¿Los individuos más fuertes e inteligentes nacen para dominar a los más débiles y menos inteligentes?
Jober Rocha
Este es un tema complejo y controvertido que se ha debatido durante muchos años. Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que esta afirmación no es cierta. Aunque existen diferencias individuales en términos de fuerza e inteligencia, estas diferencias no determinan el éxito o el fracaso de una persona en la vida. Además, la idea de que algunas personas nacieron para dominar a otras es contraria a los valores democráticos y humanitarios que sustentan muchas sociedades modernas. Sin embargo, aunque contrario a los valores democráticos y humanitarios, es coherente con los valores autocráticos y dictatoriales que sustentan a muchas otras sociedades actuales.
La respuesta a esta pregunta, sin embargo, depende de cómo se defina "nacido para". Si "nacido para" significa que los individuos más fuertes e inteligentes son naturalmente más capaces de dominar a los más débiles y menos inteligentes, entonces la primera respuesta podría ser sí. Sin embargo, la fuerza física y la inteligencia son características que se pueden desarrollar a lo largo de la vida. Los individuos que son fuertes e inteligentes al nacer pueden tener una ventaja; pero esto no significa que estén destinados a dominar a los demás.
Además, la fuerza física y la inteligencia no son las únicas características que determinan el éxito o el dominio y el poder. También son importantes otros factores, como la determinación, la creatividad y la capacidad de liderazgo.
Por lo tanto, es más exacto decir que los individuos más fuertes y más inteligentes tienen más probabilidades de dominar a los más débiles y menos inteligentes; Sin embargo, esto no es garantía de nada.
Los siguientes son algunos argumentos en contra de la idea de que los individuos más fuertes e inteligentes nacen para dominar a los demás:
1. La fuerza física y la inteligencia no son las únicas características que determinan el éxito o el dominio. También son importantes otros factores, como la determinación, la creatividad y la capacidad de liderazgo.
2. La historia muestra que el dominio a menudo se logra mediante la fuerza, la inteligencia o una combinación de ambas. Sin embargo, el dominio también se puede lograr a través de otros medios, como la diplomacia, la negociación o la organización.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) , a su vez, creía que la civilización occidental había pasado históricamente por un proceso de transvaloración de valores, en el que las características de los débiles y oprimidos eran elevadas al estatus de virtudes, mientras que las características de los los fuertes y dominantes fueron devaluados.
Nietzsche llamó a los valores de la moral tradicional 'moral de esclavos' porque fueron creados por los débiles y oprimidos para justificar su propia condición. Estos valores enfatizaban la humildad, la compasión y la resignación, que son características que ayudan a los débiles a sobrevivir en un mundo dominado por los fuertes.
Los valores morales de los esclavos, según el filósofo, incluían:
Bondad: los débiles son considerados buenos porque son sumisos y no suponen una amenaza para los fuertes.
Humildad: los débiles son considerados humildes porque reconocen su inferioridad en relación a los fuertes.
Compasión: los débiles son considerados compasivos porque simpatizan con otros seres que sufren.
Renuncia: los débiles se consideran resignados porque aceptan su condición de oprimidos.
Nietzsche creía que estos valores eran una forma de resentimiento de los débiles contra los fuertes. Los débiles se sentían resentidos por la fuerza de los fuertes y, por tanto, crearon valores que, supuestamente, los hacían superiores a los fuertes.
Nietzsche también creía que la moral de los esclavos había conducido al nihilismo, una condición de devaluación de la vida y los valores. El nihilismo es una consecuencia natural de una moral que niega la vida y la fuerza.
Nietzsche propuso una nueva moral, la 'moral de los amos', que se basaría en los valores de los fuertes. Esta nueva moralidad enfatizaba la fuerza, el coraje, la creatividad y la afirmación de la vida.
Los valores morales de los señores incluían:
Fuerza: los fuertes son considerados fuertes porque son capaces de dominar a los débiles.
Coraje: los fuertes son considerados valientes porque no tienen miedo de afrontar los desafíos.
Creatividad: los fuertes son considerados creativos porque son capaces de crear nuevos valores y nuevas formas de vida.
Afirmación de la vida: Los fuertes son considerados afirmadores de la vida porque celebran la vida y sus posibilidades.
Nietzsche creía que la moral de los maestros sería una forma de superar el nihilismo y crear una nueva era de afirmación de la vida.
Nietzsche criticó la moral cristiana, que consideraba una forma de resentimiento de los débiles contra los fuertes. Para Nietzsche, la moral cristiana se basaba en la negación de la vida y la sumisión a la voluntad de Dios, lo que conducía a la debilidad y la decadencia. Por otro lado, Nietzsche propuso una moral aristocrática, que valoraba la fuerza, el coraje, la creatividad y la afirmación de la vida. Esta moral aristocrática se basaba en la transvaloración de los valores, que consideraba las características de los fuertes como virtudes y las características de los débiles como vicios.
Por tanto, podemos decir que Nietzsche defendió la transvaloración de los valores como forma de superar la moral cristiana y crear una nueva forma de vida que valorara la afirmación de la vida y la voluntad de poder. Sin embargo, esta propuesta es controvertida y ha sido criticada por muchos filósofos y estudiosos de la moral.
Como Nietzsche era un filósofo alemán, durante la época del nazismo en Alemania se destacó su teoría de la transvaloración de los valores, con la pérdida histórica de la supremacía de los amos sobre los sirvientes, como consecuencia de su alianza con los sacerdotes de la Iglesia católica en Roma, fue planteado por ideólogos nazis que buscaban revertir la situación, en el sentido de reafirmar que los más fuertes tenían el derecho y el deber de dominar a los más débiles. Alemania, en ese momento (comienzo de la Segunda Guerra Mundial), era el país más fuerte y desarrollado del mundo y necesitaba apoyo científico y filosófico para justificar sus afirmaciones de conquista y dominación.
En última instancia, la cuestión de si los individuos más fuertes e inteligentes nacen para dominar a los demás es una cuestión de opinión personal. No hay una respuesta científica definitiva.
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