Cómo afrontar la muerte de frente y sin miedo
Jober Rocha

La muerte es un tema delicado y casi siempre es difícil tratarlo. Sin embargo, existen varios enfoques que pueden ayudarnos a afrontar la muerte de frente y sin miedo.
Según el sitio web Engrandece.com, la filosofía socrática sostiene que el conocimiento es fundamental para una vida virtuosa y que debemos esforzarnos por conocernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.
Sócrates afirmó que no se debe temer a la muerte, ya que puede ser una oportunidad de liberación y de encuentro con la verdad. Vio la muerte como el paso a una existencia nueva y superior, donde el alma se separaría del cuerpo y alcanzaría un mayor conocimiento.
Además, el filósofo griego enfatizó la importancia del coraje como virtud esencial para afrontar la muerte. El coraje, según Sócrates, no se limitaba a la valentía en las batallas, sino que también incluía la capacidad de afrontar y aceptar la propia mortalidad. Este coraje, combinado con la búsqueda constante de sabiduría, conduciría a una vida más auténtica y significativa.
El sitio web antes mencionado también sugiere otros enfoques, como estudiar las tradiciones filosóficas y espirituales que abordan la muerte y participar en discusiones con otros, que pueden ayudar a ampliar nuestra comprensión y ayudarnos a encontrar consuelo en las experiencias compartidas.
Aún respecto de la muerte, en 'El Libro de los Espíritus', de Alan Kardec (1804 – 1869), hay un capítulo entero sobre el tema: se trata del capítulo III, del libro segundo, con el título 'Regreso de la vida corpórea a la vida espiritual'.
Algunas preguntas, como la 149 (¿Qué le sucede al alma en el momento de la muerte? “Vuelve a ser Espíritu, es decir, vuelve al mundo de los Espíritus, del que se había separado momentáneamente.”), a la 163 (¿El alma es inmediatamente consciente de sí misma después de dejar el cuerpo? “Inmediatamente no es el término. El alma pasa algún tiempo en un estado de perturbación”) y 164 (La perturbación que sigue a la separación del alma y el cuerpo es del tipo ¿Mismo grado y de la misma duración para todos los Espíritus? "No; depende de la elevación de cada uno. El que ya está purificado se reconoce casi inmediatamente, como se liberó de la materia antes de que cesara la vida del cuerpo, mientras que la carnal el hombre, aquel cuya conciencia aún no es pura, retiene la impresión de la materia por mucho más tiempo”) aclaran parcialmente esta cuestión.
En su obra 'Cielo e Infierno' (10ª edición, diciembre de 2002, Lago), Alan Kardec en el capítulo 'La preocupación por la muerte', dice: “En el momento de la muerte, todo hombre regresa al mundo de los espíritus, a la patria de origen; Una vez en el llamado otro mundo, conserva plenamente su individualidad; la separación del alma y el cuerpo no es dolorosa ( énfasis mío). El cuerpo sufre más durante la vida que en el momento de la muerte; el alma se libera con la ruptura del vínculo que la mantenía atada al cuerpo; El sentimiento que experimentas en el momento en que te reconoces en el mundo de los espíritus depende de lo que hiciste en la vida. Si fueran buenos, sentirán una alegría enorme. Si fueran malos, se sentirán avergonzados”.
En el capítulo 'El Pasaje', del mismo libro, específico sobre el tema, Kardec dice: “La preocupación por la muerte está determinada por la sabiduría de la Providencia, y una consecuencia del instinto de conservación común a todos los seres vivos. Es necesaria, mientras el hombre no esté iluminado sobre la vida futura, como contrapeso al lastre que, sin este freno, le llevaría a abandonar prematuramente la vida terrena y a descuidar su trabajo en este mundo, que debería servirle a su vida. propio avance. . Añadamos que todo en nuestras costumbres contribuye a hacernos lamentar la pérdida de la vida terrena y temer el paso de la Tierra al Cielo. La muerte está rodeada de ceremonias lúgubres que sirven más para aterrorizar que para despertar la esperanza. La muerte siempre se representa en un aspecto repulsivo y nunca como un sueño transitorio. Todos sus símbolos recuerdan la destrucción del cuerpo, mostrándolo horrible y descarnado. Nadie nos presenta el alma radiante desprendiéndose de las ataduras terrenales”.
El traductor de la obra de Kardec añade en una nota a pie de página de esta página: “Esta impresión negativa de la muerte fue intencionada. El objetivo era asustar a las criaturas para que se comportaran bien en la vida. (El énfasis es mío). Hay una relación obvia entre esta amenaza de muerte y las amenazas de castigo en las escuelas, para garantizar el buen comportamiento de los estudiantes”.
