Regalo de Navidad.
Aquella era una de las peores noches que jamás hubiera visto, los truenos y los relámpagos sonaban como bombas y el frío era casi insoportable.
Renata era un ser solitario que veía como el resto de los habitantes de la casa corrían de un lado al otro haciendo las tareas para la próxima Navidad. Ella estaba muy asustada, nunca había visto una noche tan oscura y tenebrosa, pero además había escuchado una conversación que le daba más miedo aún.
Evangelina había anunciado que a pesar del frío y la tormenta tenía que salir, tenía que traer el último regalo que aún no había ido a buscar.
De mil maneras, Renata trató de convencerla de que no saliera, pero Evangelina haciendo oídos sordos a las súplicas de Renata salió.
Impotente, Renata con ojos llorosos miraba detrás de la ventana, sabía que el regalo que traería Evangelina no le iba a agradar, lo había escuchado y eso la aterraba.
Sola frente a la ventana su mente trabajaba, imaginaba su futuro y pensaba que pronto tendría que irse de aquella casa donde no la querían, pero por el momento era imposible salir, no soportaría tanto frío.
Luego de un par de horas Evangelina volvió a la casa, al verla llegar con un pequeño paquete corrió a esconderse.
Por supuesto que nadie le prestó atención, todos sabían cómo era y la dejaron sola.
A pesar de todo, a la mañana siguiente Renata no era la misma, cuando Evangelina puso su regalo en el árbol, no imaginó que cambiaría su vida por completo.
Danilo, el hijo de Evangelina no podía creer lo que veía, Renata y Tomy, un cachorrito, de apenas unos meses dormían juntos, abrazados una al otro como madre e hijo.
—Te lo dije Danilo, le decía su madre, sabía que era él sería el regalo ideal, ahora no se sentirá tan sola y Renata moviendo su colita agradecida pensó que jamás volvería a dudar del amor que sentían sus dueños por ella y esa fue una Navidad inolvidable para todos.
Omenia
28/11/2023
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