Inicio / Cuenteros Locales / dagalan / El marinero repudiado
Después de muchos años trabajando en alta mar arrojan por la borda al marinero. «Hacía tan mal su trabajo que era un lastre intolerable para nuestro barco» asegura el capitán al resto de subordinados. Estos aceptan sus razones: temen ir en pos del repudiado. Lo dejan solo, sin salvavidas, a merced de las olas. Otra cosa que no sean sus brazos no le queda para mantenerse a flote. Las aguas quieren engullirlo.
Se acerca un pequeño bote. En él, dos hombres: uno maneja con esfuerzo unos enormes remos; el otro, de espigada complexión, rostro adusto, gafas de pasta y entallada chaqueta cruzada está sentado a proa fumando en pipa. Rezuma elegancia y gestos flemáticos a la inglesa. Está cavilando. Al cabo de un rato de observar cómo nuestro marinero bracea torpemente para flotar dice: «Tranquilo, yo sé cómo podrá salvarse. Mi ayuda le será muy útil» El marinero espera un salvavidas o una soga al menos pero el de la pipa le corresponde con una charla instructiva; primero, sobre las formas más apropiadas de nadar, e incluso de cómo hacerlo infundiendo cierto estilo al braceo; luego sobre los motivos por los que considera fue arrojado al agua y abandonado a su suerte por parte de la tripulación; luego sobre los prototipos de capitanes y marineros que faenan en el mar y de la jerarquía de mando entre ellos; y finalmente sobre las erróneas rutas que se trazan y que a ningún puerto ni paraíso llevan, tan solo a la ineludible destrucción del buque del que ha sido expulsado el infeliz que ante él se ahoga «Conceptos le aporto cuando le hablo» dice «Sólo con éstos se podrá salvar: Con estos poco a poco convertirá el océano que le traga en una simple gota de agua y ésta, como océano en miniatura, podrá ser finalmente por usted sorbida. Así conseguirá revertir el problema de su ahogamiento. El elemento que causa su destrucción será el elemento por usted destruido. Hágame caso. Tiempo al tiempo» Despachadas sus palabras empieza a alejarse no sin antes vanagloriarse de la inestimable ayuda que al otro ha aportado. Y así nuestro infeliz amigo vuelve a quedarse solo, a la deriva en el desierto de agua que lo cerca. Pronto ha de morir ahogado.
Pasan las horas y entonces sucede. A lo lejos, un cuerpo blanco y alargado emerge bruscamente de la superficie, hace una pirueta y cae sobre las olas. En esa figura de luz el marinero reconoce un delfín que se aproxima. «Dicen de estos animales que muchas vidas han salvado sin ellos mismos saber de su hazaña. Los niños los adoran» piensa. Cuando el delfín se allega a él empieza a nadar en torno suyo (obviamente conceptos para salvarle no le dará) y al cabo de un rato le engancha por las piernas dejándole a horcajadas sobre el lomo. El marinero sujetándose a su dura aleta dorsal semejante a una tira de goma se deja arrastrar por la fuerza del animal a través del mar. No sabe a dónde lo lleva ni tampoco puede preguntarle: no entiende su rudimentario lenguaje de silbidos y chasquidos. Confía solo en su connatural sonrisa de delfín «aunque esta no pueda ser una manifestación intencionada de cordialidad. A fin de cuentas no es un ser reflexivo» se dice el marinero e inmediatamente se siente ingrato por tener estos pensamientos tan inoportunos.
Tras muchas horas surcando el mar con la mágica criatura avista sobre la linea del horizonte la irregular silueta de una isla. Al alcanzar una de sus playas y ya en la orilla el marinero se deja resbalar del lomo, pisa aliviado el lecho de arena bajo las olas y antes de que pueda despedirse del animal, este con un rápido movimiento se pierde de nuevo hacia el océano abierto sin concederle siquiera una mínima expresión de agradecimiento. Esto entristece un poco a nuestro hombre que esperaba del animal a un nuevo amigo.
Se interna en la espesura del manglar a recomenzar su vida en tierra. No volverá a ser marinero.
6 de noviembre de 2023
David Galán Parro |
Texto agregado el 07-11-2023, y leído por 105
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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09-11-2023 |
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Creo que se puedo sacar mas de la trama, la conversación con el capitán me parece que solo aporta una situación irónica, mas bien la parte con el delfín se pudo haber trabajado mas, buen cuento. Pablishus |
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08-11-2023 |
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La secuencia del consejo del de pipa me recordó una escena de "El bueno, el malo y el feo", cuando Clint Eastwood somete al feo y le dice muy docto: "En este mundo hay dos tipos de personas, los que tienen un arma y los que no la tienen". (Cito de memoria, pues la vi hace años)./ Me parece muy bien la parte del delfín. Gatocteles |
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08-11-2023 |
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Linda historia yosoyasi |
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