UNA VIEJA AMISTAD
UNA VIEJA AMISTAD

El día pintaba a felicidad. Había llegado la fecha del anhelado encuentro anual.
Tres amigos octogenarios reunidos en navidad, se despedían después de disfrutar unas horas en franca camaradería.
Paco, uno de ellos, sentenció:
—El año que viene nos juntaremos aquí, de nuevo.
—¡Si estamos vivos! —replicó Oscar.
—Aquí o en el más allá, nos juntaremos. —opinó Miguel.
Eran sobrevivientes de un batallón que luchó en Vietnam, décadas atrás.
Mutilados y con marcas en sus cuerpos, habían compartido un agradable momento y después de un abrazo fraterno se disponían a regresar a sus casas.
Si dos de ellos seguían con vida para esa misma fecha del año siguiente, se reunirán de nuevo para celebrar una amistad que, aunque nació entre los horrores de la guerra, el tiempo ni la distancia habían logrado destruir.
A medida que pasa el tiempo, los vínculos de la verdadera amistad se hacen más fuertes y se valoran mejor los recuerdos. Los momentos felices se convierten en un colirio para el alma, porque nada es mejor que traer al presente aquellos recuerdos que, entre risas y nostalgia, evocan las circunstancias de una época que se fue para no volver.

Alberto Vásquez.