Estaban echando una de pingüinos en la 2, cuando se me ocurrió que es cosa de tiempo el que uno coja un resfriado este fin de año. Me lo ha inspirado su estampa entre el hielo gélido- una redundancia, quizá un pleonasmo. Pero me he propuesto evitarlo- lo del resfriado, no lo de las redundancias. Ya lo dijo el poeta: la redundancia es bella, o fue la arruga, no me acuerdo.
Una aspirina a tiempo, en esta materia, es una victoria- en la de los resfriados. También le he subido un punto al termostato; ya habrá tiempo de pasar frío en la tumba, debajo del granito. Todos vamos a parar al granito, algunos al mármol- los más ricos. También acontece, estrenar el año con un dolor de muelas- fruto de los dulces: otra droga. Blanda y de curso legal, pero droga. Menos peligrosa que el vino, aunque también te puede conducir al compuesto granítico de este título, vía arterial- obstrucción de...-, me refiero.
He cambiado de canal: daba dentera y frío, y me he ido al discovery channel. También hablaba de granitos. Al parecer, a tropecientos metros de profundidad- seis mil: una burrada- en lugar de basalto( que es lo más lógico, según se creía hasta que hicieron el pozo), misteriosamente, sigue habiendo granito. Es curiosa la asociación de ideas: todo en la vida es granito: la tumba, las escaleras, los pavimentos, y, por si fuera poco, debajo de la corteza terrestre, también granito.
Cuarzo- como los relojes-, feldespato y mica. Todo en esta vida, o son relojes- la prisa que nos envuelve-, resfriados de invierno, y si andamos con pocas defensas: granito. O mármol, para los ricos. |