me lo van a conceder y no quiero que te hagan daño.
Voy a pensarlo y el que me quiera hacer daño, ni que lo intente, que tengo dos hijos y una familia que mantener y no tengo porque marchar, hombre, yo sé que tal.
Después de pensarlo un poco. Dijo: Voy a solicitar para el pozo María Luisa, si me lo apruebas.
Vete a por la solicitud a la Oficina, fírmala y yo la relleno y la firmo primero que tú. (Fue a por la solicitud, la rellenó él mismo y la firmó).
Ya estás trasladado al pozo María Luisa, en cuanto pases por la Oficina.
El día que pasó a recogerla, ve al capataz, que le pregunta, ¿Es que marchas?
Si, joder. ¿Y yo que te tenía en la terna para vigilante?
Mete la terna donde te quepa que, de mí, no se ríe ningún bastardo.
Y fue para el pozo María Luisa, a ganar bastante menos que en el Venturo, pero con la misma categoría y los mismos derechos.
Llegó y le asignan una rampa que habían parado hacia nada y había gente que conocía, hizo su trabajo y lo pasó bastante mal, que nadie le avisó qué situación tenían, ni nada.
Hizo el trabajo normal y al otro día, cuando se ponen a comer el bocadillo donde lo hicieran el día anterior, se levantan y se van dejándolo solo.
Poco después va a donde estaban /y dijo. ¡Vamos a ver!
Creí que marchabais, porque allí estaba sucio (enfangado con heces) y ensuciamos, porque en la mina si te entran ganas…, aunque hay cerdos que lo hacen donde comen el bocadillo.
¿Qué es lo que pasa aquí? Joder, es que tú ya picaste en la serie y nosotros picamos un tajo.
No los entendía, que estaban aterrorizados de miedo que su jefe, como los otros, era un hijo de tal.
A mí me extrañó, porque te conozco bien.
Yo nunca fui esquirol ¿eh? Pues un tajo por ayer y otro tajo para hoy (el tajo son 2,50 metros, la mitad que la serie, que son 5 metros).
Estuvo afilando el hacho todo el día, baja el vigilante y /le dice: Oye Porto (vivieron 5 años en casas contiguas y juntas). Que hoy me dejaron aquí, como la chata Pumarin.
¿Cómo no me dijiste? (le contó lo que le pasó).
Cagon-diez, para mi es un compromiso, pues hoy terminaré un tajo.
¿Cuál termino? El de arriba, el de abajo o, ¿el que te dé la gana?
Para mí será un tajo como ayer (la mina no estaba en condiciones para estar en la rampa /y le dice.: Bien, que hagas un tajo para ayer y otro lo dejas para hoy y al día siguiente lo mismo.
Vamos a ver, esto no puede continuar así, hay que moverse, hay que ir a ver al ingeniero.
Ese día hizo un tajo como ellos y al otro día, los vigilantes no aparecen (uno quedó de baja o cogería miedo, no lo sabe y baja su cuñado (el casado con una hermana, que lo conocía. /y dice. ¿Estas tu aquí, oh?
Pues sí. Ya era hora que llegara uno con güevos, para parar esta rampa.
Bueno, esto hay que solucionarlo y pedimos permiso a un capataz para ir a ver al ingeniero, pero no recibían más de tres y a los que conocía más a fondo, se juntó con los más veteranos y fueron al ingeniero y le contaron lo que había.
¿Usted es el picador que vino del Venturo? Si. (ya tenían las nóminas suyas del Venturo encima de la mesa).
¿Y por qué vino usted del Venturo pa qui?
En el Venturo me quería mucho la jefatura y no quiero que me quieran tanto, quiero que me quieran los compañeros, no los jefes.
Lo echó fuera de la oficina. (el bastardo aquel /y preguntó: ¿Por qué?
Que salgas, si no llamo al guardia jurado. (Lo echó fuera, pero antes dijo).
