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Al final parte 23

Los dos jóvenes se sentaron a comer en un restaurante.
- ¿Te pasa algo? – le pregunta Oscar - pareces de mal humor.
-No es contigo. Perdón. Tuve un pleito con alguien en el hospital.
- ¿Qué pasó?
-Con una señora.
Israel le comentó el desagradable encuentro que tuvo con Margarita.
-Pues qué cabrona. No puede ser que la gente piense esas pendejadas.
-Lo sé, amor – le dijo Israel – hablando de otra cosa ¿Qué piensas sobre lo que decidió Francis?
-Cuando veía a mi mamá en la cárcel era una impotencia. Francis era mi paño de lágrimas. Francis sabía que no me gustaba ir. Iba por el amor que le tengo a mi mamá. Creo que lo hace por eso.
Los dos jóvenes no pensaban en que tenían la opción de casarse.
Aquella noche los dos lo pensaron. Era algo muy serio y sus respectivas familias le abrieron los ojos respecto al matrimonio.
-Israel ¿te pasa algo? – le preguntó Emilio.
-Fabricio nos citó en el despacho y nos dijo que Francis quiere darnos en adopción a Yahir.
Nuria, Emilio y Alex lo miraron.
- ¿Pero no tendrían que estar casados? – Nuria soltó.
Al joven se le chisparon los ojos, ni lo había pensado.
-Es una decisión difícil ¿Qué piensa Oscar? – de nuevo preguntó su madre.
-Los dos estamos de acuerdo. Fabricio dijo que el proceso tardaría dos años.
-Algo así – Nuria recordó cuando ella y Emilio adoptaron a Israel y a Alex.
-Y ¿tú qué quieres? – Nuria se dirige a su hijo mayor.
Israel se limitó a no responder esa pregunta. Prefirió no pensar y dejar que todo fluyera.

