Al final parte 22
Al día siguiente en la guardia, Oscar revisaba al papá de Pablo. A las dos de la mañana el señor murió. Pablo estaba consciente de que eso pasaría pronto.
Oscar es un médico sensible y sufre cuando alguno de sus pacientes muere. Pablo fue el único que lloró la muerte de su padre.
-Lamento la muerte de su padre le comenta Oscar.
-Gracias, doctor.
Oscar salió del pabellón y se fue a su consulta. Por la mañana se dirigía a su casa y antes de salir del hospital se encontró con Pablo.
-Doctor, lo he buscado por todo el hospital.
-Aquí me tiene ¿todo bien? ¿Necesita alguna firma?
-No ¿podría hablar con usted?
-Claro. Voy a registrar mi salida. Lo espero en el estacionamiento.
Pablo le dio uno de los regalos más preciados que ha tenido en su vida.
-Doctor, yo estoy agradecido por lo que ha hecho por mi papá. Los cabrones de mis hermanos no se pararon por aquí. Se avergüenzan de mí porque soy mariachi.
-Lo lamento.
Pablo sacó una cajita en color café.
-Está un poco maltratada. Yo sé que mis hermanos lo primero que harán es empeñarlos.
- ¿Qué es?
-Son los anillos de compromiso de mis padres. Ellos se conocieron cuando tenían catorce años. Imagínese los años que tiene. Duraron juntos ochenta años. Mi papá trabajaba en una mina de oro y él mismo hizo los anillos. Tenga. Son de usted.
Oscar tomó la cajita y la abrió. Vio los dos anillos. Eran bellísimos.
-Están preciosos.
-La otra noche lo vi. Vi que su novio vino a verlo. Yo sé que usted es muy feliz con él.
-Gracias por el detalle. No tiene precio.
Pablo dio media vuelta y se fue. Dejó un cúmulo de emociones en el joven médico.
Un mes después, Gabino pasaría a mejor vida. Estar encerrado no fue lo mejor para él. Conseguir alcohol cada día era más difícil. Desesperado, amarró las sábanas y se colgó en el baño de la cárcel. La abstinencia fue peor que el propio encierro. Los custodios lo encontraron muerto una hora después.
Mientras tanto, Francis se hacía bolas con su pequeño en la cárcel. Por el momento Yahir estaba con ella.
Fabricio visitaba con frecuencia a su cliente. Le informaba de su proceso al pie de la letra. Aquella mañana el abogado se llevó varias sorpresas.
-Abogado ¿hay alguna novedad? pregunta Francis en la sala de visita.
-Sí. Muchas. Primero, es sobre Gabino.
-Ese cabrón.
-La semana pasada se suicidó en el baño de la cárcel.
- ¿Cómo?
-Sí. La abstinencia.
-No me importa.
- ¿Tu bebé? ¿Cómo está?
-Creciendo.
-Hay algo que debo decirte.
- ¿Qué pasa?
-Me citaron en el juzgado y me notificaron que tu condena la redujeron dos años.
-Eso ya no importa. El delito está cometido. Serán diez años aquí.
-Hay posibilidades de que no corra peligro tu cédula.
- ¿Es todo?
-Por el momento.
-Ahora, soy yo la que quiere pedirte algo.
-Te escuchon - dice el abogado.
- ¿Cuento con tu confidencialidad?
-Dime.
-Este lugar no es para que crezca mi hijo. He tomado dos decisiones. La primera: No quiero que le digas a nadie que me redujeron la condena. El día que yo ponga un pie afuera, yo desaparezco Francis tomó aire Cintia, la mamá de Oscar, me dijo que ellos ya están juntos. Quiero y yo solicito que Oscar e Israel críen a mi hijo. Quiero que ellos sean sus padres.
Fabricio escribió todo lo que Francis le decía.
-No está fácil lo que me pides. Será sencillo que tú solicites dar en adopción a tu hijo por las circunstancias en las que te encuentras, pero respecto a ellos dos no es fácil. Es una adopción homoparental.
-Eres un abogado fregón. Podrás hacerlo. Dame un papel y pluma.
La doctora con su peculiar letra cursiva escribió el siguiente mensaje.
Para Israel y Oscar.
Sé de su relación y los felicito. Son una pareja increíble.
Mi petición es que ustedes dos críen a mi hijo. No se hagan, desde hace años ustedes ya tenían ganas de cumplir ese deseo.
Los quiere, Francis Joya.
Fabricio recibió el papel con la letra de la joven y lo guardó en su portafolios.
-Está bien. Comenzaré con el papeleo. Pero no será fácil. Tengo unos conocidos que me ayudarán a que el niño siga contigo en lo que terminamos el proceso de adopción.
-Así será.
-Pero debo preguntarles a ellos si quieren adoptar al niño
-Ellos lo harán. Los conozco.
Fabricio citó a los dos jóvenes en su despacho. Se hicieron un espacio para asistir puntualmente a la cita.
- ¿Pasa algo? pregunta Israel.
-Tengo algunas cosas que comunicarles.
- ¿Sobre qué? preguntó Oscar.
-La semana pasada, el señor Gabino se suicidó.
-Vaya Oscar levantó la ceja.
-Se colgó en el baño de la cárcel en la madrugada.
- ¿Lo sabe Francis? - pregunta Israel.
-Sí. Y la otra es sobre la misma Francis. Hablé con ella.
- ¿Cómo están el niño y ella? Israel preocupado por ellos.
-Bien. No hay problema con ellos.
- ¿Entonces? insiste Israel.
-Francis sabe que ustedes tienen una relación, por ello me solicita que ustedes críen a su hijo.
Los dos jóvenes se miraron. Se sorprendieron de lo que el abogado les estaba solicitando.
- ¿Qué? ¡Pero ella es la mamá! Israel dijo - ¿sabes lo que nos estás pidiendo?
-Yo no. Es ella. Francis lo solicitó.
El abogado les mostró la carta que la joven le envió. Los dos la leyeron.
-Ahora, si ustedes no lo desean, se lo informo a ella y se da en adopción a otra pareja.
-No interviene Oscar Israel y yo no tenemos nada que pensar.
Israel miró a Oscar. Tenía miedo de lo que se aproximaba. Era el hijo de Flavio. Pero Oscar insistió. Era la oportunidad para tener su propia familia.
-Está bien ¿Qué sigue?
-La carta es de ustedes. Tengo que iniciar el proceso primero que Francis da en adopción a su hijo y después inician un proceso de adopción con ustedes y ahí estará lo complicado.
-Porque somos homosexuales lo interrumpe Israel.
-Yo no tengo ningún problema, los servicios infantiles pondrán trabas. Yo me comprometo que Yahir será entregado a ustedes en un límite de dos años.
Antes de irse, Fabricio le hizo una petición a Israel.
-Israel. Vi a mi hermano. No está bien. Clara, tu abuela, hace lo que puede para animarlo.
-Me daré un espacio.
Continuará
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