El regalo de mamá.
El shopping se encontraba atestado de gente, las ofertas de los fines de semana atraían a los clientes.
Ernesto se encontraba haciendo fila para entrar a una tienda de ropa de mujer, era el cumpleaños de su madre y quería comprarle algo bonito, aunque no muy caro, las finanzas no le daban para mucho, pero no se quejaba, otros ni siquiera podían conservar el empleo.
Cuando al fin pudo entrar, una muchacha muy agradable lo atendió, quería, le explicó algo elegante para su madre y dentro de sus posibilidades encontró una gabardina que según la vendedora estaba muy de moda además de ser sumamente elegante, se fijaron en el talle y decidió llevarla.
La pagó y se la envolvieron para regalo, sabía que a su madre le iba a encantar.
Esa noche fue a casa de sus padres llevando una torta y el regalo para su madre.
Estando todos los hermanos reunidos, la madre abrió el regalo.
Ernesto al verlo no salía de su asombro, no era lo que él había comprado, aquello era mucho más barato y no estaba seguro de que fuera del agrado de su madre.
Elvira, la madre de Ernesto le preguntó si estaba seguro de querer que ella saliera a la calle con su regalo.
Ernesto no podía creer lo que veía, ropa interior roja y un desabillé haciendo juego, todo muy sexi lo que sirvió para que sus hermanos y su padre rieran como nunca.
-Eso no puede ser, no es mi compra, mañana sin falta voy a que me den lo que compré y devuelvo eso que, aunque sé que podías usarlo, no creo que te agrade.
No te preocupes Ernesto, mañana te lo cambian dijo Elvira.
La fiesta siguió su curso, se abrieron todos los regalos, comieron torta y no faltó el champagne después cada uno a su casa.
Ernesto vivía muy cerca de la casa de sus padres, al llegar a su casa estaba muy pensativo, no imaginaba en qué momento le habían cambiado el regalo.
A la mañana siguiente volvió al shopping, entró a la tienda y la misma vendedora lo volvió a atender.
Luego de las explicaciones, la joven buscó entre las boletas de la persona que había comprado la ropa interior y como había pagado con tarjeta de crédito encontró su teléfono.
De inmediato se comunicó con la persona que buscaba, pero no tuvo necesidad de hablar con ella porque estaba detrás de Ernesto con el paquete en su mano.
Luego de las explicaciones, las cuales nadie supo dar, el regalo fue cambiado y la conversación surgió de inmediato entre Ernesto y la clienta.
Los regalos volvieron a ser envueltos y los dos salieron del shopping.
Ernesto le preguntó si había desayunado a lo que Cristina, la del otro regalo, le dijo que se había levantado muy temprano para no tener que hacer colas en el shopping y que de buena gana aceptaba la invitación ya que aún no lo había hecho.
Desayunar con una linda chica era nuevo para Ernesto, los domingos eran días de fútbol y casi siempre lo hacía solo, para después reunirse con sus amigos en la cancha.
Así se conocieron Ernesto y Cristina, al terminar de desayunar ambos y cada uno tenía el número de celular del otro.
Ernesto fue a casa de sus padres a llevarle el verdadero regalo a su madre que estaba tan contenta que no sabía cómo agradecerlo.
Elvira quiso que su hijo se quedara a comer con ellos, pero él ya tenía otros planes, había avisado a sus compañeros que ese domingo le era imposible jugar pues le dolía un poco la rodilla.
Al medio día estaba llamando a Cristina para invitarla a almorzar.
Pronto se encontraban en un restaurante céntrico degustando la pasta de los domingos, ravioles de pollo con tuco, aquello era una delicia y tanto él como ella charlaban a sus anchas contándose todo uno del otro.
Dos meses había pasado cuando cierto día Ernesto se encuentra con un amigo que hacía tiempo que no veía y charlando, Fernando, el amigo, le dijo que había conocido a una chica en circunstancias muy especiales y se había enamorado.
Ernesto lo felicitó y le dijo que a él le había pasado lo mismo y que deberían hacer una cita doble así se conocían todos.
A los pocos días se daban cita todos para el tan ansiado encuentro.
Lo que ocurrió después no es lo que los muchachos esperaban, al verse todo fue muy raro, Cristina estaba pálida y Yamila, la pareja de Fernando por el contrario estaba roja hasta la nariz, al momento Ernesto se dio cuenta de todo, lo que no sabía era el porqué.
Al verse descubiertas, las muchachas confesaron la verdad, Yamila era la vendedora de la tienda y Cristina su amiga que al estar pasando un momento muy difícil pensaron en idear un pequeño plan que en realidad no lastimaría a nadie, lo que ellas ganaban en sus respectivos empleos no les alcanzaba ni para la comida e idearon hacer el cambio de las compras si la persona que las hacía les agradaba y así tendrían por lo menos o el desayuno a el almuerzo o la cena aunque más no fuera algunos días a la semana. Yamila hacía el cambio y después casi siempre sucedía lo inevitable, los hombres suelen enamorarse muy fácilmente de una linda presencia, lo demás ya lo sabían y pedían perdón, nunca pasaban de una cena o un almuerzo dijo Cristina, pero esta vez se prolongó mucho más, se había enamorado de Ernesto y ….
A Yamila le había pasado igual, estaba perdidamente enamorada de Fernando y le daba miedo que al enterarse la dejara.
Así fue que pidiendo disculpas les dijeron que saldrían de sus vidas, pero que por favor no las denunciaran, todo era muy difícil para ellas como para perder el empleo.
Fernando y Ernesto completamente asombrados por algo tan ridículo como el haber sido engañados por aquellas hermosas chicas no pudieron menos que reírse, la verdad era que el daño no había sido para nada irreparable y la verdad verdadera era que ellos también estaban enamorados.
Ese fue un día muy especial, los cuatro jóvenes decidieron empezar todo de nuevo y dándose las manos cada pareja, se presentaron formalmente y de ahí en más, sólo el tiempo lo dirá.
Omenia
3/11/2023
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