Esta oficina es tanto suya como mía, o más mía porque llevo muchos años trabajando en la Duro Felguera y desde que lo cogió Hunosa, solamente me quedé de vacaciones un mes o dos.
Salga usted fuera que si no, llamo al guardia jurado.
No, yo no tengo miedo al guardia jurado, pero por respeto a mis compañeros, voy a salir. (Lo echó porque le salió de los güevos).
¿Porque va a ser? Era el mando, y él, el obrero y tenía que salir. /y esperó fuera.
Y salen diciendo, que los va a sancionar a todos.
Y no os dijeron por qué ¿oh?
No, solo dijo que nos iba a sancionar a todos.
Abrió la puerta, entró /y le dijo: Oiga ¿por qué nos va a sancionar?
Por abandono colectivo de trabajo. No, está usted equivocado, nosotros pedimos permiso a un facultativo y nos concedió una hora, para hablar con usted.
Está equivocado. ¿Y quién le dio permiso a ustedes? (el que se lo dio era conocido y habían estado “de guaje” juntos)/y dijo: Un chaval rubio que anda por ahí, pero no sé cómo se llama, aunque puede ser Pepe (no le dio la gana de decirle más) y llamó.
Subió Pepe y allí. ¿Usted dio permiso a los picadores del taller tal?
No, yo no. /y le dijo: Usted si, que nos dio una hora de permiso para salir a hablar con el jefe, con este señor.
Y voy a decir más, el que da una palabra y no la cumple, lo mismo me da que sea facultativo, que ingeniero, o Franco que, un hombre tiene que ser de palabra y tú me diste el permiso.
Empezó a llorar.
Al día siguiente, se encuentra con aquel facultativo que lloraba. /y le dice: Vamos a ver, un señor que empezó de guaje en la mina, que fue picador, barrenista o posteador lo que fuera y en el momento que tiene un mando de personal, en vez de recordar los tiempos de cómo lo pasó él, se acaballa en sí mismo, eso no se puede permitir si es tratado con todo el respeto.
¿Vas pa ahí? /y le dice, Tú eres un idiota, tienes tantos güevos como él y tienes un mando, tienes personal, pero él manda en vosotros, cobra 100 veces más que tú y todavía lo pones ¿de Rey del dedo alto?
Vale. /y añade, Tente en cuenta, que voy a seguir incitando a los compañeros que quedan ahí, amigos míos y no quiero que me saques de ahí, porque es una injusticia, lo que estáis haciendo con ellos.
A los dos o tres días, los sacaron de allí, que la rampa no estaba en condiciones, ni de seguridad, ni de nada.
Los picadores tienen todos la misma categoría, pero no tienen todos los mismos conocimientos de seguridad que hay que tener, ni todos trabajan en las mismas condiciones. Hay gentes mucho más competentes que otros y pueden elegir y enviar para allí a esa gente y pagarles el promedio, hasta que tengan preparado el sitio para trabajar a destajo.
Pueden estar trabajando en un taller y tú puedes ser mejor picador que él, que vigila más la seguridad y a lo mejor, tienes el mismo temperamento y no callas. Otros llegan nuevos, otros ya son veteranos y si les asignan un pozo nuevo, con otra dirección, si tienen miedo, no abren la boca.
Los que tienen años de vuelo y conocen, a veces se la juegan con criterio y argumentos y no vale con eso, vale que los que están contigo te apoyen, aunque siempre hay alguien que dice, ya viene aquí este hijo (detal). Y así es la vida.
En el pozo María Luisa, como ya había trabajado allí (antes de la huelga del 57), lo conocían muchos compañeros de los más veteranos, algunos a más de 500 km.
Franco murió en noviembre del 75 y en febrero del 76, hicieron la primera huelga a Arias Navarro, reclamando la reincorporación al trabajo en la mina a los deportados y despedidos, con todos los derechos. (gracias a Franco, Asturias tuvo a Hunosa y a la minería hasta el otro día.)
