EL MAGO


Llora el Mago
envuelto
en su roja capa;
con el alma rota
el Mago llora
su primera derrota.
El famoso Mago
que todo lo podía
con su varita mágica:
al cuy, gato o tucán
fácil los desaparecía
en su sombrero truhán.
Conjurando
con extraño idioma,
y alzando
su varita al cielo,
traía las lluvias
a campos sedientos;
y a los vientos
para airear los patios;
hacía aparecer
las ovejas y vacas
hace tiempo perdidas;
esfumaba las heridas
del pájaro apedreado;
y de truchas llenaba
los ríos montañosos
y de arcoiris adornaba
el cielo sitiado de aves,
dejando a todos gozosos.

Una noche sin luna
mientras soñaba
al tiempo evaporar,
una masa decidida
de gente sin vida
lo raptó sin decir nada:
mustios los rostros
cargando a su Mesías
ilusionados que él
les traería mejores días.

Acabada la procesión
lo plantaron
ante la faz de la aldea
más triste del mundo.

Entonces le rogaron
besándole la frente...
¡Dolor sintió no poder
ayudar a toda esa gente!

Y había que ser sincero:
sí, era mago truquero
que varita no ha nacido
que a Éso haya vencido.

Y se fue al atardecer
envuelto de soledad
impotente de no ser
un mago de verdad.

Esa mañana trágica
le pidieron la proeza
que su varita mágica
desaparezca la pobreza.