Libertad.
Benjamín era un niño especial, vivía con su madre en una calle especial, tan real como la vida misma, en la completa miseria de un callejón sin salida.
Su madre lo fue criando durante el día con las sobras de lo que otros dejaban, pero a la noche, la vida cambiaba para ellos, porque Benjamín se acurrucaba a su lado para oír los cuentos que ella inventaba para él y que los hacía vivir en un mundo diferente.
El mundo de los sueños y la fantasía había llegado a convertirse en su realidad y él mismo comenzó a inventar cuentos nuevos, que luego que el tiempo fue pasando, le contaba a su madre.
Así era la vida de Benjamín y de su madre hasta que una noche al recostarse junto a ella, Benjamín al mirarla notó que se había dormido, pero su rostro era diferente, en él a pesar de que sus ojos estaban cerrados, ya no se veían las arrugas ni los surcos que viera cada noche, por el contrario, una sonrisa tenue parecía alegrar su cansado rostro.
El muchacho se recostó a su lado para abrigarla y como todas las noches le contó un cuento nuevo hasta que el cansancio lo durmió.
Y así, la noche llegó a su fin y con los primeros rayos de sol, dos almas volaban abrazadas por el firmamento. La realidad había muerto para dar paso a la fantasía más asombrosa y por los siglos de los siglos volarían convirtiendo los sueños de millones de almas en realidad, la verdadera esencia de la vida, la fantasía de los sueños.
Omenia 22/10/2023
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