Fueron a Ciaño, porque el Pozo María Luisa y la Iglesia de Ciaño, están muy cerca y el cura les dijo que no les podía dejar la Iglesia, que tenía un entierro y que solo les puede dejar una hora y se fueron para el Entrego.
Se encerramos en la Iglesia del Entrego, en asamblea permanente, porque en las casas de aseo, entraba la guardia civil y no los dejaban hacer asambleas.
Pedían que los compañeros deportados y despedidos injustamente, se reintegraran al trabajo con todos los derechos y de los 774 que fueron, subían al monte con los guardias detrás de ellos y entraron en la Iglesia del Entrego, donde había 3 curas (comunistas los tres, entre ellos el que estuvo en Rioturbio, que andaba por Mieres).
Se encerraron y los “somatenes del Entrego”, empezaron a dar patadas a la puerta. Estaban sentados y el cura dice, coger los santos y si entran aquí, les dais con ellos. Serían ciento y algo y no todos eran deportados y estuvieron allí 5 horas en asamblea permanente, amenazados y aguantando el tipo, que los guardia Civiles no podían entrar en la Iglesia, donde solo disponían de un lavamanos pequeñín (del tamaño de un orinal) y un váter, para los cerca de 170 paisanos que estaban allí encerrados.
¿Cómo se arreglan? Muy medido y en fila y en esto, llegó uno con dos botellas de coñac.
¡Fuera tú y el coñac! aquí bebida alcohólica ninguna, puedes traer manzanas, naranjas, lo que sea.
Un día, llega el secretario general de la minería por la UGT de España, (su padre, uno de los creadores del Montepío de la Minería, de izquierdas, aunque estuvo toda la vida cantando el cara al sol que, hasta tuvieron la desfachatez de admitirlo en Izquierda Unida y lo hicieron Diputado Regional). /y les dice: La Iglesia está llena de Somatenes.
Tú, “el primero y el responsable de esto”. (Y al ver que, al pie del altar, tenían un micrófono/lo coge y dice, Que cada uno que pase por aquí, que coja el micrófono y, mirando a los Santos, que de la vuelta y nos diga. ¿Soy un somaten?”
No, o Si. (y enseguida otro y otro y… referido a él, me llamo Roberto Suarez Buelga y trabajo en el Pozo María Luisa y estoy encerrado aquí en la Iglesia y si queréis venir a coaccionarnos y que salgamos, yo creo que los Somatenes sois los tres que estáis aquí.
¿Creéis que yo soy somaten? (contestad si queréis), que yo quiero saber quién es el bastardo, que dice que soy Somatén, porque salgo de aquí y voy al pozo María Luisa y vuelo esta Iglesia, pero con vosotros tres dentro.
En la Iglesia del Entrego, Manuel Nevado Madrid, ante un micrófono y en voz alta, leyó esta poesía, compuesta por un minero del partido Comunista, que estaba preso en la cárcel de Oviedo.
Hizo llorar a los 170 mineros encerrados en la Iglesia y decía:
Un niño pregunta a la madre.
Madre no sé yo lo que les pasa
a los hermanos mineros
que duermen por las Iglesias
a modo de pordioseros,
¿es que no tienen sus casas?,
¿que han de dormir en el suelo?
Y la madre le contesta:
Calla hijo, no preguntes
¿por qué duermen en invierno?
¿los mineros asturianos?
estando tan duro el suelo
pues mi palabra es muy torpe
para hablarte de misterios,
Duerme el minero en la Iglesia
porque así tiene que hacerlo
porqu’ellos no quieren guerra
aunque son buenos guerreros
Ellos quieren la justicia
la libertad y el progreso,
el pan para su familia
y libertad para el preso
Y después, le pregunta al hijo
Ya entendiste hijo mío
porqué duermen los mineros
en las Iglesias de Asturias
con lo duro y con lo frio
qu’está’l suelo en el invierno
Y el hijo, contesta:
Ya te’ntendí madre mía
y aunque yo no soy minero
porque soy muy pequeñin,
llévame a dormir con ellos.