Oscar le dijo lo mismo a su mamá. Cintia no se sorprendió porque ya sabía de las intenciones de Francis.
- ¿Y qué piensan hacer? – Cintia preguntó a su hijo.
-Lo haremos – Oscar respondió con seguridad.
- ¿Has pensado que tendrán que casarse para adoptar a Yahir?
Oscar también se quedó con los ojos como platos. Tampoco respondió a esta cuestión.
Tres meses después de relación los dos evitaban el tema del matrimonio, tenían dos años para pensarlo. Oscar no se animaba. Él tenía los anillos.
- ¿Y eso? – le pregunta Cintia a Oscar.
-Son los anillos de boda de un paciente. Me lo dio su hijo. Me dijo que me vio con Israel.
- ¿Entonces? ¿Qué necesitas?
-Un mariachi – respondió Oscar.
Esa misma noche, Oscar llamó a Nuria. La mujer gritó por el teléfono. Y dijo que en casa los apoyan.
- ¿Qué pasa? – pregunta Emilio.
Nuria los llevó a un rincón de la casa y les comunicó el plan. Cuando Israel llegó del hospital notó que algo pasaba.
- ¿Qué traen? – preguntó Israel.
-Nada – respondieron Nuria, Emilio y Alex al unísono.
-Están muy raros.
-Israel, se estaban secreteando – le comunicó la hermana menor.
-Ay, Camila – le dice Alex su hermano – no seas metiche.
Israel no entendía lo que pasaba.
El sábado 3 de julio era el día. Alguno de los dos tenía que dar el paso.
Israel por la mañana salió al patio para hacer ejercicio. Todos estaban raros, estaban nerviosos. El plan era que estuviera la familia de Israel y de Oscar.
Oscar llamó a Pablo y le dijo que solicitaba sus servicios. Pediría la mano de su novio.
Nuria le pidió a Alex que se llevara a la plaza comercial a sus hermanos y a su hijo. Mientras que Emilio y Nuria se hacían “bolas” con la cena. Prepararían tamales, aunque Israel se cuida en su alimentación y hace mucho ejercicio, su comida favorita por siempre serán unos tamalitos.
Clara llegó temprano para echar una mano. Tanto Nuria como Emilio le preguntaron sobre Héctor. Las cosas no andaban bien.
La madre del médico le envió un mensaje a Alex para decirle que ya podían regresar.
- ¿Abuela? Qué milagro – fue lo que se escuchó cuando entró por la puerta Israel.
-Vine a darme una vuelta – respondió Clara.
- ¿Están haciendo tamales? – preguntó Israel - ¿celebramos algo?
-Celebramos la vida – respondió Nuria, su mamá.
Oscar estaba afuera listo con el mariachi. Clara subió al cuarto de su nieto mientras la familia ponía todo en orden.
Clara tocó la puerta, una regla de oro en casa.
-Pasa abuela, es tu casa – le dijo Israel sentado en su cama.
-No quería interrumpirte ¿Y esas cruces? – le preguntó al ver que el joven las tenía en su mano.
-Me las dio una paciente. Eran de sus padres. Me atreví a grabar el nombre de Oscar y el mío.
-Están preciosas ¿Se la vas a dar?
-Sí.
-Talvez sea hoy – aseguró emocionada.
-No creo. Lo veré hasta la próxima semana ¿y tu marido?
-No vino. Está muy triste. La muerte de Flavio lo dejó muy mal.
-Lo entiendo.
En el patio estaban Isabela, su hija Betty y Elena. Cintia, Alex con su hijo, los padres de Israel y Camila.
Oscar llegó con el mariachi.
-Aquí estamos, doctor. Cuando usted nos indique.
-Ya saben. Primero “hermoso cariño” y “después si nos dejan”
-Así será – respondió Pablo.
Para Israel todo estaba en orden hasta que se escuchó el mariachi en el patio de su casa. El joven se asomó al balcón de su cuarto. Junto con su abuela observaron el patio lleno de gente conocida.
- ¿Pero qué demonios?
-Baja, hijo. Es para ti – le comenta su abuela mientras el joven la observa extrañado.
Los dos bajaron y pudo verlo cara a cara. El hombre un poco mal entonado a diferencia de Pablo que canta muy bien.
Cuando la canción terminó comenzó otra que es de la preferencia de Israel “si nos dejan”
Mientras la música sonaba, Oscar tomaba la mano de su novio. Oscar sabía que esas canciones eran de la preferencia de él.
Oscar se animó, se acercó a él y se hincó.
-Mi amor ¿te quieres casar conmigo?
El joven le mostró la cajita y la abrió. Se apreciaban los dos anillos. A Israel le saltaba el corazón de la emoción.
-Ay, Oscar – dijo Israel - Claro que me quiero casar contigo.
Oscar le colocó el anillo de él porque su mano es un poco más tosca. Israel puso el otro anillo, era de ella, la mano de Oscar es más estilizada.
Los dos se besaron y se abrazaron mientras todos aplaudían aquel amor que los dos jóvenes siempre se han tenido. Nuria estaba emocionada por lo que su hijo mayor estaba viviendo.
Los dos jóvenes seguían abrazados. Todos estaban felices. El mariachi siguió cantando hasta altas horas de la noche. Fue la mejor serenata que Israel ha tenido en su vida.
En ese momento entendió por qué su familia estaba tan rara. Entrada la madrugada el mariachi se fue. Oscar le dijo que no sería la última vez que se verían. Camila y Abraham ya estaban dormidos, Alex estaba en la sala echándose miraditas con Cintia, mientras que la familia platicaba en el patio de la casa. En ese momento Israel le pidió a su ahora prometido subir a su cuarto.
Los dos ya estando solos se abrazaron.
-Gracias, amor. Estuvo hermoso – Israel le dijo mientras lo abrazaba.
-Te amo. Quiero pasar el resto de mi vida contigo – respondió Oscar.
-Ven – Israel lo tomó de la mano y lo llevó a la puerta del ropero – me las dio una paciente. Son unas cruces que usaron sus padres.
-Guau. Qué coincidencia.
- ¿A qué te refieres?
-Los anillos me los dio Pablo. Eran de sus papás. Me dijo que me había visto contigo. Por eso decidí dar el paso.
Los dos jóvenes intercambiaron las cruces y se las colocaron en el cuello.

Continuará…

Texto agregado el 12-11-2023, y leído por 31 visitantes. (0 votos)


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