Se puede ver, por tanto, que la muerte, según muchos filósofos y pensadores religiosos, no es el fin de todo, sino el comienzo de otra vida, en otra forma. En este aspecto, por tanto, no hay que temerlo.
Veamos ahora si suele ser doloroso o no.
Al investigar la literatura médica sobre "si las muertes son dolorosas o no", me sorprendió parte de la información que obtuve. La gran mayoría de las muertes son indoloras (como lo afirma el libro de Kardec, citado anteriormente, y que tuve cuidado de resaltar), contrariamente a lo que yo pensaba y, creo, a lo que la gran mayoría de la gente todavía piensa.
Quitarle la cabeza a una persona, por ejemplo, se considera una de las muertes más rápidas y ocurre en unos pocos segundos. La muerte ocurre con insuficiencia de los latidos del corazón y falta de respiración. Cuando se produce por guillotina o cortando una espada, por increíble que parezca, es inmediato e indoloro.
El ahorcamiento, a su vez, también induce a una muerte rápida e indolora. La muerte cerebral se produce por falta de oxígeno y se produce en menos de un minuto.
En la electrocución (muerte en la silla eléctrica o por una descarga eléctrica de más de 2.000 voltios) la muerte de la persona es instantánea y, por tanto, indolora.
La inyección letal consiste en la inyección de tres fármacos administrados sucesivamente y la muerte se produce en un plazo máximo de un minuto, quedando el individuo completamente inconsciente y sin sentir nada.
En el caso de muerte por fusilamiento, la persona ejecutada tarda de 10 a 15 segundos en perder la función cerebral, lo que conduce a la pérdida inmediata del conocimiento.
Lo mismo ocurre en casos de traumatismos mayores por accidentes graves y disparos en puntos vitales. La víctima pronto pierde el conocimiento, a través de un mecanismo natural que elimina la sangre del cerebro, desviándola hacia el área donde más se necesita. Esto resulta en la pérdida del conocimiento y, si algún tipo de asistencia médica no es viable, la muerte ocurre con la persona inconsciente, sin sentir dolor alguno.
El paro cardíaco súbito (PCS), mientras una persona duerme, es una de las muertes más pacíficas. Un PCS ocurre debido a un mal funcionamiento en el sistema eléctrico del corazón, y si ocurre durante el sueño, el individuo no se despertará ni será consciente de que está muriendo.
Los pacientes terminales, ingresados en hospitales con enfermedades graves o traumatismos graves, normalmente, si mueren, son sedados y mueren sin darse cuenta de que han muerto y sin sentir ningún dolor.
El caso es que cuando se produce la muerte, en la gran mayoría de los casos, el individuo está inconsciente o sedado o se produce tan rápidamente que es prácticamente indoloro. Sólo unas pocas formas de morir provocan algún tipo de dolor, como por ejemplo un infarto o una caída desde gran altura. Sin embargo, el dolor eventual es tan rápido como la muerte y, por tanto, se puede decir que no existe.
¿Por qué entonces todos temen tanto a la muerte?
Creo que el problema es cultural y psicológico. Cultural, en la medida en que ha sido inculcado por la religión judeocristiana, en la mente de sus fieles y seguidores, buscando atemorizar a las criaturas con la existencia del infierno y el purgatorio (donde en el primer caso sufrirían eternamente y en el segundo hasta morir). purgar sus pecados), en el sentido de que guiaron su comportamiento en la vida según las virtudes proclamadas por la religión (pacifismo, humildad, esperanza, caridad, tolerancia, bondad, fe, etc.), virtudes que deben ser perseguidas y cultivadas por el pueblo. , pero que nunca fueron prerrogativa de las elites, ni siquiera las eclesiásticas). Psicológico porque todo ser humano tiene miedo o miedo a lo que no conoce. Además, la muerte tiene el poder de separar a los seres queridos, familiares y amigos, de aquellos que se dirigen, definitivamente, a lo desconocido (ya sea al cielo de los cristianos, a los verdes campos de caza de los indios norteamericanos o al cielo de los setenta). -dos vírgenes del paraíso islámico).
En el antiguo Egipto, los faraones se aseguraban de que todo lo que pudieran necesitar fuera depositado en sus tumbas en el lugar desconocido al que se dirigían. En algunos casos, en algunas tribus, la mujer y los sirvientes eran enterrados junto con el jefe, para servirles en el lugar desconocido al que se dirigían después de la muerte.