Salieron de allí, después de 100 horas dentro de la Iglesia y se enteraron de que los de Potasas de Navarra, mineros como ellos, de otro sector que no es energético, que también estaban encerrados y cuando salieron, según don Manuel Fraga Iribarne, la Guardia Civil disparó al aire.
Coño, ¿Los mineros tienen un alas? Los mineros volaron, porque dispararon y mataron a cinco.
Fraga era ministro de Interior y los camiones de grises que mandaban a Mieres, cuando las huelgas, los enviaba Fraga.
Cuando salieron, allí estaba la gente del pueblo y unos chavales de Dragados y Construcciones que trabajaban en los túneles (para pasar el agua al centro de Asturias), que también tenían problemas, se encerraron en el túnel y claro, estaba la guardia civil y soltaban hostias, así que decidieron ir a negociar con ellos.
Encontraron a un teniente y le contaron que estuvieron encerrados en la Iglesia del Entrego y al salir de la Iglesia, se enteraron y decidieron ir a apoyar a estos compañeros.
Ya veo que vosotros…, ¡Siempre tenéis razón! /dice el teniente.
Vamos a ver, aquí estamos 170 y ellos son 8.
¡Joder! ¿Van a estar aquí por gusto?
Cedieron. (pero los encerrados no se atrevían a salir ¿eh?).
Tuvieron que entrar a buscarlos, porque la guardia civil, no andaba con contemplaciones. (Hoy no pueden tocarte, pero de aquella te molían a palos).
No se consiguió nada de la amnistía que solicitó Marcelino Camacho y dio Adolfo Suarez, pero la Empresa entró /Seguro que se lo pidieron).
Oye mete a estos, que si no. Y metieron a trabajar a los deportados, a todos no, los que quisieron que hubo alguno que, a lo mejor, había encontrado algo (muy pocos que, estaban a lo mejor en hostelería de camareros) y cuando quisieron volver, ya era tarde.
Dieron un plazo y tenían que incorporarse en aquel plazo y hubo intentos dando disculpas y mentiras que no colaron, pero siguieron insistiendo y consiguieron que los metieran a todos, incluso a los que no se presentaron a tiempo.
Tenían trabajo y habían sido despedidos por participar en la huelga, que era ilegal. (cuando reivindicaban algo en la dictadura, era todo ilegal, que se habían recortado todos los derechos).
Suarez, que cogió un gobierno con un índice de precios al consumo del 26%, al ver su actitud, empezó a ceder y los autorizó a elegir a sus representantes de la clandestinidad, para que hicieran un convenio colectivo de la minería, en el que no participara el Sindicato Vertical.
Todavía no había Constitución, ni había nada.
Eligieron a sus representantes, hicieron un convenio y todo el mundo pedía, porque todos pierden poder adquisitivo, no solamente los mineros y pensionistas.
Siguieron haciendo huelgas, a veces, sin razón ninguna, como la que duró 3 meses. (se hizo por ignorantes; por la libertad Sindical, por las libertades políticas, por derechos, por no sabe qué, que Suárez no les recortó ninguno).
En el 76, compró una habitación en una mueblería, que había en el mismo edificio, cuando ya vivían en el Entrego. /y dijo al dueño
Voy a darte la mitad que, con los hijos hay gastos, ya te iré pagando. /responde: Si no te arreglas…
No, no, ahora me arreglo, toma. Y nada más acabar la huelga.
¡Ven para acá! esto. ¿No te hace falta?
No me hace falta. (Lo pagó más tardé, pero lo pagó, aunque había gente que no y no volvían ni a pagar ni a comprar).
En el año 1977, cuando estaban preparando la Constitución, también se estudiaba la legalización de los Partidos políticos y las Organizaciones Sindicales, para que salieran de la clandestinidad.
