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Inicio / Cuenteros Locales / NAYO56 / MARTHAJULIA, VIBORA DEL AMAZONAS Y MI HERMANA

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-¡Quieta Marthajulia! pronto te saco de la caja, no seas inquieta mi amor, todos los presentes queremos verte, preciosa -


Así fue como empezó el Jibaro (originario de pueblos amazónicos en la selva oriental de Ecuador y Perú) Son las nueve de la mañana en una equina del Mercado Central de la ciudad de Loja, mi ciudad. Mi hermana y yo: doce años ella y yo acercándome a los once. Sin habernos puesto de acuerdo nos vimos en la primera fila del círculo marcado con tiza y rodeado con escasos curiosos, hombres y mujeres de mediana edad, principalmente. En el centro yacía una rustica caja de madera, que para dar seguridad de que no se abra la habían ceñido de gruesas cadenas metálicas y sus puntas unidas por un robusto candado Yale. – Miren señores, miren señoras, pronto la sacaremos para que ustedes tengan la suerte de admirar al ser más inteligente, pero, sanguinario y cruel de entre los animales salvajes del Rio Amazonas, rio que por cierto es ecuatoriano – Busqué a mi hermana y la pude hallar en extremo más lejano de la caja asegurada con cadenas. - ¡Quédate ahí, carajo! - volvió a sentenciar el Jibaro, pero ahora golpeo la caja con un grueso y largo látigo, lo noté un poco nervioso. Nuevamente mire a mi hermana ; no parpadeaba , estupefacta miraba la caja de madera y luego al Jíbaro el que cubierto la cintura con una especie de tapa rabos , la cabeza con una gorra de cuero de venado y adornada la frente con plumas de varios colores, pies descalzos , fornido y tostado pecho, diente de oro que tomaba mil colores con los rayos del sol, de la cintura colgaba un bolso de cuero de tigre, más atrás y por debajo del sobaco se podía ver un machete cabo y vaina tejidos de cuero de animal . – Tranquila, tranquilízate Marthajulia , no vayas a volver a meterme en problemas – Ahora si parece que la víbora le daba señas al Jíbaro , que su deseo era escapar de la caja de madera. Cuando de pronto me di cuenta que el circulo de curiosos había crecido enormemente, empezaron los empujones, molestias por pasar y ubicarse en el mejor lugar que les permita admirar a Martha Julia la víbora del rio Amazonas. Fue aquí, en este momento cuando el Jibaro extrajo del bolso de cuero de tigre un llavero, revisando una por una las llaves como que trataba de dar con la del candado Yale. Pronto el Jibaro regresó su mirada nerviosa a la caja de madera y como apurado guardó las llaves en el bolso, y en su lugar, sacó unas cajitas de madera que en cuyo interior, decía el Jibaro , contener “ Manteca de las mil Víboras “ - Señor, señora, aquí llegó el milagro de la selva amazónica , sus niños dejaran de orinarse en la cama, esto es el fin de los resfríos, fiebres y toces de perro de sus familiares, fuera dolor de espalda y cintura, se acabó el dolor del lumbago y del otro , terminaron las jaquecas de las señoras y volverán a sonreír sus esposos. Misteriosamente volvió a guardar las cajitas en forma apresurada y dar de latigazos a la caja, pero esta vez con más violencia y frecuencia, pronto paró, respiró profundo para luego en una forma ceremoniosa pedir – Por favor les ruego retirarse unos metros hacia atrás, porque ha llegado el momento de que conozcan a Marthajulia y que ellas los conozca a ustedes- Volvió a insistir que nos retiremos más atrás, pero ahora agregó – No quiero que se repita el accidente que vivimos por culpa de un desobediente curioso que no se retiró. Marthajulia que es un poquito aburrida y malgeniosa con los necios, como toda mujer, se abalanzó sobre la humanidad del desobediente, se le enredó en todo su cuerpo, el deseo era asfixiarlo - eso nos contó el Jíbaro. Mi hermana en un acto heroico y sin medir las consecuencias corrió a ponerse junto a mí con el ánimo de protegerme – Ña, ñañito, pongámonos más atrás – no le contesté, solamente atiné a alejarme unos metros de la peligrosa Marthajulia, noté que mi hermana me abrazó y pude sentir que el corazón se le quería correr del pecho. Nuevamente el Jíbaro azotó la caja, ahora con más violencia y dijo – Marthajulia, yo sé, cuándo y a qué hora te saco, te portas bien o te mato, ¡hija de puta! - MI hermana temblaba, yo igual, o más que ella, pero la curiosidad no tenía límite, la insolencia del salvaje nos perturbó muchísimo más.
Pronto paró todo, un silencio absoluto nos fue absorbiendo, aletargando, sacándonos de la realidad. Recuerdo que lo vi al Jíbaro que como una sobra se acercó hacia mi hermana y le arranchó con disimulo, pero con fuerza el billete de 20 dólares que mi hermana lo tenía agarrado en su mano e inmediatamente le entregó la cajita de madera que contiene la manteca de las Mil Víboras.

- ¡Y ahora? – avanzó a pronunciar mi hermana, ahora qué le respondí - Y las tres libras de pescado fresco que nos mandaron a comprar para el almuerzo – me respondió. Inmediatamente regresé a mirar al Jíbaro, luego sopesé un posible enfrentamiento, me callé, me sentí indefenso, incapaz de protestar, lo volví a mirar y se me ahuyentaron los deseos de reclamar. Pronto cruzó el Jibaro entre nosotros, ahora lucía un pantalón blue …, camisa floreada de fondo azul y zapatos deportivos Nike, blancos; tras de él, también pasó un estibador el que en sus hombros llevaba la rústica caja Entonces me limité a seguirla a mi hermana, entró al mercado que por ser las dos de la tarde ya lo iban a cerrar, y nosotros sin dinero y sin pescado, Pidió permiso, charló animadamente con una y otra vendedora. Ella que siempre ha sido “latosa” salió con un tremendo pescado seco y salado, de esos que tren del Perú.

A las dos y media de la tarde, hora que llegamos a la casa, nuestros padres y hermanos dejando a un lado la preocupación de nuestra ausencia pasaron a, drásticamente, interrogarnos, yo saqué de una funda el pescado seco y salado para entregarlo a mi madre, tan pronto como lo hice sentí que como el látigo del Jíbaro que azotaba la caja de Martha Julia, que el pescado seco se me estrellaba entre el cuello y la oreja derecha. Mi hermana corrió a refugiarse en los brazos de mi padre a tiempo que le entregaba la cajita de madera con manteca de las Mil Víboras, acompañada de – esto te traje, papito

Zapotillo, noviembre 2023

Texto agregado el 16-12-2023, y leído por 402 visitantes. (0 votos)


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