El emperador romano Adriano (76 d. C. – 138 d. C. ) escribió un hermoso poema sobre la otra vida:

anímula vagula blandula
Huéspedes comeque corporis
Nunca hay abibis vigentes
palídula rígido núdula
Nec ut suelas dabis iocos


(Alma pequeña, tierna y flotante )
(Anfitrión y compañero de mi ser)
(Caerás pálido, rígido, desnudo )
(A lugares sombríos, vacilante )
(Que nunca pensaste que alguna vez conocerías)

Existen numerosas traducciones de su poema, pero considero que ésta es la mejor.
Aunque en el territorio de la muerte sólo existe un camino; es decir, el que avanza; Muchos individuos, a lo largo de la historia, han logrado descubrir atajos que les permitieron regresar al mundo de los vivos. Estos casos se denominan ECM (Experiencia cercana a la muerte). Son personas cuyos cuerpos sufrieron una muerte aparente o real y sus espíritus traspasaron brevemente el umbral de la muerte y de allí lograron regresar a sus cuerpos, relatando luego lo que vieron y vivieron durante este viaje.
La cantidad de casos ocurridos es tan extensa que han motivado a varios médicos a escribir sobre los relatos de sus pacientes que pasaron por estas experiencias. Por regla general, los pacientes, después de vivir sus experiencias extracorporales, dejaron de temer a la muerte y se interesaron por la búsqueda del conocimiento, convirtiéndose en lectores habituales de todos los temas.
Respeto a quienes no creen en la espiritualidad y a quienes quieren alcanzarla a través de las religiones. Sin embargo, ambas posiciones sólo sirven para transformar algo tan mágico e interesante en algo demasiado simple. Sin gracia alguna en el primer caso o lleno de rituales, creencias y supersticiones en el segundo. Convengamos, mis queridos lectores, en que estos no debieron ser los objetivos iniciales del Creador de todas las cosas, al dar vida a los seres humanos.
La muerte, por otra parte, es un tema que siempre ha estado presente en las preocupaciones de la humanidad. Desde el principio el ser humano ha buscado comprender qué sucede después de la vida y este misterio, evidentemente, por no entenderse, puede generar miedo y ansiedad.
El miedo a la muerte es una reacción natural, ya que representa el fin de nuestra existencia física. Es un cambio que no podemos controlar y esto puede generar angustia e inseguridad, ya que dejaremos atrás innumerables problemas sin resolver, deseos incumplidos y metas no alcanzadas.
Sin embargo, es posible afrontar la muerte de frente, sin miedo. Para ello, es importante entender que la muerte es un proceso natural, y que todos pasaremos por él, tarde o temprano. También es importante reflexionar sobre lo que significó la vida para ti y lo que dejarás atrás.
A continuación te damos algunos consejos para que intentes afrontar la muerte de frente, sin miedo:
Acepta la muerte como parte de tu vida. La muerte es un proceso natural y todos pasaremos por él. Es importante aceptar esto y no intentar escapar de lo inevitable. Cuando sientas que ha llegado, entrégate sin resistirte.
Reflexiona sobre lo que la vida ha significado para ti, hasta el presente. ¿Qué es importante para ti a partir de ahora? ¿Qué quieres que quede atrás? Reflexionar sobre estas preguntas puede ayudarte a encontrar un propósito para tu vida y aceptar la muerte de una manera más serena; Desde que sentiste que habías cumplido tu misión terrenal.
Vivir la vida al máximo. Si tienes miedo a la muerte es importante vivir la vida al máximo. Disfruta cada momento y haz las cosas que amas. Esto te ayudará a sentir que has vivido la vida plenamente y que no hay nada de qué arrepentirte.
Si nada de esto te ayuda, busca ayuda profesional. Si tiene dificultades para afrontar el miedo a la muerte, busque ayuda de un profesional de la salud. Un psicólogo o terapeuta puede ayudarle a comprender sus emociones y desarrollar estrategias para afrontar el miedo.
Aquí hay algunos pensamientos a tener en cuenta que pueden ayudarlo a enfrentar la muerte sin miedo:
"La muerte es un momento de transición, no es un final."
"La muerte es un misterio, pero no debemos temer a lo desconocido".
"La vida es un regalo y debemos disfrutar cada momento."
Recuerda, no estás solo. Todos pasaremos por la muerte y es importante afrontar este proceso con serenidad y aceptación.
Espero que esta información pueda ayudarte a abordar este complejo tema. Recuerda que es normal sentir miedo e incertidumbre ante lo desconocido, pero que hay maneras de afrontar estos sentimientos y encontrar la paz para cuando llegue tu día.