Roberto Suarez Buelga quedó afiliado legalmente al Partido Comunista y a Comisiones Obreras.
La Constitución fue aprobada por referéndum el 6 de diciembre de 1978.
Hubo un caso, de un chaval que tenía un comercio y se apuntó como independiente del PSOE, en las primeras elecciones de 1979 y dejaron de comprarle los de derechas y los de izquierdas.
No vendía nada y tuvo que cerrar. (Pones, a lo mejor, un negocio como una fábrica de boinas o de no sabe qué y los guajes nacen calvos). Es así y viene cualquiera de fuera y monta algo y se llena.
Hay que mirar para atrás. ¿Cuántos ingresos se pierden? a no ser que te vendan a pufo.
Hubo muchos comercios en el Entrego, que la gente iba a comprar y luego cuando iban a trabajar, allí quedaba el clavo, no pagaban.
Y gente de derechas que tenían negocios y nunca, se les compró nada. Los comercios que había en el Entrego, en Mieres, en Laviana, en Sotrondio y en las cuencas mineras, tenían familias que mantener y daban crédito cuando iban a la huelga, ¿Cómo tomas esto?
Eso es política real. ¿Cómo ocurrió?
¿Qué está ocurriendo hoy? Hay material para varios mítines.
Golpe de Estado del 23-F (1981)
Nunca marchaba después de hacer su trabajo como obrero, iba por el local de Comisiones (que sacaron a la Empresa, para hacer la actividad Sindical) y casi siempre, había alguna nomina mal liquidada y otros desarreglos. Después de verlo y solucionar lo que podía, sobre las 4 de la tarde se iba a casa, o muchas veces, comía en el comedor.
Llegó a casa, comió y cuando estaba abriendo la puerta para salir (iba a jugar a los bolos a la bodega de la Parra, en el Entrego, tomaba café y una copa y después si aparecía gente, igual echaban una partida al tute, o al dominó, como de costumbre), llega una hermana de su suegra (que ya había muerto), con la hija mayor, (prima carnal de su mujer) y por educación, estuvo un poco con ellas en la cocina, pero cuando empezaron a sacar conversación de las mujeres, de coser, cocinar.
/dijo Voy a ver un poco la tele. (Puso la televisión y encuentra música militar).
¡Hostia! ¿Qué pasa aquí? (como le sonaba algo raro, cogió la radio, que la radio no la asaltaron y no recuerda si fue en la cadena Ser o qué emisora), ya oyó hablar de golpe de estado, cogió el teléfono y llamó a su amigo, al que llamaban Pachu y respondió la mujer /a la que preguntó:¿Pachu? (*)
Hay, marchó para el cine. Bueno, vale
(bajó al cine que estaba cerca, donde el teatro /y preguntó al acomodador, ¿Dónde está Pachu?
Está aquí dentro. Llámalo, ¡que salga!
No, pasa tú. No tengo entrada. ¿Voy a pasar sin entrada?
Coño, te lo mando yo.
No, tu llama a Pachu y que venga para acá, que tengo que hablar con él.
Sale Pachu. /y le dice: Hay un golpe de estado, así que corremos peligro.
¿Qué hacemos? Si nos cogen, tiramos para arriba y a dormir en una Tenada (cobertizo) o donde sea, pero tienes que bajar, porque hay que comer, además se está agravando la situación.
Tenían allí un vecino, que era taxista en el Entrego y del Partido y fueron a meterse en el taxi y estuvieron escuchando la radio, hasta que tomaron la decisión de ir para casa, por si tenían que escapar.
¡Fíjate la tensión que habría!
/dice Pachu. Yo voy pa casa.
Él también fue pa casa, cenó no muy tranquilo, que la cena no le aprovechó como otras veces, el teléfono en el pasillo, sentado en el sofá, viendo la tele, música militar. (ni la mujer ni los chavales lo encontraron nervioso). Bueno, un poco sí.
