Todo comienza en blanco, como mi mente. Respiro el aire contaminado de esta ciudad y me molesta sentir como llega a mis pulmones el aliento de todos esos extraños que me rodean.
Mis ojos se irritan con el aire frío y de repente, justo después de volver a abrirlos, estoy en un lugar completamente distinto, como otra persona, en la fantasía de algún desconocido que espía a través de códigos alineados y organizados, alguien que mira mi vida o lo que piensa alguien más que puede o pudo ser mi vida.
Mientras camino, de regreso a casa, viendo a través de los cristales todas aquellas aventuras que no puedo tener, escuchando aquellas voces que cuentan aquello que le sucedió a alguien que es conocido de un amigo, tocando las paredes de viejos edificios con nombres sin significado, me detengo frente a la estatua de un hombre, cuyo nombre poco importa en estos tiempos. A mi alrededor todo se transforma y ante mis ojos se encuentra el mar, en mis manos está un vaso vacío y estoy totalmente solo, alejado de todas esas personas que poco importan en un momento como este.
Una gota gorda y fría golpea mi cuello, y como es de esperarse, esta gota es seguida por muchas otras que golpean mi cuerpo, sacándome de la hermosa ilusión que engañaba a mis esperanzados sentidos y recordándome lo malo que es salir sin una sombrilla cuando el día es gris.
Una nube de humo negro me rodea para exterminar a la ilusión y a mis pulmones de una vez por todas. Así que detengo mi lectura y estoy de nuevo en la cama.
Fluyo de manera interrumpida a través de los ojos de otras personas. Siento como manchan mi relato con comentarios, opiniones, marcadores, lápices, crayolas y se preguntan sobre lo que realmente pienso mientras camino a través de situaciones preconcebidas, que son en muchos casos improbables o absurdas.
Abro mis ojos enrojecidos y cansados para darme cuenta de todo ese tiempo que llevo dormido, cierro la ventana que estoy leyendo y corto de manera definitiva la lectura, como si rompiera un hilo invisible que me ata a la pantalla.
Cierro el libro, dejo que caiga entre mis sábanas y después de un rato trato de levantarme.
Levántate de la cama y vete. Vuelve a lo que creas que es tu vida y olvidate de lo que sucedió en este pequeño lapso en que te diste a la tarea de descifrar y armar en tu mente personajes y situaciones que no son de tu invención.
Todo se acabó, cierra y vete. |