¿Cuál será el futuro de Brasil y de nuestro planeta?
Jober Rocha

El futuro del desarrollo económico y social de nuestro planeta es una cuestión compleja y multifacética. El Ministerio de Economía de Brasil, por ejemplo, publicó la Estrategia Nacional de Desarrollo Económico y Social ( Endes ), que contempla el escenario macroeconómico para los próximos doce años y está organizada en cinco ejes: Económico, Institucional, Infraestructura, Ambiental y Social. La visión de futuro 2020-2031 de Endes pretende catalizar todas las dimensiones del desarrollo sostenible, concebido como un camino hacia la prosperidad. Para cada uno de estos ejes se declaran megatendencias, lineamientos, desafíos y orientaciones, índices clave y metas objetivo. Los ejes ENDES agrupan los problemas que el Estado brasileño debe resolver y, precisamente por eso, representan los grandes campos de las políticas públicas que se estructuran en torno a esos problemas. En total, hay 37 índices clave y sus respectivas metas, lo que permite monitorear y evaluar, en términos cuantitativos, la implementación de una planificación nacional equilibrada del desarrollo a largo plazo.
Por otro lado, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un plan de acción global, adoptado por los países miembros de las Naciones Unidas en 2015. La Agenda 2030 busca equilibrar las tres dimensiones del desarrollo sostenible (económica, social y ambiental) de manera integrada. manera e indivisible, pensando en el futuro de la humanidad, pero también del planeta. El desarrollo sostenible reconoce que erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, preservar el medio ambiente y promover el crecimiento económico son interdependientes y se refuerzan mutuamente.
El futuro del desarrollo económico y social de nuestro planeta es incierto, pero hay algunas tendencias que apuntan a un escenario de crecimiento; pero también desafíos.
En cuanto al crecimiento económico, se espera que la economía mundial siga creciendo en los próximos años, aunque a un ritmo más lento que en el pasado. Este crecimiento será impulsado por factores como la expansión demográfica, el aumento de la urbanización y el desarrollo tecnológico.
En cuanto a la reducción de la pobreza, la pobreza mundial irá disminuyendo y se espera que esta tendencia continúe. Esto se debe en parte al crecimiento económico que se producirá; sino también a las políticas públicas encaminadas a reducir la pobreza.
En lo que respecta a la mejora de la educación, el acceso a la educación aumentará en todo el mundo y esto, a su vez, debería contribuir al desarrollo económico y social.
En cuanto a la sostenibilidad, la preocupación por la misma será creciente, lo que debería llevar a cambios en los modelos de producción y consumo.
En cuanto al cambio climático, será un desafío global que podría tener un impacto significativo en el desarrollo económico y social.
En cuanto a la desigualdad social, irá aumentando en muchos países, y esto podría generar conflictos sociales y políticos.
En cuanto a la inestabilidad política, ésta será un desafío para el desarrollo económico y social; por lo tanto, aumentará la competencia por los recursos naturales y económicos, así como la competencia por el poder militar y la disputa por territorios y áreas de influencia entre las grandes potencias.
En cuanto a la democracia, ésta debería reducirse en todo el planeta, perdiendo terreno frente a dictaduras y regímenes autocráticos. Esto se debe a la actual crisis política entre las grandes potencias, la creciente penetración de ideologías con gran atractivo popular entre los países en desarrollo y la migración de exiliados políticos a Europa, América del Sur y África.
Con respecto al crimen y la corrupción, se espera que ambos aumenten en todo el mundo; ya que el tráfico y el contrabando de drogas movilizan recursos sustanciales, capaces de comprar las conciencias de hombres supuestamente buenos que ocupan puestos importantes en los más altos tribunales, parlamentos y órganos internacionales de toma de decisiones, así como en iglesias y cuarteles de todo el mundo.
A partir de las tendencias mencionadas, es posible imaginar dos posibles escenarios para el futuro del desarrollo económico y social del planeta:
Escenario positivo: En este escenario, el crecimiento económico continúa, la pobreza disminuye, la educación mejora y se prioriza la sostenibilidad. En este escenario, el mundo se convierte en un lugar más próspero y justo.
Escenario negativo: En este escenario, el cambio climático tiene un impacto significativo en el desarrollo económico y social, aumenta la desigualdad, se extiende la inestabilidad política, crecen la corrupción y el crimen y proliferan los regímenes totalitarios. En este escenario, el mundo se convertirá en un lugar más desigual e inestable de lo que es hoy, que ya es desigual e inestable.
Por tanto, el futuro del desarrollo económico y social del planeta dependerá de las acciones que adoptemos hoy. Para construir un futuro más positivo, debemos enfrentar los desafíos que tenemos por delante, como el cambio climático, la desigualdad social, la corrupción, el crimen y la inestabilidad política. Para lograrlo, necesitamos cooperación internacional, políticas públicas efectivas y un cambio en las actitudes individuales.
Hemos mencionado, hasta ahora, el escenario probable de nuestro planeta en términos de aspectos psicosociales, económicos, políticos y militares, dejando, sin embargo, hablar de su futuro como lo que es, en realidad, un planeta simple y magnífico.
Según la Teoría de Milankovitch , las edades de hielo ocurren de forma cíclica, como resultado de cambios en la inclinación axial de la Tierra provocados por la influencia de la gravedad de la Luna.
Por tanto, como en el pasado, la tendencia es que la Tierra atraviese nuevas fases de glaciación en el futuro. A pesar de los cambios en la inclinación axial, es posible que el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera provocado por la acción humana retrase el cambio climático durante las próximas glaciaciones.
Teniendo en cuenta el movimiento actual de las placas tectónicas, se espera que dentro de 250 a 350 millones de años se forme un nuevo supercontinente. La unión de placas tectónicas provocará cambios drásticos en la superficie terrestre, alterando la fauna y la flora tal y como la conocemos hoy. La fricción entre placas tectónicas en zonas continentales provocará el surgimiento de nuevas cadenas montañosas, que alterarán la dinámica climática del planeta.
La existencia de un supercontinente conducirá a la formación de zonas desérticas por efecto de la continentalidad.
Los acontecimientos más drásticos para el futuro de la Tierra están vinculados a la evolución de nuestra estrella solar. Actualmente, el sol se encuentra en fase de expansión. La expectativa para el futuro de la Tierra es que el sol absorba nuestro planeta a medida que evoluciona hasta convertirse en una estrella gigante roja.
Esto, sin embargo, no es motivo de preocupación para ningún lector de este texto.