¿Cómo no iba a estar nervioso? sabiendo lo que pasa en los golpes de estado, estaba nerviosa toda España, todo el mundo, cavilando y esperando a ver si alguno de Comisiones o del Partido llamaban.
Todavía no había dado el Rey la noticia. A las 2 de la mañana suena el teléfono, ya era hora.
Era el compañero Delegado como él, del SOMA-UGT, del Partido sin legalizar, que sabía que estaba en el Partido Comunista y en Comisiones, que vivía en Sama.
Y él en el Entrego y habían sido vecinos de Santa Barbara (todavía le sigue saludando, que los demás no le podían ver).
Coge el teléfono /y oye: Berto, eh, ¿sabes quién soy?
Claro. ¿Tuviste alguna noticia ¿oh? No.
¿Qué hacemos? ¿Algo habrá que hacer?
Tengo pensado, no sé si me llamaran y me dirán cosa distinta, pero tengo pensado bajar al Pozo y a los de las 4 de la mañana, decirles que hay que hacer algo, que el pueblo está secuestrado y quién sabe lo que pasará (a las 4 de la mañana, eran casi todos esquiroles), para que la gente decida lo que convenga.
¿Subo a buscarte en coche? (tenía un R8)
No, el coche tiene faros y se ve. (de Sama al Entrego podía haber 4 o 5 kilómetros).
Bueno, ya me arreglaré. Nos vemos en el pozo antes de las cuatro.
Subió en el coche y se metió en el pozo, como si fuera a trabajar. Y él, andando porque si lo pillan en el coche lo abrasan, que siempre bajaba en el transporte de los mineros y no tenía disculpa ninguna y fue caminando.
En el Entrego había un puente que cruzaba el río (y se podía bajar por allí, hasta Ciaño y en Ciaño, tenía que dar la vuelta y decidió que, como había una vía que transportaba carbón, por detrás de los lavaderos de los Talleres Santana y de allí, seguía hasta el pozo), como corría peligro, llegó escondido, sin linterna ni otro tipo de luz…
Llegó antes al pozo, lo esperó y entraron y ya se había vestido la gente para trabajar.
Por favor, ¿no os enterasteis?
Hay un golpe de estado y los trabajadores vamos a ser los que más vamos a perder, tenemos lo que elegimos democráticamente cada uno que, como sabéis el voto es universal y secreto, personal e intransferible y cada uno votó lo que quiso, pero ahora hay un problema y gordo, porque si estos triunfan, algunos vamos a ser pasados por la piedra.
Se acabó la Transición, se acabó la Democracia y los trabajadores tenemos que organizarnos (la gente estaba quieta y esperaba, escuchando y cuando paró de hablar), cada uno se fue a su percha, cogieron la ropa, se mudaron y para casa a las 4 de la mañana.
Había relevos a las 5 y el pozo adelante.
Hicieron asambleas con todos los que entraban a cada relevo y cuando llegó el relevo más fuerte de las 7 de la mañana, faltaba más de la mitad que, algunos, se habían enterado y quedaron en casa.
Hay que parar. Si.
¿Hacemos asambleas? Habían quedado solo algunos del relevo más fuerte de las 7 de la mañana. (si entraban 400 quedarían 100 y a lo mejor, tampoco eran conscientes de lo que ocurría).
Fueron a ver al ingeniero y cuando llegaron.
/Dice: ¿Qué, venís a despacharme?
No, no, venimos a hablar contigo,
Pero yo no sé lo que ocurre y mientras tenga un solo trabajador aquí, soy el responsable de lo que pase: al bombero no lo puedo dejar, ni enviar para casa, por si se inunda el pozo; al guardia jurado, porque no es que roben una tabla, roban lo que pillan.
Pero bueno, si me echáis yo marcho, voy para la zona y si vais a la zona, voy para Oviedo y en Oviedo, si me van a echar, para casa.
No, no, tu sigue ahí sentado.
