Crecimos entre apóstatas y herejes
en un tiempo en que la fortuna
tenía formato de beso de tornillo.
Nadie se ocupó de enseñarnos que
en el amor no todas las heridas se curan
con saliva.
Y ahora,(aún),
que el paso de los vientos nos debiera haber redimido,
sólo acierto a blasfemar mientras riego
aquella no-me-olvides que sembraste en mi memoria
con cientos de sueños disolutos ahogados en sangre.
Texto agregado el 11-10-2004, y leído por 156
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
26-09-2005
Exelente buscas y encuentras, el gnosismo puede ser un camino de verdad. putumayo
27-11-2004
Me ha gustado, transmite dureza, dolor. Mis estrellas y un saludo. Eulba
11-10-2004
Muy bueno espartako
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