El estudio de la consultoría publicitaria constaba de un directorio de lo más prestigioso. El Dr. Costa Liaste y el Dr. Arman. Las oficinas estaban ubicadas en la calle Santa Fe.
“Te vendría bien arreglarte un poco más, vestirte mejor, pintarte las uñas, arreglarte las cejas, pero tus actitudes de subordinación son correctas, aceptas ordenes y las interpretas de forma correcta”, así que te contrato, dijo la jefa de Recursos Humanos...
Así que me integre al Staff de la consultora que tenía como empresas a Old Smuggler, Coca Cola entre otras, y a la aseguradora de caudales Juncadella.
La Doctora Berti, que integraba también ese estudio estaba dedicada a defender los derechos laborales de los transportistas de Coca Cola, que no recibían indemnización ni se les garantizaban sus derechos más elementales.
Transcurría el año 1979. Situándonos en plena dictadura militar que comenzó a regir en el país de Argentina en marzo del año 1976.
Cuando me tomaron como secretaria del Director creativo, estuve muy feliz, sin saber que padecería no, acoso laboral, mas quisiera, sino que demandaba otras labores, como ir a buscar los trajes a la tintorería, ir a buscar los zapatos hechos a medida para su hija, que tenia la misma edad que yo, pero como es obvio gozaba de ciertos privilegios que yo no tenía.
Llego mi cumpleaños, le dije a mi Jefecito, el Dr. Arman si merecería algún regalo, por supuesto, me contesto con complicidad y que te gustaría que te regalara, “un libro musité”.
Así que me regalo la Condición Humana de André Malraux, que todavía conservo en mis estanterías. Y fue dedicado. Lo que más me gustan son las dedicatorias, manuscritas, porque lo digital lo ha invadido todo hasta las relaciones sociales, los ámbitos más privados, las redes, los vínculos han desaparecido, para pasar a ser memes, que son muy hilarantes, pero para nada sustituyen el vínculo de la calidez humana de la palabra y el verse face to face.
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