Tenía de servicios mínimos casi el 50% de la plantilla (médico, ATS, guardia jurado, bombero, maquinista de estación), aunque muchos ya se habían marchado, sin pedirlo a nadie (capataces, vigilantes, todo el mundo).
Quedaba él y uno que era socialista hasta la médula y estaba murmurando por lo bajo y limpiando la casa de aseo. /y levanta la voz: Tenemos que marchar todos y no tenemos que volver aquí.
Y un compañero de la UGT, que estaba con la manguera regando. ¡Mira aquel malnacido !Voy a darle…,
A él y a su mala madre déjalos, pero que no diga que es socialista.
Aquel día. ¡Pararon hasta los relojes!
Tardaron 2 días en volver al pozo. (El día 24 y 25).
Todos trabajando ¿eh? Y propuso utilizar al responsable: al Subsecretario de Organización y si es posible, todos, una Secretaría completa que aceptaron al momento.
Si andaban, se vería por el movimiento que habría. Así que cada uno. Que arranque y tire para el monte. Para casa dios, porque estos si nos pillan, nos cepillan.
Sin insultar a nadie. Ni meterse con la derecha. Ni con los falangistas. Con nadie ni con nada. (Además, tenía relaciones con falangistas que llegaron a decirle: oye: yo soy falangista, pero de José Antonio, no de Franco).
Si tenemos que largarnos. Nos largamos.
Aquel mismo año, la Política Social de Sama de Langreo, había cogido a una señora que se llamaba Tina, muy revolucionaria, que hasta le habían cortado el pelo al cero y le metieron una paliza tan grande, que murió. Era de Figaredo y estaba casada en Langreo.
Fueron al entierro y tenía una hija de 18 o 20 años, que también estaba perseguida y tuvieron que escapar del cementerio de Sama, monte arriba por la Calella, llevando a la Guardia Civil detrás de ellos. Eso fue antes de coger a Pachu que, en cuando lo cogieron, lo enviaron para Carabanchel.
Aquel día se comentaba que, Felipe González, aparecía de vicepresidente en el programa de gobierno del General Armada.
Durante muchos días, semanas y meses en Asturias y en toda España, la radio, la prensa y la televisión seguía contando y exponiendo imágenes de la respuesta masiva y cree que se lo pensarían un poco, pero desde dentro, que Adolfo Suarez estaba jodido y vilipendiado por la moción de censura, que le planteó Felipe González, del que se decía que para quincallero valía, porque era capaz de vender un peine a un calvo y unas gafas a un ciego y que aprovechó la situación de España para conseguir los apoyos que tuvo de Alemania, de Estado Unidos, de su Partido y de los Fascistas de este país.
¿Cuántos estuvieron tirados en el suelo en el Congreso?
¿Cuántas horas estuvieron tirados Felipe, Alfonso Guerra y el resto?
Que los únicos que quedaron de pie, fueron Carrillo, Gutiérrez Mellado y Adolfo Suarez.
Y al padre del Rey, “El Emérito”, que lo respetó siempre, porque la transición fue ejemplar y también cree que los luchadores tuvieron también mucho que ver.
Que se lo digan a él, que un señor que se tilda de izquierdas, cuando les van a reconocer sus derechos, legalizar Comisiones y legalizar el Partido Comunista, que diga que no y que tenga que decir Suarez a Felipe que, si no legalizan al partido Comunista y a Comisiones Obreras, no hay democracia en este país.
Y que, al propio Nicolás Redondo se la armó, porque Nicolás Redondo y Marcelino Camacho fueron Diputados en las primeras elecciones y se sabe que hicieron una buena labor, que se lo dijo a Camacho.
Aunque a él, le gustaba que estuviera el Patronato de la minería y quién exponga los problemas del Sindicato, que agotaron una legislatura y luego se dedicaron a los suyo.
