Mis dos manos vivían en armonía absoluta, pero de repente, la derecha empezó a tenerle envidia a la izquierda porque la zurda pintaba mejor. La envidia se fue acrecentando, al punto que empezó a pellizcarla. La zurda se tenía que defender y le pagó con la misma moneda. En un ataque de ira, la derecha le cortó el dedo del corazón a la izquierda, está a su vez le pagó con la misma moneda. Las dos manos dejaron de hacer las cosas con amor, parecían dos amantes que después de amarse, terminaron odiándose. Sé que la pasan peleando todos los días, por ser la mejor. Él que sufre soy yo, pues siento dolor en mi alma y en mi piel. Estoy pensando en cortarme las manos, pues no me sirve ni la derecha ni la izquierda.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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