Gutiérrez Mellado, Sáez de Santamaría y militares que eran demócratas, (como el Capitán Juez Instructor y el teniente coronel que lo juzgaron en Oviedo que, a si los llegan a juzgar en Valladolid, “la Perpetua o los 15 años de cárcel que pedía el Sindicato Vertical”, no se los quita ni dios).
Piensas que la historia está escrita, pero los archivos del franquismo desaparecieron. Y aquí finaliza su relato del 23-F.
Monólogos y poesías escritos por Roberto Suarez Buelga. (a ver si no lloro “comenta con emoción”)
Bueno esto son solo chascarrillos
Mis queridos mineros asturianos
en el régimen franquista,
trataron-nos como esclavos
porque éramos marxistas
Tenemos un Instituto
de silicosis n’Oviedo
ahí queda bien reflejado
lo que somos los mineros.
El PSOE era marxista y renunció Felipito,
que venía de cantar el cara al sol.
AL VALLE DEL NALÓN
En el valle del Nalón
está el valiente minero
y en el Sanatorio Adaro
suele ser su paradero.
No debía de haber ni un hombre
sin conocer bien la mina
para que sepan lo duro
qu’es ganarse allí la vida
Canción (tonada), para Fidel Diaz Gutiérrez de la Hueria (Güeria) de Carrocera, cuando se constituyó el Parlamento.
De aquella era el partido comunista nada más y salieron 21 Diputados y Senadores y había uno (que tenía carrera y había vivido libre en Méjico) y era “Casin” (De Campo Caso) y quería vivir en Madrid, pero dijimos que no, que los Senadores y Diputados de Asturias, viven en Asturias.
Un amigo comunista escribió una tonada y pensé para él, a ver si me da algo la cabeza y pensando, ¿que escribo para este hombre? un día escribió un poco, no le gustaba, lo borraba y fue ajustando hasta que dijo, a ver si te gusta)
El partido comunista
jamás dará un paso atrás
que los gobiernos fascistas
siempre con el puño en alto
sin decaer, compañeros.
En cambio, al capitalista
placeres los que quería
pero ahora los fascistas
ya perdieron muchos “fueros”
al ver a los comunistas
con ellos, n’el Parlamento.
Ya sabemos lo que dan
palos, torturas y fame
solo eso, prometían,
caminando en firmes pies
hallaremos el camino
que nos conduzca al poder
Siempre con el puño en alto
estad seguro, venceremos.
Son muy bonitas. Y muy reales.
¡Eres un poeta!
/dice Loseiros
(*) A Pachu lo cogió la Guardia Civil, por un soplo de haber colgado un manifiesto del Partido comunista anunciando una huelga, en la casa de aseo en el 66 que, ese día trabajaba por la tarde, lo para y le dice, mira, ven pacá (Roberto leyó lo que ya se rumoreaba, que iban a la huelga), pero dijo a Pachu, no claves eso en la puerta, que te van a joder.
Tú sabes que la propaganda, la pegamos por la noche y con mucho, muchísimo cuidado, porque si te pillan ya verás. No hizo caso y “la clavó en la puerta de entrada de la casa de aseo”.
No anduvo 500 metros, que del pozo Venturo al Entrego no llega a 2 km y medio y ya lo pilló la Guardia civil, que ya tenían el soplo, posiblemente del guardia jurado que tenían allí, que después se hizo socialista redomado, que daría parte a la Guardia civil, o quizá un capataz o no sabe quién, que lo puso en marcha y el aviso llegó a tiempo y lo cogieron como a un kilómetro, hacia abajo de Venturo, para llevarlo a Oviedo y de Oviedo a Carabanchel, donde también estaba preso Marcelino Camacho.
Estaba abatido y degradado y de aquella en Asturias, era difícil si querías ir a ver a un preso, lo tenías que solicitar y no recuerda quién le escribió una carta, para el ministro de la Gobernación, que admitieron la documentación y autorizaron la visita y fue a ver a Pachu y de pasó, conoció a Marcelino Camacho.
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